“…el Presidente de la Republica Dr. Alberto Fernández, nos manifestó su determinación de salvar a la compañía, objetivo con el cual naturalmente coincidimos; no estamos de acuerdo con el procedimiento de expropiación que el Presidente considera como el adecuado para ese fin.”
El anterior párrafo figura en la carta dirigida a la sociedad por parte del Directorio de la empresa Vicentín. Queda así claro que la intempestiva intervención y la expresa intención de expropiación no es, en absoluto, el deseo de la empresa.
Los argumentos dados por parte del Gobierno son, por lo menos, ridículos.
Este avance del Poder Ejecutivo sobre el sector privado, y en menoscabo del Poder Judicial y Legislativo, resulta extremadamente peligroso; para peor de males, en un momento donde, como nunca, se necesita serenar las aguas del mundo económico y alentar la inversión. Para colmo, cuando se está en plena renegociación de la deuda soberana.
El avance del Estado es, en primer lugar, sobre la cadena agroindustrial. Que nadie vaya a creer que es solo sobre algún eslabón determinado. Lo es sobre todos.
Su enorme capacidad y productividad para generar commodities y alimentos de calidad y a gran escala es algo indiscutible en el mundo. Sin embargo, en un momento donde en el país se encuentra bajo el riesgo de incendio, el Gobierno viene a tirar nafta.
El eslabón primario, que da origen a los demás eslabones, está formado por decenas de miles de productores agropecuarios. Y ellos están considerados entre los más eficientes del mundo.
Lamentablemente, un repaso a la historia muestra que, a la postre, quienes pagan el desquicio son ellos. Porque detrás de esta cortina se esconde la voracidad estatal por más recursos, mediante otras formas de intervención en el mercado de granos.
Así las cosas, no llama la atención la posición de una gran cantidad de productores y contratistas agrícolas. Desde el anuncio presidencial sobre Vicentín, varios productores auto-convocados de del interior del país empezaron intercambiar información y opiniones, a través de grupos de redes sociales.
E incluso, a manifestarse.
El caso de Avellaneda es el más visible y es el que ha descolocado al Gobierno.
En tanto, y ahora bajando a la cuestión cotidiana, el mercado de granos a nivel local, respecto a la soja, el valor de compra por la mercadería con entrega inmediata se mantuvo en $ 15.300. Por su parte, el precio ofrecido por el maíz disponible fue nuevamente de $ 8.700.
En cuanto a Chicago, los futuros de soja cerraron con bajas, por la resistencia técnica en los contratos de oleaginosa.
Por otra parte, los contratos de maíz se mantuvieron en niveles similares a los de viernes pasado. Es que el USDA, el jueves pasado, estimó cierta reducción en la condición del cultivo.