La siembra de trigo avanza a buen ritmo por todo el país y los productores ya tienen en mente qué estrategias de fertilización implementar para sacarle el máximo jugo a los lotes.

El aporte nutricional es clave para acercar los rendimientos y la calidad del cereal a su máximo potencial: los nutrientes que siempre se priorizan son nitrógeno y fósforo, pero no son los únicos que necesitan ser aportados dentro de los planteos productivos.

“Entre los microelementos, el zinc es uno clave que está mostrando limitantes cada vez más marcadas. Estudios realizados en los últimos años, muestran que entre 60 y 70 por ciento del corazón triguero del sudeste de Buenos Aires es deficitario en zinc, lo que significa que hay que suplementar esos lotes para corregir esta deficiencia”, comenta Enrique Cirolini, Asesor técnico-comercial de Compo Expert para el este y oeste de Buenos Aires.

Para Cirolini, el zinc debe comenzar a incluirse dentro del plan de fertilización, no solo para reponer la extracción que se hace con el cultivo, sino también porque ayuda a la planta a ser más eficiente en el uso del nitrógeno.

“Cuando uno habla de zinc, habla también de nitrógeno. El uso de zinc mejora el uso y la eficiencia de uso del nitrógeno en la planta, permitiendo incluso contribuir a mejorar los niveles de proteína”, resume el representante de Compo Expert.

Beneficios

Según Cirolini, lo que logra el zinc es favorecer el enraizamiento de la planta, lo que implica una mayor exploración del suelo permitiendo una mejora en la absorción de agua y de nutrientes.

Para quienes todavía no han sembrado, el asesor de Compo recomienda el uso de Nutriseed Zm Flo, un curasemillas con posibilidad de actuar como biopotenciador gracias a su gran concentración de zinc.

“La dosis recomendada es de 300 centímetros cúbicos cada 100 kilos de semilla. El trigo requiere unos 40 gramos de zinc por tonelada producida y con la dosis de Nutriseed Zn flo estamos aportando unos 250 gramos.”, destaca Cirolini.

Y agrega que los ensayos realizados por Compo Expert muestran que esta estrategia puede aumentar los rindes unos 280 kg por hectárea, con respecto a lotes testigo sin tratar.

Además, remarca que el costo económico de aplicar este fertilizante es bajo en función de la retribución que se logra al momento de la cosecha.

En paralelo, el ejecutivo de Compo Expert, también aconseja acompañar el curasemilla con el adicionado de un arrancador a la siembra. Se trata del producto microgranulado Easy Start, que aporta nitrógeno, fósforo, azufre, zinc, hierro y manganeso, y logra buenos aportes de rendimiento con una dosis de entre 20 y 25 kilos por hectárea.

Para Cirolini, de todos modos, todas estas decisiones se deben tomar a partir de muestreos de suelo, que deben repetirse con cierta frecuencia, para conocer cómo está la situación nutricional de los mismos y determinar qué nutrientes hay que reforzar.