En nuestro país hay principalmente cuatro especies de chinches que ocasionan los mayores daños a este cultivo durante la parte final del ciclo: Nezara viridula (chinche verde), Piezodorus guildinii (chinche de la alfalfa), Dichelops furcatus (chinche de los cuernitos) y Edessa meditaunda (alquiche chico). Es común la utilización del término “complejo de chinches fitófagas” para agrupar a estas especies.
Según una encuesta a productores de Aapresid durante la campaña 2018-2019 se realizaron en promedio casi 0,8 aplicaciones para el control chinches en soja. Si diferenciamos según región, el Litoral (Entre Ríos y Santa Fe) fue la que presentó el mayor valor con 1,1 aplicaciones, habiendo aplicado 2 veces en el 11% de los lotes y la región Sur (sur de Buenos Aires) presentó el menor valor con 0,3 aplicaciones, donde casi el 50% de los lotes no recibió aplicación.
Daño:
Los daños ocasionados por estas especies se comienzan a ver en estadios reproductivos del cultivo, ya que tienen preferencia a alimentarse de las vainas y granos en desarrollo. Poseen un aparato bucal picador suctor, cuya función es succionar contenido celular de los tejidos vegetales, mientras lo cual segregan enzimas toxicas que ayudan a licuarlos para facilitar su deglución.
El período de mayor sensibilidad frente a estos insectos es el que transcurre desde el inicio de formación de vainas (R3) hasta el inicio de llenado de grano (R5), donde los daños suelen ser más severos.
Los principales daños ocasionados son:
• Detención del desarrollo del grano
• Aborto de vainas pequeñas
• Deformación y decoloración del grano
• Modificación en la cantidad de hidratos de carbono y lípidos de la semillas
• Retraso de la maduración de la planta (retención foliar por la abscisión de
frutos)
• Facilitación del ingreso de patógenos generadores de enfermedades (bacteriosis
y hongos)
Todo lo cual repercute directamente en el rendimiento obtenido y en segundo lugar en la pérdida de calidad de grano, muy importante en lotes destinados a semilla.
En nuestro país mediante ensayos a campo se determinó que para el cultivo de soja, P. guildinii posee mayor potencial de daño que las otras tres especies que integran el complejo, mientras que D. furcatus seria la especie menos dañina. “La chinche de la alfalfa produce el doble de daño por individuo que la chinche verde y al menos 8 veces más respecto de la chinche de los cuernos”.
Ciclo de vida:
En relación al ciclo de vida de estas especies, podemos decir que transcurre entre hábitats agrícolas y no agrícolas dependiendo de la disponibilidad, lo que influye en la comunidad generada, dinámica temporal y, como consecuencia de ello, en los daños ocasionados a los lotes de soja.
Las chinches pasan el invierno como adulto pudiendo hacerlo debajo de rastrojos del cultivo, en malezas invernales, en lotes de alfalfa o en hábitats naturales no agrícolas (corteza de árboles, arbustos). Luego los individuos que sobreviven al invierno, emergen de su refugio en busca de plantas hospederas maduras como trigo u otros cultivos de invierno o hay especies como D. furcatus que prefieren el maíz en sus estadios iniciales. Allí comienzan a alimentarse y aumentar su población para luego trasladarse hacia los lotes de soja.
Una mención aparte merecen los cultivos de cobertura, ya que su incorporación a los sistemas genera un ambiente óptimo que actúa como puente verde favoreciendo el establecimiento de altas densidades de chinches, pero estos valores no necesariamente son determinantes del potencial daño a los cultivos estivales posteriores. Ensayos realizados en INTA Marco Juárez, determinó por ejemplo un 95% de disminución de la población (35 chinches/m2 de N. viridula) cuando el método de finalización de la vicia fue el rolo disminuyendo el potencial daño en el cultivo siguiente, mientras que el secado químico sin insecticida sí puede derivar a altos niveles de daños posteriores.
Por ello los patrones de colonización de las chinches en los lotes están íntimamente relacionados con su entorno, siendo común encontrar mayor cantidad de individuos en las borduras de lotes linderos a cultivos invernales que en el interior de los mismos.
La cantidad de generaciones poraño o ciclo varía según la especie y las condiciones ambientales, pudiendo llegar hasta 5 generaciones por ejemplo en P. guildinii al norte de nuestro país. La duración de cada ciclo también es variable, en este caso según la época en que ocurre, ya que por ejemplo en E. meditabunda en la primera generación la hembra muere luego del desove, mientras que en la última generación los adultos sobreviven el otoño, invierno y parte de la primavera en sus refugios hasta que finaliza su diapausa sexual.
Diferenciación:
Debido a que cada una de las especies que forman parte de este complejo tiene distinta capacidad de producir daño, resulta conveniente conocer las principales diferencias para la correcta identificación de los individuos presentes en un lote.
Monitoreo y umbrales de daño:
Las chinches tienen la capacidad de producir daños de importancia a bajas densidades poblacionales por ello es fundamental cuantificar la presencia de individuos mediante el monitoreo y para eso el paño vertical es de gran utilidad. En nuestro país esta herramienta está ampliamente establecida como sistema de muestreo, consiste en un paño de 80cm x 100cm de largo que termina en una canaleta de recolección.
Hay que tener en cuenta que el registro de datos a partir del monitoreo, puede tener variaciones según el horario de muestreo, sitio, número de muestras y quien lo ejecute, por ello es una tarea difícil de llevar a cabo.
El monitoreo no debe realizarse en los momentos de mayor temperatura, ya que durante esas horas las chinches se refugian y se obtiene menor número de caídas en el paño. Lo mismo ocurre los días con viento fuerte, aquí los individuos tienden a refugiarse incluso bajo la materia seca del suelo o a agarrarse con mayor fuerza de los tallos.
Debido a la forma de inmigración de estas especies, es conveniente comenzar el muestreo por las borduras de los lotes. Puede ocurrir que solo sea necesario realizar control químico en las cabeceras y no en el resto.
Se deben sacudir las plantas sobre el paño e inmediatamente observar la canaleta, ya que las chinches tienden a salir volando arrojando errores en la medición. Luego hay que observar el suelo y contabilizar también las chinches que cayeron ahí. Se contabilizan adultos y ninfas de estadios superiores (mayores a 0,5 cm de largo).
Para tener una adecuada cantidad de muestras se recomienda realizar al menos 1 muestreo cada 3 hectáreas, teniendo siempre como base 10 muestreos iniciales independientemente de la superficie.
El conocimiento del estatus de la población plaga en el lote obviamente tiene como objetivo la toma de decisión correcta al momento del control. En consecuencia también es necesario contar con un valor umbral por encima del cual se deberían tomar esas medidas de control. En la bibliografía nacional hay diversas tablas que sirven de guía para determinar el Umbral de Daño Económico (UDE) de cada sistema, teniendo en cuenta la especie de chinche, el estadio del cultivo y la distancia entre surcos, ya que hay diferencia en el impacto de la chinche según estas particularidades. Cabe aclarar que los autores coinciden con que este valor lejos de ser estático es variable en el tiempo, ya que debe considerar factores de importancia en la ecuación como el precio de la soja, activo a usar y costo del mismo, entre otros.
A continuación citamos dos tablas de umbrales confeccionadas por investigadores del INTA Pergamino y Oliveros respectivamente que sirven como guía para establecer el umbral del sistema, según las características particulares de cada uno:
Siempre es recomendable tener en cuenta todas las variables de influencia en el control y no intentar simplificar las tareas, ya que esto puede derivar en ineficiencias de control y en pérdidas extras. Por causas operativas suele ser común anticipar las aplicaciones previo a la llegada a umbral, pero esta práctica no es aconsejable por que comúnmente deriva en el resurgimiento de la plaga y en el aumento del número de aplicaciones, además no permite aprovechar la acción de los controladores naturales.
Estrategias de manejo:
El control químico es la técnica dominante de manejo de esta plaga. Para comenzar una correcta estrategia de control es crucial conocer el activo, su formulación, la calidad de aplicación y haber realizado el monitoreo previo para poder calcular la eficiencia del producto con un monitoreo luego de la aplicación.
Hasta su prohibición en el 2013 se utilizaba casi exclusivamente el insecticida organoclorado endosulfan de acción total para el control de chinches. Actualmente existen diversos insecticidas registrados para el control específico de chinches, todos ellos afectan al sistema nervioso y muscular del insecto y se ubican dentro de los siguientes grupos químicos: 1A Carbamatos, 1B Organosfosforados, 3A Piretroides y Piretrinas, 4A neonicotinoides y 4C Sulfoximidas.
Además pueden diferenciarse según la forma de acción en:
• Activos de contacto que actúan cuando la gota de la aplicación cae sobre el cuerpo del insecto o cuando éste camina sobre alguna gota depositada en la superficie del cultivo aplicado (principalmente: piretroides).
• Activos de ingestión o sistémicos que requieren que el insecto consuma parte del cultivo que fue aplicado para comenzar a tener efecto letal, estos productos en el cultivo se comportan como sistémicos ya que cuando penetran se mueven por el xilema de la planta. En el caso de las chinches que se alimentan del floema el efecto de este tipo de activos es más lento que en los de contacto (principalmente: neonicotinoides).
Está muy difundido el uso de mezclas de activos principalmente neonicotinoides + piretroides, otorgando cada uno características diferenciales a la mezcla. Mientras que los piretroides dan poder de volteo actuando principalmente sobre adultos, los neonicotinoides ofrecen mayor residualidad (15 dias aprox.) y trabajan principalmente sobre las ninfas o individuos a eclosionar.
También está registrada la mezcla de imidaclopird + clorpirifos (neonicotinoide + organofosforado), otorgándole este último control por inhalación debido a su mayor presión de vapor, mejorando el control en cultivo más cerrados.
Esta práctica de uso de mezclas de insecticidas con diferentes modos de acción es desaconsejada por algunos investigadores que advierten por la posible generación de resistencia que puede ocasionar (principalmente por las bajas dosis de cada activo que presentan algunas de las formulaciones), como así también por el costo ambiental que deriva del uso a veces innecesario de dos modos de acción distintos.
Sea cual sea el activo utilizado siempre será importante tener en cuanta y cuantificar la eficiencia de la aplicación. En general estas aplicaciones se caracteriza por tener poca eficiencia, considerándose adecuado un 80% de control para este tipo de aplicaciones, pero esto debería estar relacionado con la densidad de población inicial. Ya que con altos valores de individuos iniciales puede que luego del 80% de control se mantengan aún valores de individuos por encima de umbral necesitando una replicación.
Por ello en todos los casos para este tipo de productos debemos tener
especial atención a la calidad de la aplicación que estemos realizando. Como
principal indicador hay que considerar realizar gotas finas, ya que estas serán
las más adecuadas para llegar al tercio medio o inferior que es en donde
mayormente esta la plaga. Ese tamaño de gota a su vez, al ser más propensas a
evaporarse y derivase, requieren mayor cuidado y por ello posiblemente la
aplicación demande el uso de coadyuvantes que protejan las gotas.
Control biológico:
El control biológico dado a través de parasitoides y predadores puede reducir
notablemente la población dependiendo de las características del año
considerado. Este control se da de forma espontánea y permanente, pero es muy
susceptible a la acción de insecticidas no selectivos. Los “controladores” se
podrían clasificar en:
• Parasitoides de huevos. Se da principalmente por especies del genero Himenóptera (mayormente: Telenomus podisi y Trissolcus basalis), es importante poder detectar el parasitismo en el lote para evitar aplicaciones que lo detengan, dependiendo de la especie de chinche es posible evidenciarlo fácilmente por las modificaciones de color en los huevos.
• Parasitoides de ninfas y adultos. Comúnmente se da por Trichopoda giacomelli perteneciente al género Díptera, se evidencia por la colocación de huevos de color blanco sobre el tórax o cabeza de la chinches, principalmente adultas. Luego de eclosionar el huevo, la larva nace y se introduce en el cuerpo de la chinche transformándola en huésped.
• Son múltiples las especies que pueden consumir individuos de chinches, arácnidos, hormigas, o inclusive otras especies de chinches.
Conclusión:
No cabe duda de que es imprescindible el monitoreo sistemático y el conocimiento de la biología y morfología de estas plagas como así su relación con el cultivo, para poder predecir cuales sería los posibles daños y en base a ello tomar la decisión de realizar el control químico o no, teniendo en cuenta el impacto ambiental y económico que ello significa.
A su vez se hace evidente la necesidad de seguir sumando investigación sobre el desarrollo e interacción de este grupo de especies en los actuales sistemas agrícolas en modificación, por ejemplo por la implementación de cultivos de servicio durante el periodo invernal.
Fuente: Aapresid
Bibliografía:
Efecto del ambiente y prácticas de manejo sobre las poblaciones de las principales especies de chinches fitófagas en Argentina. Flores Fernando, Balbi Emilia. EEA INTA Marcos Juárez
Plagas insectiles del cultivo. Rubén Massaro. EEA Oliveros.
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Principales características de los insecticidas utilizados en el cultivo de soja. M.B., Kahl. INTA EEA Paraná.
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Manejo del complejo de plagas de soja: MIP versus Control Preventivo. Perotti, E.; Boero, L.; Gamundi, J. INTA EEA Oliveros.
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