El síndrome distérmico puede presentarse clínicamente con animales agitados, con elevada frecuencia respiratoria, jadeo, salivación excesiva, elevada temperatura rectal y en búsqueda continua de fuentes de agua para refrescarse. También se asocia, en casos extremos, a la presentación de mortandades que, en casos registrados por el Servicio de Diagnóstico Veterinario de INTA Balcarce, han alcanzado tasas de mortalidad de hasta un 15-25%. Estos cuadros pueden presentarse en animales consumiendo festucas tóxicas o gramíneas colonizadas por Claviceps purpurea.
Festucosis
El Veterinario Joaquín Armendano, de la Unidad Integrada Balcarce (UIB), explica que a pesar de que los problemas asociados al consumo de festuca tóxica son ampliamente conocidos en la veterinaria, “en los últimos 3 años han cobrado relevancia por el carácter cálido que han tenido los últimos veranos, con consultas que han abarcado desde bajas performances reproductivas hasta grandes mortandades”.
En este sentido, el profesional explicó que no deben menospreciarse los problemas que pueden darse en los animales, inclusive sin que se observen signos clínicos. Entre ellos se menciona las bajas ganancias de peso o pérdida de peso, baja en la producción láctea y bajos índices reproductivos.
“La festuca infectada con el hongo endófito Neotyphodium coenophialum (actualmente renombrado como Epichloë coenophiala), se caracteriza por acumular principios tóxicos denominados en conjunto como ergoalcaloides, que tienen la capacidad, entre otros efectos, de disminuir la capacidad del animal de regular su temperatura corporal, hecho que adquiere mayor importancia cuando la temperatura ambiental supera los 25°C”. De esta forma, los animales expuestos a condiciones ambientales moderadamente cálidas comienzan a manifestar alteraciones de su performance productiva. “Por encima de los 30°C de temperatura ambiental, los animales corren riesgo de muerte” apuntó el profesional de la UIB.
Armendano reforzó la importancia de conocer el porcentaje de infección que se tiene en las pasturas, para lo cual resulta indispensable enviar las muestras adecuadas a los laboratorios especializados, solicitando análisis de presencia del hongo endófito. El profesional aclaró que para la interpretación del resultado del análisis debe tenerse en cuenta cuál es el porcentaje per se de infección en la festuca, pero a su vez debe considerarse cuál es el porcentaje de festuca presente dentro de la pastura. “Se considera como moderadamente tóxica una festuca con una proporción de 20 al 30% de infección. Con una elevada toxicidad, cuando asciende al 50% o superior” afirmó el técnico.
Respecto de las medidas a tener en cuenta en animales que se sospechen intoxicados, Armendano recomienda asegurar sombra y agua de calidad y sobre todo evitar el movimiento de la hacienda. Con respecto a esto último, teniendo en cuenta que el inicio del verano coincide con movimientos obligados de la hacienda para vacunación de aftosa y carbunclo, sería importante utilizar la información meteorológica, y programar dichos movimientos en los días más frescos o en los momentos más frescos del día. “En días de elevada temperatura, hay que evitar el movimiento de hacienda, para disminuir el riesgo de ocurrencia de importantes mortandades” enfatiza Armendano.
Claviceps purpurea
A igual que lo que sucede con el consumo de festuca tóxica, es importante considerar que los trastornos asociados al consumo de ergoalcaloides en verano pueden también estar vinculados a otro agente, como es el caso de Claviceps purpurea.
A diferencia del hongo endófito de la festuca, se puede identificar a simple vista, y además afecta a un número mayor de especies de gramíneas, entre las que se encuentran el raigrás, el pasto ovillo, especies de campo natural y también la festuca. Para este último caso, si se tratase de una festuca tóxica, la toxicidad se potenciaría.
Armendano explica que, a diferencia del hongo endófito N. coenophialum, el C. purpurea es fácilmente identificable. Se visualiza a simple vista, como una estructura negruzca con forma de cuerno, la cual se denomina escleroto. Estos presentan aproximadamente una vez y medio el tamaño de la semilla y se localizan en la espiga de la gramínea infectada.
“Las infecciones por C. purpurea están directamente vinculadas con las condiciones climáticas presentes a lo largo del año” expone el profesional, y continúa, “son necesarios inviernos fríos, seguidos de primaveras con temperaturas cálidas y húmedas, lo cual asegura que el hongo pueda desarrollar su ciclo y así infectar un mayor número de gramíneas”.
El experto comenta que la signología clínica de un animal intoxicado con C. purpurea es indistinguible de la de un animal intoxicado por consumo de festuca tóxica.
“Es importante considerar que la presencia de esta infección fúngica es estacionalmente más acotada que la festucosis, teniendo en cuenta que el escleroto va a estar presente en mayor número solo entre diciembre y enero, cayendo al suelo posteriormente junto con las semillas. Al igual que lo que ocurre con la festuca tóxica, una vez eliminada la fuente de intoxicación, los animales permanecen intoxicados por aproximadamente 15 a 21 días”, explica Armendano.
Asimismo el técnico comentó que las recomendaciones para evitar las perdidas en la producción del rodeo son similares a las que se proponen para la festuca tóxica. Es necesario identificar durante las recorridas el nivel de infección de las pasturas. En el Servicio de Diagnóstico Veterinario del INTA Balcarce se han registrado casos con muerte de animales en pasturas con niveles de infección por C. purpurea menores al 5% de las semillas, aunque debe tenerse en cuenta que si la disponibilidad y la calidad de la pastura lo permite, el animal no consumirá mayoritariamente la parte de la planta que contienen a los esclerotos. “Hay que considerar que la recorrida realizada de forma tardía, puede llegar a una subestimación del nivel de infección de las pasturas producto de la caída natural de los esclerotos. Esto hará que pueda perderse relación entre la magnitud del problema observado en los animales y el nivel de infección observado en ese momento en el campo” destaca el profesional.
Armendano expuso que al igual que con la festuca tóxica, la intoxicación puede llegar a no manifestarse clínicamente, pero aun así estar presente, ocasionando pérdidas productivas, como baja performance reproductiva. “Esta característica refuerza la importancia de realizar la detección de esclerotos entre diciembre y enero, teniendo en cuenta que una alteración de la eficiencia reproductiva asociada al consumo del hongo recién podrá ser constatada algunos meses después, al momento del tacto”, comentó el profesional, y concluyó “este desfasaje temporal hace que, si no hicimos el relevamiento del nivel de infección en el momento adecuado, no contemos con los argumentos suficientes para establecer al C. purpurea, como una de las posibles causas de baja performance reproductiva del rodeo”.