Con Mario Draghi porque quiere reponer estímulos monetarios que debilitarían
al euro frente al dólar restándoles competitividad a las exportaciones
estadounidenses. Los cuestionamientos también se dirigen a las autoridades
monetarias de China a las que acusa, al igual que a las europeas, de manipular
el valor de sus monedas.
Lo cierto es que el dólar se valorizó frente al yuan y al euro en los últimos meses y también lo hizo contra una canasta de monedas desde abril del año pasado. Y esos movimientos se explican por el diferencial de tasas que favorece a los activos en dólares pero también porque Estados Unidos tuvo un mejor desempeño económico que el resto de los países desarrollados.
Para Trump, el dólar está demasiado fuerte y quiere bajarlo para lo cual es clave lo que hagan los bancos centrales. La mayoría de ellos bajó recientemente la tasa de interés o está en camino de hacerlo y los analistas estiman que la Reserva Federal seguirá ese camino en su reunión de este mes o más tardar en la de septiembre.
A su vez, el Banco Central Europeo tendrá tres reuniones en las que definirá su política monetaria antes de que Christine Lagarde reemplace a Draghi que anticipó que volverá a poner en marcha estímulos monetarios.
Lagarde siempre avaló al BCE cuando decidió poner en marcha políticas más expansivas para apuntalar el crecimiento económico. Pero ahora deberá convencer a los alemanes, siempre reacios a esas políticas, para que acompañen sus eventuales iniciativas en ese sentido y también deberá estar atenta a los cuestionamientos que pueden llegar desde Washington.
Lagarde tiene experiencia política y está acostumbrada a negociar con gobiernos, y en ese aspecto, se diferencia de Draghi que tiene un perfil más técnico que le ha permitido ganarse la confianza de los mercados que le creyeron cuando en su momento afirmó que “haría lo que sea necesario” para defender al euro.
La pelea por el nivel de las tasas y el valor de las monedas dominará el escenario global en el corto plazo dado que las negociaciones entre Estados Unidos y China para resolver sus diferencias comerciales llevarán mucho tiempo.
Y en esa puja, a Argentina le conviene que prevalezca el planteo de Trump que pretende tasas más bajas, lo que favorece a los países endeudados, y un dólar más débil que implica precios más altos para las commodities. A Argentina siempre le fue mejor cuando la moneda estadounidense perdió fuerza contra las demás y sufrió con las subas abruptas en su cotización como la que comenzó en abril del año pasado. Un dólar estable, y en un nivel más bajo, es un aliado clave para que Argentina pueda aspirar a tener una menor tasa de inflación.
Fuente: El Economista