La ola de frío atenuó la garrapata en un año con alta parasitación en prácticamente todo el Uruguay. Sin embargo, el problema sigue latente y habrá que apostar fuerte a los tratamientos preventivos, atacando cada generación del parásito, para poder controlarlo y bajar sus poblaciones a nivel de campo.
“El frío ayuda a que los tratamientos sean más efectivos”, afirmó a El País el Dr. Rafael Carriquiry, especialista del Instituto Plan Agropecuario que recorre a diario establecimientos del norte del país, orientando a los productores.
Es común que con la garrapata la gente aplica la idea del hormiguero. “Ataca las hormigas que están afuera pero se olvida de las que están adentro y el problema sigue”, recordó Carriquiry. En estos días “no se están subiendo garrapatas al ganado”, pero “si hace tiempo que no se hacen tratamientos preventivos en el predio, se deben comenzar”, orientó el especialista del IPA.
No se puede bajar los brazos, porque “lo más probable es que después que pase este frío, aunque no se vean garrapatas sobre el ganado, conviene aplicar algunos específicos. A fines de julio o principio de agosto se recomiendan hacer los tratamientos preventivos, aún cuando no haya garrapata visible”, remarcó Carriquiry.
Posteriormente, en función de la infestación de cada campo, se deberán ajustar. Según la visión de este especialista del IPA, pensando en el nivel de infestación de años anteriores, “conviene hacer algunos tratamientos pegados, teniendo en cuenta el período residual de los específicos usados, como una política para bajar la infestación del predio”.
Seguridad. Los principios activos que se vienen aplicando sobre los rodeos, al ser mal utilizados, generaron y continúan generando problemas de resistencia, pero Carriquiry consideró que “la resistencia no es el principal problema del fracaso de los tratamientos”. La resistencia a los diferentes principios activos debe ser comprobada en laboratorio y para eso, hay que mandar muestras y apoyarse en los veterinarios de campo.
Carriquiry consideró que las herramientas que tienen hoy los productores para controlar e incluso erradicar las garrapatas del bovino “son suficientes”.
Hay experiencias donde se logró la erradicación partiendo de establecimientos que tenían garrapata con múltiple resistencia (a varios principios activos). “En esos predios se erradicó el parásito usando la química y estrategias como el tratamiento generacional y los planes de control”, remarcó el especialista. El Instituto Plan Agropecuario (IPA) desarrolló algunas experiencias en establecimientos ganaderos del norte, en la zona forestal, con muy buenos resultados y mostró que se puede, ya no sólo bajar la infestación, sino erradicar el parásito.
A su vez, en caso de la babesiosis y anaplasmosis, enfermedades asociadas a la garrapata que en campaña se conocen como las causantes de la “tristeza parasitaria”, hay vacunas que pueden aplicarse y “su relación costo beneficio son muy interesantes”, afirmó Carriquiry.
Recomendó que en aquellos establecimientos donde estas enfermedades están diagnosticadas, se debe apuntar a vacunar los terneros/as, que son la categoría más recomendable. En muchos casos esta vacuna es muy poco utilizada por los productores y las enfermedades cobran más fuerza en el predio.
Este año, con una mayor infestación de garrapata crecieron los diagnósticos de ambas enfermedades en algunas zonas del país, pero hay que apuntar a controlar esas enfermedades para evitar mayores pérdidas productivas.