Nuestra industria convierte en alcohol el grano de maíz para luego mezclarlo con las naftas, de tal forma que el 12% de cada litro de combustible se produce en nuestras plantas o en las de nuestras pares de caña de azúcar ubicadas en el norte del país.
Pero concretamente las de maíz se ubican en Córdoba (Río Cuarto, Villa María y Alejandro Roca), Santa Fe (Avellaneda), San Luis (Villa Mercedes) y Santiago del Estero y consumen entre todas 1,5 millón de toneladas del cereal con el que aportan el 50% del corte de etanol en la Argentina. Pero podrían procesar 5 millones de toneladas de granos y evitar que el maíz se vaya como materia prima por los puertos, si finalmente se tomara la decisión de elevar el corte al 27%, como funciona por ejemplo en Brasil. De hecho, las plantas vinimos mejorando su competitividad y avanzamos en un esquema de inversiones para eficientizar la producción. Pero el aumento del corte podría además impulsar ampliaciones y nuevas plantas por millones de dólares que siguen postergadas por la falta de señales claras hacia el sector.
Y, sin ir más lejos, desde el mes de febrero se desactivó un esquema que, aunque perfectible, permitía tener un horizonte de precios. Desde ese momento, la Secretaría de Energía de la Nación dejó de lado una fórmula que reaccionaba a los cambios de las variables y arrojaba un valor final para el precio del etanol que era el que las petroleras debían pagar a la industria. Eso abrió un escenario de precios distorsionados y arbitrarios para las productoras de etanol mientras que comenzó a trasladar mayores beneficios a las petroleras.
Vale recordar que el 80% de nuestros costos está atado al dólar y la mayor parte está dada por el precio de nuestra materia prima: el maíz. Sumado a eso, las empresas petroleras no trasladaron al precio que pagan por el etanol ninguna de las mejoras que recibieron por parte del Gobierno nacional, como los últimos incrementos que les fueron autorizados y que se reflejan en los surtidores.
Sobre esa clara adversidad, los últimos cambios macroeconómicos de mediados de agosto, como la gran devaluación del 30% del peso y el congelamiento de los valores de los combustibles asestaron un duro golpe a las productoras de etanol de maíz que comenzaron a percibir apenas 0,40 dólar por cada litro de alcohol, el valor mínimo desde que inició en 2012 la producción de la primera planta. Para referenciar, hay un precio regional que sirve de indicador y es el FOB Santos, de Brasil, que actualmente se ubica en 49 centavos de dólar.
Nuestro sector emplea a unas 2 mil personas, entre puestos de trabajo directo e indirectos que hoy están en peligro. Por todo esto, es que hemos decidido, sin otras alternativas ya, insistir con un reclamo a las autoridades de la Secretaría de Energía para garantizar la continuidad de nuestro sector que tiene el potencial para retomar el camino del crecimiento y el desarrollo pero que para eso requiere de la decidida intervención de esa cartera, para evitar abusos de posición dominante de otros eslabones que perjudican seriamente la viabilidad de nuestras empresas, antes de que el riesgo de quebranto que nos amenaza desde hace meses se convierta en una realidad.
Fuente: Cámara de Industrializadores de Granos y Productores de Biocombustible en Origen