En respuesta al cambio de escenario político y financiero que tornó más impredecible que lo habitual, y que provocó una fuerte salida de depósitos en dólares y licuación de las imposiciones en pesos en términos de dólares, el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central de la República Argentina, decidió adecuar los parámetros de su esquema monetario a los desarrollos recientes de la economía.
“En línea con las proyecciones de demanda de dinero del BCRA, las nuevas metas contemplan un crecimiento de la base monetaria del 2,5% mensual en septiembre y octubre. En el caso de septiembre, la variación se considera respecto de la meta bimestral de julio-agosto, quedando la meta de base monetaria para el corriente mes en $1.377 mil millones de pesos. Estas metas serán ajustadas de acuerdo a las operaciones cambiarias netas que realice el BCRA desde la fecha de publicación de este comunicado”.
Si bien nominalmente puede interpretarse que el Banco Central cedió al compromiso de emisión cero, en un escenario donde la tasa de inflación tendía a moverse por debajo del 2% mensual hasta el primer tercio de agosto; en términos reales la “flexibilización” de ese objetivo a una expansión de 2,5% es en realidad más contractivo en términos reales, si se compara con la esperada suba del promedio de precios al consumidor a un rango de 6% o más en septiembre, y 4% en octubre.
De haber mantenido el compromiso inicial, la contracción de base monetaria en términos reales, de cumplirse las proyecciones de inflación del consenso del mercado, hubiese pasado de un 2% por mes; a casi 7% en septiembre y octubre. Ahora, con la suba nominal de la creación de dinero primario a una tasa de 2,5%, la caída real se prevé en 2,4 por ciento.
Se trata de un nuevo cambio de las metas-objetivo pactadas con el Fondo Monetario Internacional en septiembre de 2018, pero se asegura que se trata de una medida de carácter transitorio, en busca de restablecer el sendero de desaceleración de la inflación que se quebró en agosto, y que se agudizó en septiembre, por efecto arrastre de la nueva escalada del tipo de cambio entre el 12 y 30 de agosto.
“Las metas de base monetaria anunciadas se establecen en un contexto en el que las proyecciones de demanda de dinero pueden perder precisión. En consecuencia, para garantizar el carácter contractivo de la política monetaria, el Copom juzga necesario aumentar el límite inferior para la tasa de interés de las Letras de Liquidez (Leliq) del 58% anual actual a 78% anual en septiembre, durante el pico inflacionario. Para octubre, este límite se establece en 68% anual, de manera consistente con las proyecciones del mercado respecto a una desaceleración en la tasa de inflación”, resalta la autoridad monetaria. Este miércoles esa tasa tuvo un promedio de 83,205 anual.
La medida responde a la preocupación en el ente monetario por la ” suba del riesgo país, las dificultades para refinanciar las Letras del Tesoro y la significativa depreciación del peso”, que llevaron al Ministerio de Hacienda y al BCRA a tomar medidas a comienzos de septiembre destinadas a “defender la estabilidad monetaria y financiera”, para que “la economía pueda transitar de la mejor manera posible la incertidumbre actual”, completa el comunicado del Copom.
Fuentes del FMI destacaron minutos después de conocer la decisión del Copom: “Esperamos que las reuniones con las autoridades argentinas en las próximas semanas sean una oportunidad para dialogar (sobre estos y otros temas). El personal del FMI sigue comprometido con Argentina y continúa trabajando con las autoridades para abordar la difícil situación que enfrenta el país”.
Técnicamente, se resalta: “La aceleración de la inflación producida por la depreciación del peso implica una reducción en la oferta real de dinero, mientras que el nuevo régimen cambiario permite proyectar una demanda real de dinero sostenida. A fin de evitar una contracción monetaria excesiva, en un contexto que ya presentaba una liquidez ajustada, se requiere actualizar las metas de base monetaria originalmente establecidas”.
De esta forma, los técnicos del Central aspiran a generar expectativas positivas para los ahorristas para que se queden en pesos, y no se pasen al dólar, porque confía que el nuevo nivel piso de las tasas de interés para las colocaciones a plazo fijo volverán a superar no sólo a la inflación, sino también a la devaluación del peso.
La contrapartida es que semejante piso del costo del dinero, que sube a un piso cercano a 100% anual para el que está necesitado de toma crédito para capital de trabajo, como es el caso de las pymes, contribuirá a alargar el escenario recesivo.
Las resoluciones de política monetaria de corto plazo fueron adoptadas con la “aprobación unánime de las personas que conforman el Copom: el presidente, Guido Sandleris, el vicepresidente, Gustavo Cañonero, la vicepresidenta segunda, Verónica Rappoport, Enrique Szewach, director designado por el Directorio del Banco Central, y Mauro Alessandro, subgerente general de investigaciones económicas”.
Fuente: Rosario Finanzas