La consigna es insistir en que las autoridades recién se van a elegir en las generales y en esa línea, se sostiene que el “47% en las PASO no equivale a 45% en octubre”. Según esta visión, lo que obtuvo el FdT el 11 de agosto es todo lo que tiene y sólo podría juntar más votos si se instala la idea de que ya ganó. Mientras que Juntos por el Cambio, tiene mucho para crecer, pero para eso, tiene que demostrar que está dispuesto a dar pelea.
En el oficialismo creen, que al igual que en 2015, votará más gente en las generales que en las primarias y que en un universo más grande a Fernández le costará llegar al 45%, por lo cual el objetivo es lograr que haya balotaje y ganar en esa instancia. Recuerdan que el porcentaje que obtuvo Scioli fue menor en las generales que en las primarias como consecuencia de la irrupción de nuevos votantes. El desafío es lograr que esta interpretación del proceso electoral que hace el oficialismo sea “posible y verosímil”.
También sostiene que hay que insistir con que las turbulencias financieras de estos días son causadas por el riesgo que implica un posible triunfo FdT porque “el 53% de la población que votó tiene miedo de lo que puedan hacer”. Macri expresó esa línea en su conferencia de prensa del lunes a la tarde. Además, se procurará forzar al FdT a que se defina en varios temas porque en ese caso quedarían expuestas posiciones contradictorias.
Finalmente destaca que “no alcanza con la redes, hay que jugar con los aparatos”. Más allá de un resultado difícil de revertir, el oficialismo también necesita mejorar su performance para sostener a sus candidatos al Congreso.
Fuente: El Economista