Las últimas lluvias fueron insuficientes para reponer la humedad en las zonas con sequía y con la caída de rindes que se está proyectando en campos arrendados los márgenes brutos pasarán a terreno negativo en el trigo. Además, la siembra de maíz está frenada en varias regiones. En tanto, la producción ganadera enfrenta restricciones por la caída de la oferta forrajera.

Este es el impacto de la falta de precipitaciones importantes en la provincia de Buenos Aires y en gran parte de la pampa húmeda. Como informó LA NACION sobre la base de datos que proporcionó Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA, en septiembre pasado en la región pampeana las lluvias estuvieron entre 80 y 100% por debajo de lo histórico para ese mes.

Anteayer, en un informe sobre el trigo en la zona agrícola núcleo, la Bolsa de Comercio de Rosario estimó que ya se vislumbran pérdidas del 10 al 40 por ciento en el rendimiento potencial del cultivo.

Desde Pehuajó-Trenque Lauquen hacia La Pampa, se estima una afectación del rinde potencial del trigo del 15 al 20 por ciento, con posibilidades de empeorar si no hay lluvias de 80 a 100 milímetros en los próximos días, según destaca un informe de la consultora AZ Group.

Además, en el sudoeste bonaerense, según señaló Sebastián Salvaro, director de esa consultora, allí los productores están "muy preocupados por la evolución del trigo, que debe atravesar las etapas reproductivas sin reservas de agua en el perfil y dependiendo de las próximas lluvias". Salvaro advirtió que, para el trigo, con la caída de rindes estimados "los márgenes brutos proyectan que se cambiará la plata en campos arrendados cuando se hayan implantado cultivos con fondos propios". Y agregó que "el resultado será negativo si hubo que financiar los gastos de producción con las tasas vigentes; solo dará una renta discreta la agricultura en campo propio".

Por el impacto de la falta de lluvias en el sudoeste provincial, para el coordinador de los CREA de esa región, José Ansaldo, "se trata de la sequía más grave de los últimos 50 años".

Donde hubo un alivio en los últimos días fue en la región costera del sur bonaerense, donde se registraron de 30 a 60 milímetros el lunes pasado. Allí el trigo y la cebada habían emergido en condiciones de buena humedad y "venían con muy pocos ataques de enfermedades, por lo que están en carrera para dar rindes de tendencia si lloviera normalmente en las próximas semanas", según cuentan los productores.

Impacto

En Henderson-Daireaux, allí según el productor Marcelo Carrique los sectores medios y bajos de los campos con influencia de la napa y buena cobertura son los que tienen menos problemas ante la falta de lluvias importantes, pero las lomas se están secando. Así, los trigos en las partes más altas ya sienten el impacto de la sequía.

La siembra de granos gruesos avanza en los lotes con buena cobertura de residuos, que permitió mantener la humedad superficial y hacer, por ejemplo, el maíz temprano. En tanto, en los lotes sin cobertura de residuos en superficie la siembra está parada y la implantación de girasol no empezó.

Según el informe, muchos maíces sembrados recientemente en el centro y el norte de la provincia de Buenos Aires con escasas lluvias -de 4 a 10 milímetros a principios de la semana- corren serios riesgos de secarse una vez emergidos si no sigue lloviendo bien en lo que queda de octubre. Al respecto, en el norte de Buenos Aires, Julio Lieutier, asesor del CREA Seguí-La Oriental, remarcó que no se pudo terminar la siembra de maíces tempranos porque se secaron las capas superficiales del suelo y esos lotes pasarán directamente a soja o a maíz tardío.

"La última lluvia importante en la zona fue en junio; luego hubo golpes de 10 a 15 milímetros que no alcanzaron a restablecer un buen balance hídrico en los suelos", dijo.

Por la falta de agua, el asesor descartó que se obtengan los rindes excepcionales que tuvo el trigo el año pasado en la región.

En la zona de Río Cuarto van 52 días sin llover y esto obligó a interrumpir la siembra de maíz. "En los lotes hay humedad en profundidad, pero están secos los primeros 10/12 centímetros, lo que impide ubicar la semilla en condiciones que permitan la germinación", indicó Carlos Peñafort, coordinador de los CREA de la zona Centro.

Según explicó, los trigos arrancaron muy bien en la zona, pero en las últimas semanas los perfiles se secaron por la falta de lluvias y por las altas temperaturas que provocaron los incendios en la provincia.

En tanto, los planteos ganaderos también sufren la escasez de forraje porque se acabaron los verdeos de invierno y el pasto llorón y las praderas no rebrotan. En este sentido, la producción ganadera en general también está afectada en las distintas regiones.

"En estos días comienza el servicio de las vacas y los bajos están pelados y las pasturas no tiran, una situación preocupante para los ganaderos", precisó Lieutier.

En medio de este escenario, la ganadería de engorde muestra, según AZ Group, una renta mínima en relación con el capital invertido. "En las últimas semanas fue afectada por los bajos aumentos diarios de peso por escasez de forraje, por el incremento del precio del ternero -que llegó a $75/80 por kilo motorizado por la escasa oferta- y por el incremento del valor de la alimentación tras la devaluación", detalló.

"En todas las zonas ganaderas, la consecuencia más visible de la disminución de las tasas de crecimiento de las pasturas es el atraso de las invernadas: las que debían salir en primavera se postergarán hasta el verano, salvo que se recurra al auxilio del corral, y las que debían salir en verano se atrasarán 30/40 días por lo menos", añadió.