En una edición anterior de Valor Carne la consultora Elizalde & Riffel analizó la alternativa de destinar parte de un campo criador a recriar. La conclusión fue que, aún produciendo mayor cantidad de kilos por hectárea, la recría no siempre resulta más rentable cuando se utiliza un mismo recurso forrajero, siendo el logro de buenas ganancias diarias de peso una de las claves para mejorar el margen. Ahora, agregan un nuevo interrogante al tablero de inversiones de la empresa ganadera: ¿Es más conveniente intensificar la cría o la recría? En esta entrega los especialistas comparan el resultado económico de cada una de estas actividades en tres niveles de producción, utilizando los mismos recursos forrajeros para ambas.

Los modelos

La intensificación se basa en ir reemplazando la superficie de campo natural por algún recurso forrajero mejorado, sea promoción anual o pastura perenne, lo que se traduce en un aumento de la carga animal y en la mejora de la ganancia de peso de la recría. Los datos productivos se obtuvieron a partir de los avances logrados mediante estas prácticas en campos monitoreados por la consultora Elizalde & Riffel, en especial en la provincia de Buenos Aires.


Los planteos de cría contemplan una tasa de destete del 80% y un peso al destete de 170 y 180 kg/cab para hembras y machos, respectivamente. El precio de venta del ternero macho destetado fue de 105 $/kg y el del recriado, de 90,3 $/kg con una relación de compra-venta de 86%.

Este valor surge de comparar la cotización de venta promedio de la categoría novillitos de 1 a 2 años y 2 a 3 años, y de los terneros machos de 180 kg de todas las ventas del ROSGAN durante 2019. La ganancia de peso durante la recría (10 meses) resultó de 0,4 kg/cab/día para el sistema de baja intensificación y de 0,45 kg/cab/día para los planteos de media y alta intensificación.

Con estos parámetros se obtuvieron los resultados productivos y económicos y se evaluó la conveniencia del reemplazo de cría por recría en un campo criador.

En kilos

La producción de carne obtenida en cada actividad en los tres niveles de intensificación, con igual carga animal, se volcaron en el siguiente gráfico:


La recría produce más kilos de carne por hectárea que la cría independientemente del nivel de intensificación. Sin embargo, el grado de incremento entre ambas actividades es distinto.

Así la recría en campo natural produce un 17 % más de carne que la cría, pero a medida que se incluyen mejores recursos forrajeros -que permiten mejorar la carga y la ganancia de peso- la diferencia entre ambas actividades se amplía progresivamente hasta un 40%. Es probable que si la intensificación se acentúa, reemplazando el 20 % restante de campo natural por pasturas, por ejemplo, el diferencial a favor se siga ampliando pero a tasa decrecientes.

En plata

A continuación, se presentan los resultados económicos de la cría y recría utilizando los mismos recursos en cada uno de los tres niveles de intensificación.


El margen bruto de la recría fue menor (-30 U$S/ha) que en la cría (-12 U$S/ha) en el nivel de intensificación bajo. Esto puede deberse a que, a pesar de utilizar los mismos recursos (100% campo natural), la menor ganancia de peso del novillito (0,4 kg/cab/d) impacta negativamente aunque la producción de carne fue 17% superior. Esto también indica que el resultado de esa mayor producción de carne fue neutralizado en gran parte por la relación de compra-venta entre el ternero y el novillito (86%).

Una situación similar se advierte en los niveles superiores de intensificación donde la recría, a pesar de producir entre un 38 y 40% más de kilos, genera márgenes similares e incluso inferiores a los de la cría, aún cuando la ganancia mejora a 0,45 kg/cab/d. No obstante, la relación de compra-venta puede distorsionar el resultado económico de una actividad potencialmente mucho más productiva.

En cuanto a la rentabilidad sobre el capital de trabajo, que se vuelca en el siguiente gráfico, el comportamiento fue similar. Se aclara que el capital de trabajo es la suma del capital hacienda (vacas en cría y terneros en recría) y del capital circulante (pasturas, verdeos, sanidad, alquiler del campo, entre otros).


La recría fue menos rentable que la cría en el nivel de intensificación bajo debido al menor margen y al mayor capital invertido.

Los niveles de intensificación intermedios y altos generan rentabilidades neutras o positivas sin grandes diferencias entre la cría y la recría, a pesar de que en estos casos la recría siempre es más productiva. El mayor capital de trabajo de la recría y la relación de compra-venta son los factores que pueden explicar estos resultados. De cualquier modo, aunque la inclusión de la recría no mejora el resultado económico de la cría, le podría otorgar la ventaja de una mayor flexibilidad al sistema en su conjunto.

Para reflexionar

Este estudio busca dilucidar mitos y contribuir a la toma de decisiones de los empresarios en los sistemas de cría y recría. Un primera advertencia es que, a niveles bajos de intensificación, el reemplazo parcial de la cría por la recría empeora el resultado económico. Desde este punto de vista, cualquier inversión debería destinarse preferentemente a mejorar la cría, actividad en la que se obtendrá más rentabilidad que en la recría.

A mayores niveles de intensificación la rentabilidad es la misma tanto en cría como en recría. En este caso, también sería conveniente seguir enfocados en la cría porque el margen de un campo criador no aumentaría demasiado al incorporar la recría.

¿Cómo mejorar el negocio de recría? La alternativa sería poder integrarla con la terminación alcanzando así una mejora en los resultados económicos que no se logra asociada con la cría. Dicho de otro modo, la recría debe buscar otros sistemas integrados para mejorar su margen dado que no resulta más rentable que la cría. Probablemente la recría-terminación o el ciclo completo en campos aptos para estos sistemas le dé más sentido a la recría en sí misma, una alternativa que los especialistas analizarán en una próxima entrega.

Por: Ing. Agr. Juan C. Elizalde, Ph.D. - Ing. Agr., M. Sci. Sebastian L. Riffel
Fuente: Valor Carne