Hace años que el panorama de la ganadería es positivo, aseguran los especialistas del INTA quienes, además, señalan que el sector enfrenta un cambio estructural positivo en un escenario de crecimiento y oportunidades. Cómo producir más carne con la misma cantidad de animales para abastecer el mercado global, en sintonía con el mercado interno, el desafío para el sector.
Para Aníbal Pordomingo, coordinador del programa Carnes y Fibras del INTA, “la ganadería argentina está entrando en una situación de cambio estructural positivo y sin retorno”. En este sentido, “debe ganar protagonismo en los espacios globales y avanzar hacia la competencia internacional, por espacios y por colocación de productos”.
Por su parte, Sebastian López Valiente –técnico del INTA Cuenca del Salado, Buenos Aires– coincidió con Pordomingo en cuanto a las perspectivas del sector ganadero en nuestro país y agregó: “Sin dudas son muy buenas y tienen muchísima proyección, además de que los mercados se siguen abriendo, tal es el caso de China como principal mercado emergente, sin descuidar que habrá que buscar más mercados a futuro”.
A su vez, indicó que “la Argentina mantiene un buen estatus sanitario y una oferta de carne de calidad a los mercados”, al tiempo que reconoció que el tratado con la Unión Europea será un paso muy importante para la apertura de nuevos mercados extra comunitarios.
Asimismo, Pordomingo destacó la necesidad de “pensar una estrategia a mediano y largo plazo que implique producir más terneros y retener más vacas en el rodeo”, al tiempo que se debe analizar el tipo de productos que se comercializan en el mercado global, especialmente en el asiático.
De acuerdo con el coordinador del INTA, “es importante colocar en los mercados, como el asiático, no solamente vacas, sino también carne de novillo o productos de la cría y no tanto la fábrica, es decir los animales adultos del rodeo destinados a reproducción”. Y subrayó el “gran potencial” que presenta el norte argentino con posibilidades de generar novillos para ese mercado.
En este sentido, Pordomingo alertó sobre los riesgos que implica que China sea el único traccionador de la demanda externa: “Hoy, el 75 % de la exportación de carne argentina está ubicada en este país asiático y, si bien es una muy buena oportunidad para nuestro país, tiene algunas desventajas como la dependencia, lo que implica quedar muy expuestos ante cualquier cambio sobre la decisión de compra”.
En consecuencia, el coordinador subrayó que “la estrategia de crecimiento está en la diversificación de mercados, como llevan adelante Uruguay y Australia”.
Con respecto a los desafíos del sector a corto plazo, Pordomingo expresó:
“Hace 30 años hablamos de la necesidad de producir más terneros en la Argentina,
pero, hoy, generar más terneros por vaca entorada pasa a ser una necesidad”.
En este punto, Pordomingo indicó: “La meta es producir más carne con la misma cantidad de animales”. Para ello, consideró fundamental que nuestro país aumente el índice de procreo, es decir, debemos lograr producir más terneros por cada animal, además, de alcanzar más kilos de carne individuo faenado.
En cuanto a las metas, López Valiente no dudó en confirmar que están las capacidades para lograr más terneros y, posiblemente, más kilos por cabezas por superficie que generemos.
“Para lograr esto, desde el INTA creemos que hay tecnología disponible para lograrlo y no hay dudas de que el productor ganadero nacional sea capaz de realizarlo y, posiblemente, el mercado y los precios traccionarán para que se realice”, aseguró.
Cambios de hábito, nuevos mercados
Así como China se sumó al consumo de carnes rojas e impulsa la compra de cortes bovinos al mundo, existen a escala mundial otros cambios de hábitos alimenticios que plantean nuevos escenarios, oportunidades y desafíos.
Tal es el caso de la población argentina, en especial, las nuevas
generaciones cuyas preferencias y hábitos varían en línea con las tendencias
mundiales de alimentación más saludable y sustentable. Asimismo, el acceso a la
información más global y las historias de vida ya no tan arraigadas a las
tradiciones alimenticias de los pueblos impulsan una ingesta de proteínas más
diversa que alcanza, incluso, a las proteínas vegetales.
“La ganadería tiene que asumir que la carne bovina juega un partido muy equilibrado en el mercado interno con las otras carnes, como nunca había sido”, subrayó Pordomingo y, en esta línea, confirmó que “el consumo de carne de cerdo está sustituyendo a la vacuna de un modo muy rápido, inclusive, este año, por primera vez en la historia, el consumo de carne aviar superó a la bovina”.
De todos modos, reconoció que “a pesar de la coyuntura económica de nuestro país y las nuevas tendencias alimenticias, no se modificó el consumo total de carne por habitante por año, sólo que, ahora, la canasta es más amplia”.
“El argentino tiene un consumo de proteínas de origen animal muy alto a escala mundial que supera los 100 kilos de carne por habitante por año”, detalló el coordinador del programa Carnes y Fibras del INTA.