Hoy se publicó en el Boletín Oficial la decisión de extender hasta el 22 de mayo el período de aceptación del canje de la deuda "Del análisis del estado de la situación actual del Canje resulta conveniente extender esa fecha a los efectos de incrementar la participación y continuar con la agenda de comunicación activa con los tenedores de los títulos elegibles", agregando que los resultados se anunciarán el 25 de mayo.

El viernes último, había vencido el plazo de aceptación de la oferta de reestructuración de la deuda que el gobierno argentino propuso a los bonistas: canjear 66.300 millones de dólares de bonos emitidos bajo legislación extranjera con una quita de intereses de un 62%, de un 5,4% en el capital y tres años de gracia. La oferta se alineó con el análisis de sustentabilidad del Fondo Monetario Internacional, que consideró que la Argentina es “insolvente” y necesita un “alivio sustancial”. La baja adhesión a esta propuesta ofrecida por el Ministro de Economía, Martin Guzmán menor al 20%, lo obligó a retomar el contacto durante el fin de semana con los principales fondos de inversión, como Black Rock, Fidelity y Pimco.

Hoy se sabrá cómo Argentina avanzará en este sentido y dada la situación tan compleja por la que atravesamos, la necesidad de acordar debería darse lo más rápidamente posible, pues las consecuencias de un nuevo default serían desastrosas para el país: implicaría no sólo quedarnos sin crédito sino aislarnos otra vez del mundo civilizado.

Se abre un nuevo período de concertación con resultados inciertos, aunque sin perder de vista el horizonte de sostenibilidad de la deuda, concepto innegociable para el presidente Alberto Fernández: “Una deuda sostenible es una deuda que no posterga las necesidades de los argentinos y las argentinas”.

¿Qué quiere decir sustentabilidad económica?

Cuando uno revisa la situación de las deudas públicas en otros países, lo importante es tener capacidad de pago y eso se logra o bien con ahorro genuino o bien con nuevo financiamiento. Entonces, sin superávit primario y sin crédito la deuda no es sustentable. Estábamos muy cerca de lograr el equilibrio fiscal a finales del año pasado, pero la situación se deterioró muchísimo antes, pero sobre todo como consecuencia de la pandemia. Ante la resistencia a reducir o al menos mejorar la calidad del gasto público, la única opción sería cobrar más impuestos, lo que implica que el ajuste lo haría otra vez el sector privado.

Por eso es tan importante tener éxito en este canje, para lo cual la clave es dar certeza de que la Argentina va a poder pagar. Hemos mostrado voluntad de pago, expresada en numerosas oportunidades por el presidente Fernández y ratificada este sábado: "Nadie quiere caer en default. Tanto no queremos caer en default, que hacemos una oferta para no caer en default”. Vamos a "asumir compromisos que podamos cumplir" pero de ser necesario se continuará "dialogando de buena fe con los acreedores con el objetivo de alcanzar un acuerdo sostenible".

¿Cómo demuestra la Argentina capacidad de pago?

Básicamente, con la presentación de un plan económico donde se definan claramente variables, hipótesis de crecimiento y metas cuantitativas a alcanzar, sobre todo el superávit primario. Por algún motivo imposible de comprender, hasta ahora el gobierno se niega a tener un plan. Esto debilita al argumento del propio ministro Guzmán respecto de la sustentabilidad, porque no podemos demostrar capacidad de pago y lo que él propuso a la vista de los acreedores no es más que una quita significativa: nada dice acerca de cuándo vamos a pagar o si lo que se promete pagar es alcanzable.

Consecuencia de todo esto es que estamos en una situación, como bien definió el economista Guillermo Mondino, potencialmente muy grave y en apenas 10 días Argentina puede entrar en el noveno default de su historia. ¿Tenemos tiempo en 10 días de mostrar un plan económico? Fernández ganó cómodamente las PASO y era bastante evidente que tenía chances de quedarse con la presidencia en octubre, pudo haber establecido en ese momento un equipo de economistas que elaborasen un plan económico tendiente a combatir la inflación y a la inevitable reestructuración de la deuda. Tampoco se aprovechó el tiempo entre las elecciones en octubre y la asunción, el 10 de diciembre y en estos meses el foco estuvo en la de deuda sin elaborar un plan económico ... ¿podremos hacerlo en este escaso margen que nos queda? Parece difícil. El costo de no contar con este plan económico es muy significativo, porque justamente no podemos definir parámetros para que los actores económicos tomen decisiones incluyendo la reestructuración de la deuda, para aceptar lo que la Argentina propone.

Para evitar la cesación de pago, a partir de este lunes se abren dos escenarios donde uno es muy costoso y consiste en pagar el vencimiento que había quedado pendiente de abril, de bonos de alrededor de 500 millones de dólares y que vencen nuevamente el 22, lo que permitiría seguir negociando. Pero como hay vencimientos también en los próximos meses, tampoco sería una solución estructural y lo que haría es patear el problema hacia adelante.

El otro es más factible: pedir un “stand still”, una postergación acordada con los bonistas para octubre o noviembre. Cuando el país tenga más claridad respecto del impacto económico de la pandemia de coronavirus y sobre todo con un plan económico serio y bien estructurado, podamos establecer una negociación adulta basada en parámetros objetivos y volver a sentarnos idealmente con equipo calificado y experimentado de negociadores para encauzar la situación.

Sin embargo, con el escaso nivel de aceptación del viernes, la Argentina “quedó pagando”. Por querer imponer un criterio caprichoso, absurdo para la contraparte, podría tal vez constituir un argumento interesante para discutir académicamente, pero resulta inviable en la práctica. Por haber establecido un relacionamiento demasiado agresivo con los bonistas llegamos a esta situación tan compleja. Quedan apenas 10 días para evitar el descalabro.

En este escenario de pandemia, donde la caída de la economía es tan profunda, tal vez inicialmente el impacto del default no sería tan dramático. Sin embargo, el ritmo de la potencial recuperación económica, luego de superada la pandemia, se vería muy afectado precisamente por la falta de financiamiento para el sector público, pero también sobre todo para el sector privado.

Es esencial evitar otra cesación de pago por las consecuencias que esto acarrearía en materia de pobreza, marginalidad, de continuar la decadencia que la Argentina lleva hace varias décadas. Esto no es culpa de los que nos han prestado plata (ya sea los bonistas o el Fondo Monetario Internacional); esta situación es producto básicamente de que gastamos más de lo que recaudamos y esa debilidad nos obliga a ir a pedir prestado.

Esto lo hacen casi todos los países. Pero ¿el problema que la Argentina tiene hoy es de liquidez solamente o de credibilidad? Si países que tienen un porcentaje mayor que el nuestro de deuda sobre su producto interno bruto, como Brasil, Japón, Alemania, Estados Unidos, tuviesen la credibilidad de la Argentina, con una historia similar a la nuestra en términos de incumplimiento de las obligaciones ¿acaso no estarían igual o peor que nosotros? El problema no es la relación deuda sobre el producto, sino la falta de credibilidad: porque no nos creen, no nos prestan.

Para que nos crean, debemos tener un plan e interlocutores con experiencia en gestión, con la capacidad de sentarse en una negociación y llevarla adelante con los criterios y formas adecuadas para estas circunstancias, donde no hay lugar para la improvisación.

Es esencial evitar otra cesación de pago por las consecuencias que esto acarrearía en materia de pobreza, marginalidad, de continuar la decadencia que la Argentina lleva hace varias décadas.
El presidente Fernández para tomar decisiones en el contexto de la pandemia de Covid-19 se rodeó de profesionales de jerarquía, experiencia y conocimiento que lo asesoran, de acuerdo con un plan diseñado en 5 etapas. En esa dinámica ha alcanzado objetivos importantes y logró con éxito aplanar la curva de contagios, con sus consecuencias económicas, pero siempre recalcando que su prioridad es salvar vidas humanas. ¿Por qué no desarrollar un criterio similar precisamente en el área que el presidente definió como la más importante de su gobierno, la negociación de la deuda? Si lograse aplicar el mismo método a la cuestión estrictamente económica podríamos entonces mejorar la capacidad de la Argentina de tener un plan económico coherente, consistente e integral y sobre todo de lograr encauzar, quizás con éxito, la negociación.

Por Sergio Berensztein
Fuente: TN