Si bien los ovinos de pelo o deslanados son tan antiguos como los de lana, la introducción de algunas de estas razas en la Argentina no lleva mucho tiempo, incluso hay productores que los desconocen. Por esto, un equipo de investigadores y extensionistas de la agencia de extensión rural Perico del INTA evalúa su incorporación en los sistemas productivos de la zona.
En este sentido, Walter Setti –especialista en producción animal de esa unidad del INTA– señaló que “por las características y virtudes que poseen estos animales, cada vez son más los productores de los Valles y del Ramal jujeño que incorporan razas deslanadas en sus sistemas productivos”.
Entre las virtudes más destacadas de la raza Santa Inés, Setti indicó que se trata de un animal ágil, rústico y resistente a enfermedades parasitarias gastrointestinales; no necesita esquila, ni descole; posee carcasas comparativamente magras y no tiene estacionalidad reproductiva.
“Más allá del clima favorable de la zona, los ovinos con pelo marcan tendencia entre los productores debido a la ausencia de la práctica de esquila como rutina”, expresó.
“Los ovinos Santa Inés son recomendados para empezar a cruzar las majadas generales y transmitir rápidamente la característica de la pérdida del vellón”, aseguró Setti y agregó: “Este aspecto se traduce en una disminución en la incidencia de bicheras en la piel de los animales y una mayor facilidad para detectar parásitos externos, como: garrapatas, melófagos y piojos”.
Asimismo, Julio Daniel Zubieta, del INTA Perico, detalló que “en la zona de los Valles, del cruzamiento de hembras criollas con machos Santa Inés se obtuvieron corderos con pesos superiores a los 30 kilos de peso vivo (kg PV), con rindes de carcasas por encima del 50 %”. Y valoró: “Un dato que destaca a la raza, en comparación con otras”.