"Nadie quiere hacer negocios en pesos", contó ayer un operador en el ámbito de la Bolsa de Comercio de Rosario. Ni siquiera los $15.000 por tonelada de soja que ofrecieron algunos compradores interesaron a los vendedores que, en cambio, sí aceptaron negociar cuando los intermediarios de la industria acercaron propuestas próximas a los 245 dólares por la oleaginosa para las entregas inmediatas sobre las terminales del Gran Rosario.
"Es un hecho que con la volatilidad cambiaria actual no hay vendedores dispuestos a tomar los pesos que mañana pueden significar un mal negocio si siguen perdiendo valor frente al dólar. Y los compradores, que necesitan la mercadería, intentan aproximarse al nivel requerido por los compradores de manera de asegurarse volumen", contó la fuente, que estimó en cerca de 150.000 toneladas el volumen de soja a remitir comercializado ayer para la zona del Gran Rosario, luego que se despejaron -al menos por el momento- los rumores respecto del posible incremento de los derechos de exportación.
El razonamiento anterior cobra lógica tras cada cierre de la plaza cambiaria.
Ayer el peso se depreció un 8,27% frente al dólar, al pasar la paridad de 55,60
a 60,20, según el tipo de cambio comprador, cotización divisa, del Banco Nación.
En lo que va de la semana, la moneda argentina se devaluó un 33,63% respecto de
la paridad vigente el viernes, de 45,05 pesos por dólar.
Por la soja de la próxima cosecha no hubo ofertas abiertas, pero las propuestas informales que circularon por la plaza oscilaron de 230 a 235 dólares por tonelada para la oleaginosa con entrega en mayo.
La misma "dolarización" corrió para el mercado de maíz, donde la oferta abierta de los exportadores por el grano disponible se ubicó en 125 dólares por tonelada. También se propusieron entre 128 y 132 dólares por grano con entrega entre septiembre y noviembre sobre el Gran Rosario. "Entre todas las posiciones de descarga se comercializaron unas 40.000 toneladas del cereal", aseguró el operador.
Para los puertos de Bahía Blanca y de Necochea, los exportadores ofrecieron
125 y 130 dólares por tonelada de maíz, respectivamente.
El maíz de la próxima cosecha, para las entregas desde febrero sobre el Gran Rosario, se cotizó a 135 dólares por tonelada, lejos de los 160 dólares a los que pudo negociarse hasta fines de junio pasado. En este caso, las razones de la brusca caída no están solo en la coyuntura doméstica, sino en el derrumbe que registraron las cotizaciones del grano grueso en lo que va de la semana en la Bolsa de Chicago.
Tanto para la soja como para el maíz, ayer el cierre de la rueda fue positivo en el Matba Rofex, donde el martes, en medio de los rumores sobre una suba de las retenciones, se dieron muchas ventas de contratos por parte del sector exportador, con el consecuente efecto bajista. Las posiciones noviembre y mayo de la soja repuntaron US$5 y 0,50, en tanto que sus ajustes fueron de 247,50 y de 237 dólares por tonelada. En cuanto al maíz, los contratos diciembre y abril recuperaron US$2,30 y terminaron la jornada con valores de 137,70 y de 140,30 dólares.
Respecto del trigo, las ofertas de los exportadores fueron de 185 dólares por tonelada para la zona del Gran Rosario y para Bahía Blanca, mientras que para Necochea no hubo interesados.
En cuanto al trigo de la próxima cosecha, la Bolsa de Comercio de Rosario informó que las ofertas fueron de US$155 por tonelada para noviembre; de US$150 para diciembre; de US$152 para enero; de US$155 para febrero, y de US$153 para marzo.
En el Matba Rofex las posiciones diciembre y enero del trigo sumaron US$1,80 y 1, al cerrar con ajustes de 158,30 y de 161 dólares por tonelada.
Las únicas ofertas en pesos vistas en el mercado local fueron las de la industria molinera y la de los consumos de maíz. En efecto, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires informó que por tonelada de trigo la molinería pagó entre 10.100 y 12.400 pesos por tonelada, mientras que los consumos ofrecieron de 6100 a 7200 pesos por el grano grueso, en ambos casos, según la calidad, la procedencia y el plazo de pago.
Registro movido
La intranquilidad que reflejó anteayer el mercado de granos local por el rumor sobre un aumento en los derechos de exportación no solo tuvo como consecuencia la paralización de los negocios, sino que "movilizó" ayer a varias firmas exportadoras a asentar un importante volumen de granos en el registro de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior, de manera de quedar exceptuadas de un eventual incremento del gravamen.
Ayer, según el sitio del Ministerio de Agroindustria de la Nación, las "declaraciones aprobadas" sumaron 3.789.371,5 toneladas totales, entre granos y subproductos, con lo que quedaron un 117,57% por encima de las 1.741.675,7 toneladas aprobadas el martes.
De todo lo registrado ayer, 2.195.573 toneladas fueron de maíz, contra las apenas 256.732 toneladas del cereal anotadas durante la jornada anterior. Con 646.000 toneladas, la Asociación de Cooperativas Argentinas fue la que lideró los registros del cereal, pero le siguieron LDC Argentina, con 280.000 toneladas; ADM, con 250.000 toneladas, y, con 200.000 toneladas, Bunge y Cofco.
También se multiplicaron los registros de harina de trigo, que de las 998 toneladas del martes crecieron hasta las 37.486,8 toneladas, con Molino Cañuelas y Lagomarsino como las firmas que se anotaron con los mayores volúmenes.
Chicago, en descenso
Para el maíz estadounidense, la actual semana es de las peores en lo que va del año en materia de precios. Ayer, las pizarras de la Bolsa de Chicago reflejaron bajas de US$2,76 y de 2,46 sobre los contratos septiembre y diciembre, cuyos ajustes fueron de 141,33 y de 145,76 dólares por tonelada. Así, estas posiciones acumularon quebrantos del 12,49 y del 11,37% frente a los valores vigentes el viernes, de 161,51 y de 164,46 dólares.
Las razones del derrumbe son, la mejora prevista en el clima sobre el medio oeste de los Estados Unidos, con lluvias suficientes como para impulsar un buen desarrollo de los cultivos, y los ecos atronadores de las cifras publicadas el lunes por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) en su reporte mensual de oferta y demanda de granos. Ocurre que allí, el organismo contrarió la expectativa de los operadores, que esperaban una cosecha de 335,12 millones de toneladas, muy por debajo de los 353,09 millones proyectados de manera oficial.
Pero detrás de ese dato quedaron otros para acentuar las diferencias. Según el promedio de las estimaciones privadas, el mercado se manejó durante la semana previa al reporte oficial con datos de área sembrada y de superficie cosechable con maíz de 35,61 y de 32,40 millones de hectáreas, pero el USDA las ubicó el lunes en 36,42 y en 33,19 millones, respectivamente. Y tampoco hubo acuerdo en cuanto al rinde promedio, que los operadores calcularon en 103,50 quintales por hectárea, y el organismo, en 106,39 quintales.
Además, en el balance de todas las variables comerciales de la campaña estadounidense 2019/2020, el USDA proyectó las existencias finales del maíz en 55,40 millones de toneladas, muy por encima de los 41,15 millones previstos por el mercado.
Ese combo de desavenencias, sumado a los abundantes saldos exportables 2018/2019 de Brasil y de la Argentina, elevados el lunes por el USDA de 35 a 37 y de 35 a 36 millones de toneladas, respectivamente, son los fundamentos que condujeron al maíz estadounidense al nivel más bajo de precios desde mediados de mayo pasado.
Ayer también fue negativo el cierre para la soja en Chicago, donde las posiciones agosto y septiembre resignaron US$4,04 y 3,95, al terminar la jornada con ajustes de 316,37 y de 318,02 dólares por tonelada. La previsión de un tiempo favorable para los cultivos fue el principal factor de presión bajista.
Acerca del trigo, el contrato septiembre en Chicago y en Kansas sumó US$0,64 y 0,46, en tanto que su ajuste fue de 174,07 y de 141,37 dólares por tonelada. La participación de los grandes fondos de inversión sobre la primera plaza es, en buena medida, la que explica el fuerte diferencial de precio respecto del valor vigente en la segunda, donde se comercializa el grueso del trigo de invierno y donde la "inyección" de los especuladores resulta insuficiente para enmascarar el ingreso de las cosechas del hemisferio norte en el circuito comercial.