Suena realmente insólito que mientras por la aplicación de una cuarentena extra largar e innecesariamente y tan amplia que hace caer miles de comercios pequeños y medianos de todo tipo de rubro, el gobierno decida estatizar Vicentin, una empresa fundamentalmente comercializadora de granos, actividad que nada tiene que ver ni con la seguridad nacional y menos con la seguridad alimentaria de la población. Si la gente pasa hambre será por los errores de política económica del gobierno y no por una cerealera que va a la quiebra. Si fuera por una cuestión de salvar los puestos de trabajo de Vicentin, lo mismo debería hacerse con la zapatería, el negocio de muebles, el kiosco y tantas actividades que en los últimos meses no logran vender un centavo por la cuarentena que impuso el gobierno. En ese caso iríamos a un modelo tipo Cuba en que el Estado pasa a ser el dueño de todas las empresas.

La realidad es que el Estado pierde cientos de millones de dólares con las empresas estatales. No puede manejar eficientemente Aerolíneas Argentinas y ni siquiera tiene capacidad para administrar bien las cuentas del sector público, porque la principal fuente de financiamiento del estado hoy es la emisión monetaria que hace el BCRA, y encima pretenden estatizar una empresa cuyo servicio lo puede prestar cualquier otro competidor.

A los políticos les encanta jugar a empresarios, total ellos no ponen la plata para hacer un negocio que si sale mal no pierden. Es más, por lo general ponen al frente de las empresas públicas a gente no capacitada para administrarla. Son militantes del partido a los que les dan una empresa para manejar como recompensa por su militancia política. El objetivo es buscarles cargos para tenerlos como militantes políticos remunerados Remunerados por el contribuyente. Y por supuesto que las pérdidas de esas empresas también recaen sobre los hombres del agobiado contribuyente.

Si Vicentin no puede pagar todo lo que debe, se venden sus activos y se liquida la empresa, pero no hay ningún motivo para que el estado siga convirtiéndose en empresario. Porque no es su función. Antes de ponerse a comercializar granos, el gobierno debería ocuparse de tener en condiciones los hospitales que están bajo la órbita nacional, rutas adecuadas, seguridad en la vía pública y combatir el narcotráfico por citar solo algunas de las cosas que hoy hace pésimo.

Cuando se hizo la convertibilidad, las privatizaciones, además de servir para prestar un mejor servicio (recuerde el lector lo que costaba conseguir un teléfono en la época de ENTEL) hubo que privatizarlas porque también era un instrumento de estabilización. Eran tales las pérdidas de las empresas estatales que tenía que enfrentar el tesoro que, finalmente, el BCRA tenía que emitir moneda para financiar las pérdidas de las empresas públicas disparando la inflación. Las pérdidas de esas empresas estatales llevaron primero al rodrigazo y luego a la hiperinflación.

Es increíble como retrocedemos en el tiempo y no aprendemos de nuestra historia reciente que tanto hizo sufrir al pueblo argentino. Llevar a la Argentina a otro rodrigazo e hiper parece ser el deseo del gobierno actual.

Fuente: Economía para Todos