Evidentemente es un año especial para nuestro impredecible país. Y es comprensible que así sea por la incertidumbre de un gobierno por llegar, pleno de incógnitas.

Frente al horizonte tan oscuro, no sorprende que los negocios forward a cosecha se encuentren muy adelantados, tanto para la soja como para el maíz. Se estima que se trata de cerca del 25% del volumen de cosecha aguardado.

Desde el punto de vista internacional, los precios siguen la tendencia negativa.

La presión a la baja en los valores viene del interminable conflicto comercial entre EE.UU. y China, que viene contrayendo las exportaciones del primero al segundo.

Las tratativas, a veces, parecen llegar a un buen puerto. Pero, después, se evaporan los resultados.

El acuerdo, al que se pretende llegar, tendría una primera fase. Hasta hace poco, se creía que esta fase se cumpliría al terminar noviembre. Pero ya estamos en diciembre y nada concreto hay.

La discusión ahora es sobre la demanda china de que las reducciones arancelarias sean mayores a las pretendidas por EE.UU.

Obviamente, este problema afecta en primer lugar a los precios de la mercadería estadounidense. Y, en alguna medida, toca a la de América del Sur.

Pero ahora en noviembre ha aparecido otro elemento bajista que, como kerosene, viene a avivar las llamas.

¿A qué nos referimos? Al comenzar ese mes, 1 dólar equivalía a 4 reales, y ahora a casi 4,26. Después de años con un tipo de cambio relativamente estable, con progresiones por debajo de la inflación (lo que producía un tipo de cambio real en baja), Brasil ha comenzado un proceso devaluatorio.

A lo largo de noviembre el real brasileño perdió cerca de un 8% frente al dólar. Con la devaluación Brasil incrementa la competitividad de su economía en general y, en particular, de su producción de soja frente a la estadounidense y a la nuestra.

Si se observa el recorrido de los precios en Chicago y el del valor del real, las curvas correspondientes parecen calcadas, a partir del comienzo del proceso de devaluación.

El día “D” fue exactamente el 5 de noviembre. De allí en más, el real siguió una pendiente negativa. Y, al mismo tiempo, el precio de la soja comenzó su recorrido en baja.

El gráfico es más que elocuente (Cambio Today). Miremos:

El contrato de vencimiento más cercano bajó casi 15 dólares, en el mes de noviembre.

Recordemos que para China el principal abastecedor, como alternativa al producto norteamericano, es Brasil. Con el nuevo tipo de cambio, este último sale ganando airosamente. Además no tiene el problema político que mantiene EE.UU.

China necesita poroto de soja. Y Brasil lo tiene. Además la campaña agrícola se está desarrollando bien. Por lo tanto, se aguarda una buena cosecha.

Respecto al mercado local, los precios también han acusado el impacto de la devaluación brasileña.

Hoy, lunes 2, por ejemplo el precio de la oleaginosa con entrega inmediata se aproximó a $ 14.500. Y la propuesta por la mercadería con entrega en Mayo´20 se ubicó en U$S 225

Con referencia al futuro inmediato, en nuestro país, no solo por las retenciones, hay preocupación.

El problema que parece avecinarse está en la escasez de humedad en los suelos. De acá a fin de mes, se necesitarían lluvias del orden de 100 mm. ¿Se dará ello?