Según Andrés Hatum, experto en management y organizaciones, ese “megagabinete
de 20 ministerio es un error”. En Twitter explicó: “Cuando hay crisis hay que
centralizar la toma de decisión, no atomizarla. Y que 20 personas dependan de
vos genera multifoco en momentos en que necesitas concentración. El equipo ideal
para un directivo: no más de 12 personas”.
En diálogo con El Economista, amplía: “Hay mucho escrito sobre lo que una
persona puede gestionar directamente. Un artículo de Harvard, por ejemplo, dice
que 10 personas es un número lógico para gestionar. Tener un megagabinete de 20
ministros es algo que una persona no puede controlar bien. Estos gabinetes, como
los equipos directivos en las empresas, cuanto más grandes son, muestran la
forma en que el líder le gusta gestionar. Un gabinete tan amplio habla de un
líder que prefiere las relaciones radiales, uno a uno más que un trabajo en
equipo más mancomunado”.
Además del volumen, un tema que preocupa es la reedición de la partición del área económica. En el nuevo Gabinete, estará Martín Guzmán como ministro de Economía; Matías Kulfas, como ministro de Desarrollo Productivo; Claudio Moroni en Trabajo; Luis Basterra en Agricultura, Ganadería y Pesca; Daniel Arroyo en Desarrollo Social y Sergio Lanziani en la Secretaría de Energía. Además, Cecilia Todesca Bocco (también economista) monitoreará todo desde la Jefatura de Gabinete y Felipe Sola liderará una Cancillería que, como dijo Fernández, tendrá un neto perfil comercial.
Esa partición del llamado “Gabinete económico” fue un error craso de Cambiemos y los propios integrantes del “mejor equipo de los últimos cincuenta años” así lo admiten. Pero, ¿ese esquema estaba condenado a fracasar o, más bien, tuvo disfuncionalidades particulares?
Sobre eso, Hatum añade: “No sería lo más recomendado en momentos de crisis. Cuando ésta acecha, se necesita más centralización en la toma de decisiones y no atomización de la misma. En épocas de estabilidad, la descentralización de la toma de decisiones es una buena idea. (Mauricio) Macri aprendió de su error cuando terminó dándole a Nicolás Dujovne más poder entre otros ministros degradados a secretarios porque la crisis necesita un capitán. A veces el ego les juega en contra a los líderes a la hora de armar estructuras. Tener una figura fuerte en un gabinete o equipo directivo amenaza al líder. O sea, un ministro de Economía fuerte como lo fue (Domingo) Cavallo no es lo que muchos líderes quieren, por la concentración de poder que se produce. Pero en un país como el nuestro en el que las crisis son recurrentes, hay que pensar bien en la estructura y dejar el ego de lado”.
La pregunta adquiere validez porque hoy falta (en los papeles, cuanto menos)
un “primus inter pares” que laude puertas adentro y evite que cada ministro
atienda su juego y genere funcionamientos no cooperativos.
Sin embargo, y más allá de que haya varios ministros “económicos”, Fernández parece haber entendido eso y señaló que no serán presos del mismo error. “El rigor macroeconómico es indestructible. Necesitamos crear un plan que lo respetemos y se pueda sostener fiscalmente. Necesitamos una persona que monitoree que nadie se salga de la raya de lo que hemos acordado. Vamos a crear, entre todos, un gabinete económico-social en el que la última palabra la tendrá el ministro de Economía, que va a ser el auditor de las cuentas públicas y va a preservar el rigor macroeconómico, y fiscal, del plan. No quiero vivir en un país con déficit fiscal”, dijo Fernández, luego del anuncio del viernes, ante C5N.
Cuidar la caja en pesos es un tema central desde ya, pero también será necesario ajustar los incentivos macro y micro para que las políticas sean consistentes con los objetivos de mediano y largo plazo. Será toda una tarea exigente para Guzmán. Por si negociar con los acreedores y el FMI fuera poco…
“El último año y medio fue un calvario”, dijo Gustavo Lopetegui, secretario de Energía y, antes, vicejefe de Gabinete junto a Mario Quintana. En líneas generales, el ex CEO de LAN sintió el peso de la gestión. “Estos cuatro años fueron como estar en Chernobyl”, agregó, ayer, en diálogo con La Nación. Sobre el desempeño errático del Gobierno, el sinceridio de Lopetegui fue más que revelador. “Fue una mezcla de ingenuidad y de soberbia. Pensábamos que, como éramos mejores que los anteriores, no había forma de que nos fuera mal”, sentenció.
Fuente: El Economista