La Federación de Acopiadores de Cereales es una entidad de segundo grado
creada en 1946. En ella confluyen las realidades de alrededor de 1000 empresas
acopiadoras de granos que representan el 40% de las instalaciones totales en el
interior del país y prestan servicios a aproximadamente el 70% de los
productores. En muchos casos estas empresas son quienes los asesoran, aseguran
la logística de granos, distribuyen insumos o financian programas de siembra.
Son más de 3.000 millones de dólares de inversión que los acopios ponen al
servicio de una eficiente movilización de las cosechas argentinas cada campaña.
Como es tradición, este miércoles 27 la Federación de Acopiadores de Cereales
realizó su brindis de fin de año. Allí, el presidente de la entidad, Fernando
Rivara, aprovechó su discurso para detallar los principales temas que integran
la agenda del acopio.
"Desde el sector privado nos debemos una actualización de las reglas y usos
del comercio de granos que genere mayor eficiencia administrativa y equidad en
las prestaciones recíprocas, previendo situaciones de alta inflación y
volatilidad cambiaria", sostuvo el titular de la Federación para agregar luego
que también es necesario colaborar con las autoridades y repasar las normas de
calidad de los granos. "Es muy auspicioso que la Bolsa de Cereales de Buenos
Aires se haya interesado en estos temas y que la Cámara Arbitral haya convocado
a la presentación de inquietudes", apuntó.
Con respecto al transporte automotor "seguimos bregando por consolidar la
libertad y un esquema de tarifas referenciales cuya aplicación no discrimine
fuertemente a las plantas de acopio", expresó Rivara, no sin antes recordar que
el acopio comercializa el 50% de los granos, distribuye el 40% de los
fitosanitarios y el 25% de los agroquímicos.
La relación con el sector público fue otro de los temas abordados. "Es
necesario que las instituciones generen fundamentos para el diseño de las
políticas comerciales de la agroindustria. Debemos asumir la responsabilidad
tener una voz y aportar los elementos técnicos que permitan evaluar los
resultados económicos de la adopción de diferentes escenarios de políticas
comerciales", detalló. Además, "creemos conveniente continuar con los
lineamientos y las acciones referidas al contralor comercial agropecuario a
cargo de su actual organismo, que por razones técnicas debería mantener cierta
autonomía, al margen de los cambios políticos", sostuvo Rivara.
En esa línea, recordó las palabras del Presidente electo Alberto Fernández,
en las que llamaba al campo, la minería y el petróleo a "hacer un esfuerzo".
Rivara sostuvo que "eso está muy bien, pero con mucho respeto le digo al
Presidente electo que sería bueno que la política se sume a ese esfuerzo porque,
por ejemplo, se nos fueron 37.000 millones de pesos en un Congreso que sesionó
sólo seis veces en un año mientras tenemos un 38% de pobreza".
El presidente de la Federación de Acopiadores también expresó la aspiración
de lograr avances sustantivos en todo lo referido a la optimización de la
infraestructura de galpones ferroviarios y a las escrituraciones de terrenos
cedidos hace casi 50 años en los cuales se han construido - y aún se construyen-
plantas de silos. "Estas cosas suceden en la Argentina y es necesario que se
normalicen", dijo el titular de la entidad.
Desde el punto de vista impositivo "reiteramos la necesidad de reducir, tal
cual estaba previsto, la incidencia de impuestos muy distorsivos que afectan las
transacciones y, por lo tanto, la actividad de nuestras empresas acopiadoras
(débitos y créditos, sellos, ingresos brutos). Siempre estaremos dispuestos a
competir por eficiencia, pero no podemos aceptar perder competitividad por
imperio de impuestos distorsivos", puntualizó.
Las Buenas Prácticas Agrícolas (BPAs), que forman parte de todas las agendas institucionales, también fueron mencionadas por Rivara: "Como miembros de la cadena agrícola tenemos la responsabilidad de colaborar con su elaboración, aplicación y apoyar a los organismos encargados de su control, poniendo especial énfasis en la protección del medio ambiente. Para ello trabajamos en un proyecto de ley nacional coordinado por la Fundación Barbechando que intenta ordenar la anarquía que hay sobre las aplicaciones de fitosanitarios existe en distintas localidades del país".