Por ser consciente de la relevancia institucional de su mensaje en la Apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación lo escuché con especial atención este 1 de marzo. En este sentido es que me tomo el atrevimiento de hacerle algunos comentarios que quizás lleguen a sus oídos, pero quiero dejar claro de antemano que este mensaje de ninguna manera busca hacer una defensa corporativa ni gremial del sector al que pertenezco sino detallar brevemente cuál es la realidad que se vive en el mismo y lo útil que podría serle a la Argentina toda, si se lo dejara despegar:
Repasando su discurso, No puedo más que coincidir plenamente con usted cuando manifiesta: “…Necesito que la palabra recupere el valor que alguna vez tuvo entre nosotros…”. Créame que en nuestro sector es algo que aún en 2020 tiene un peso relevante.
También manifestó: “…Gobernar es admitir la realidad y transmitirla tal cual es para poder transformarla en favor de una sociedad que se desarrolle en condiciones de mayor igualdad…”. En este sentido, subrayé la última parte de la frase a la que le agregaría «…de oportunidades…”. El sector agropecuario hace décadas que viene siendo discriminado frente a otros sectores de la economía argentina con una presión impositiva especial, bajo el pretexto de que “…posee una Riqueza que debe ser redistribuida…”. Créame que esto dejó de ser hace muchos años, hoy en día la competitividad de nuestro sector obedece a la virtud y la audacia de los empresarios agropecuarios quienes Invierten año tras año millones de pesos en innovación, maquinaria de última generación y en los últimos eventos biotecnológicos para producir de la manera más eficiente posible, estando a la altura de los mejores productores agrícolas del planeta. Y esto lo hace asumiendo los riesgos propios de la actividad que tienen que ver con el clima y hace un par de décadas, también con el tembladeral que implica el Contexto Financiero Mundial. Los Productos Agrícolas son activos de riesgo con los que hay actores que especulan y eso es parte de la realidad, ni bueno ni malo, es lo que es, pero sin duda que constituyen el vaso comunicante entre la realidad mundial y los precios de los commodities que produce nuestro país. Así es que eventos disruptivos como la quiebra de Lehman Brothers, la Guerra Comercial entre Estados Unidos y China o el Coronavirus, pueden generar caídas de Precios que el empresario argentino debe asumir sin protestar ni pedirle ayuda a nadie. A todo esto deben sumarse los permanentes cambios en las condiciones institucionales en las que se desarrolla el negocio en nuestro país. Y para sumar una dificultad adicional recuerde que en el campo, se trata con “BIOLOGÍA”, motivo por el cual hay tiempos que son inamovibles, 6 meses desde que se siembra un cultivo hasta que se lo cosecha, sin contar los meses previos de preparación del suelo; o un mínimo de 15 meses desde que se preña una vaca hasta que se vende el ternero destetado. En el medio de esos plazos suelen cambiar las reglas de juego, en el ámbito local, frecuentemente el clima juega malas pasadas, con granizo, sequías o inundaciones, al mismo tiempo que el mundo actual patea el tablero de los precios cada vez con mayor frecuencia. Por este motivo es que en el sector agropecuario, los plazos son diferentes a los de cualquier actividad señor presidente. Se deben plantear proyectos productivos a 10 años durante los cuales se intenta guardar en las buenas para sobrevivir en las malas, las cuales se sabe que tarde o temprano llegarán. A esto se le suman las malas condiciones de financiamiento, limitado acceso al crédito productivo y tasas impagables para la actividad; situación bien diferente a la de cualquier sector agropecuario del mundo.
Detallado esto y volviendo a su discurso, usted planteó: “… En este proceso de desarrollo económico federal y en un marco de crisis fiscal como el que vivimos, el campo debe ser un protagonista importante. Los hemos convocado para que con su esfuerzo colaboren en la lucha contra el hambre… Los horticultores, los productores de fruta, de cereales, de carne o de leche tienen mucho que dar a los que necesitan. Pero también deben hacer el esfuerzo aquellos que producen y exportan porque tienen mejores condiciones en la Argentina de hoy…”. Créame que ese esfuerzo se hace a diario, no sólo trabajando en las condiciones antes descriptas sino aportando mediante los ya instalados “DERECHOS DE EXPORTACIÓN”, más de U$D100.000 Millones durante los últimos 17 años. Y sufriendo en esos años caídas de precios, sequías, inundaciones y altas mortandades de animales, sin pedirle ayuda a nadie.
Muy humildemente Señor Presidente, por conocer cientos de Empresarios Agropecuarios de la Argentina y sus ganas de sacar al país adelante. Por conocer sus intenciones de que sus hijos y nietos crezcan en esta nación y la vean progresar y hacerse grande aportando lo que corresponda en sacrificio y esfuerzo; es que le sugiero apoyar en serio al sector, alivianarle, al menos, la carga de Incertidumbre siempre presente, y no incrementar la carga impositiva actual para que eso constituya incentivo para más inversión que finalmente generará más producción. La actividad no resiste mayor presión impositiva, y terminará mermando su producción por hacerse inviable.
Nuestro sector agropecuario ama este país como pocos, sólo necesita que se le den condiciones mínimas de estabilidad, certidumbre y alguna reducción en la presión impositiva, para reaccionar inmediatamente aportando la riqueza que sabe generar y colaborando de esta manera a sacar al país de los problemas en los que se encuentra hace décadas.
Conociendo y entendiendo las dificultades en las que se encuentra el país
esperé con ansiedad sus definiciones en materia de políticas públicas para el
desarrollo productivo.
Por Ing. Hernán Fernández Martínez, Director Modulo de Comercializacion
Curso de Postgrado en Agronegocio
Fuente: Agroeducacion