La actividad agrícola enfrenta dos problemas que amenazan la productividad muy seriamente.
No se trata de que los productores “siempre lloran”. El cuadro es grave porque además de la sequía que llevas varias semanas emerge la política tributaria del nuevo gobierno.
Vamos por partes. El estrés hídrico que sufren los maizales, fundamentalmente
los tempranos, es muy agudo. Al recorrer los lotes de maíces tempranos se puede
ver el acartuchamiento de las hojas y plantas enanas ya florecidas.
En líneas generales, las reservas de agua se son escasas, insuficientes para la alta demanda propia de su periodo reproductivo.
Todavía hay una buena superficie a la espera de poder sembrarse con soja de segunda, por la escasez de humedad en la cama de siembra.
En suma, tanto el maíz como la soja tienen un destino incierto. De no llover en los próximos días, con un volumen de agua de al menos 50 mm. los pronósticos de producción serán reservados.
Respecto a la presión tributaria, nadie del gobierno tuvo al menos en cuenta esta situación climática al anunciar el aumento en las alícuotas de los derechos de exportación.
Independientemente de la injusticia de estos tributos, el momento y la forma inconsulta no podían ser peor. Así el cuadro, el eslabón agrícola toma esto como un acto de provocación y pasa a sospechar que la política tributaria podría ser más acentuada en poco tiempo más.
Los aumentos en los derechos de exportación, en 2008 enardecieron los ánimos de los productores y, por primera vez en la historia, empujaron a la unión de todas las organizaciones que los agrupan.
El mensaje desde el gobierno nacional es lamentable. Llama enormemente la atención la falta de cintura política.
Desde lo más alto de la autoridad, recientemente se expresó: “Nosotros no tocamos al campo, sino los derechos de exportación”. Cinismo puro… ¿O pensamos mal?
También, se dijo: "Son derechos de exportación no son impuestos". Esta afirmación, tan temeraria como errónea, parece más bien una provocación al sector. Todos sabemos que los derechos de exportación son impuestos a la exportación que, por transmisión a lo largo de la cadena de valor, sólo afectan a la producción y a ningún otro estamento. Y la principal razón para su aplicación es fiscal.
Obviamente, con tales problemas la producción tenderá a evitar mayores inversiones. Y de ser posible, pasar a la soja de segunda por las menores erogaciones que este cultivo exige.
Además, crece la posibilidad de un conflicto. Y de no haber una adecuada estrategia comunicacional, basada en el conocimiento y la honestidad intelectual, tal circunstancia podría ir aumentando con el paso de los días.
Para no terminar amargamente este comentario, vale destacar que Chicago se ha afirmado, con subas para los tres principales granos. El avance en la negociación entre las autoridades de China y de EE.UU. en relación a la primera fase del acuerdo ha sido el trampolín.