El asesor privado Ramón Gigón fue el encargado de abordar la problemática de malezas y alertó sobre el aumento de las resistencias a herbicidas. "En la Argentina tenemos una paleta de productos registrados para girasol que no es menor. Hay alrededor de 10 sitios de acción y otros 20 activos para jugar, rotar y engañar a la maleza", señaló, a la vez que adelantó que no hay previsto para el corto y mediano plazo nuevas soluciones químicas.
A partir de allí, el especialista empezó a enumerar las principales malezas que aquejan al cultivo, acompañado de la herramienta química más eficaz para su control. En primer lugar apareció Rama Negra, la maleza número uno a nivel país, especialmente por su alta adaptabilidad a la siembra directa. "Lo más recomendable es hacer un buen control durante el barbecho, porque luego de cierto tamaño la Rama Negra tiene capacidad de rebrotar y es muy difícil combatirla con herbicidas", apuntó.
También indicó a un viejo herbicida como la Terbutilazina, que aunque no está registrado para el girasol se lo ha empezado a probar con excelentes resultados: "Es un producto de la década del 60 que aplicándolo en invierno durante barbecho largo te asegura entre un 70 y 80% de la batalla ganada". Por otro lado, también aconsejó el uso de Atrazina, un producto donde el girasol expresa una mayor tolerancia que otros cultivos, y que se adapta perfectamente para el control de Cerraja, una maleza que últimamente viene avanzando de manera preocupante.
"Un problema que estamos teniendo hace varios años, sobre todo en la costa, es el Nabón. Ahí volvemos a Flurocloridona y Flumioxazin, pero las aplicaciones deben hacerse 20 días antes de la siembra", consideró. En ese sentido, Gigón puso especial énfasis sobre el cuidado en la residualidad de ciertos herbicidas, incluso de algunas formulaciones como el 2,4-D que han mostrado muy buen desempeño.
En el Oeste, Cardo Ruso y Morenita son dos malezas a las que hay que prestar mucha atención, sobre todo porque a nivel mundial ya han mostrado resistencia a glifosato y ALS. "Por ahora se viene trabajando bien con Clearsol y también con Sulfentrazone como premergente. Se debe aplicar preferentemente a la mañana, donde hay un poco más de humedad relativa. Igualmente hay que estar muy encima de los lotes en el barbecho y asegurar el control ahí", reveló. Gigón también reservó un lugar para el Yuyo colorado: "Es la maleza que más cuco da, porque crece muy rápido en verano y enseguida empieza a generar resistencias".
Para el final, Gigón se refirió a los cultivos de cobertura como una opción interesante para el control de malezas y que se complementa de manera eficiente con el cultivo de girasol. "Es una vuelta a la agronomía. Se debe generar una muy buena cobertura para que no entre luz al suelo y la maleza no pueda emerger. En yuyo colorado lo que se complementa mejor es el centeno, mientras que en crucíferas es más complicado pero la vicia es una buena recomendación. En Rama Negra los cultivos de servicio también funcionan muy bien", concluyó.
En cuanto a enfermedades, el eje pasó por Cancro del Tallo y Downy Mildew. El investigador Andrés Corro Molas, del INTA General Pico, estimó que las pérdidas de rendimiento que puede ocasionar el Cancro del Tallo (Phomopsis) varían entre el 17 y 44%, una cifra que coincide con las cifras que se registran a nivel global. En tanto, las mermas a nivel de aceite se estiman en un 15% promedio.
"El problema comenzó en 2015 en zona de General Pico y Trenque Lauquen, pero desde allí creció y la situación de las dos últimas campañas se extiende prácticamente a toda la zona girasolera del Oeste y Sudeste", señaló el especialista. La enfermedad comienza con una infección en el borde de la hoja y a partir de ahí el hongo se comienza a mover y entra al tallo de forma interna llegando hasta el capítulo. Se la suele confundir con Verticillium y Sclerotinia.
"La genética es la mejor herramienta que se tiene a mano para el manejo de la enfermedad, generando diferencias muy importantes. Actualmente muchas empresas apuestan al mejoramiento genético para contrarrestar la enfermedad", señaló Corro Molas. A su vez, explicó que el control químico se circunscribe a tratamientos netamente preventivos. "Por el momento los fungicidas solo son complementarios", agregó.
El Downy Mildew ocupó la última parte de la exposición que tuvo lugar en la sede de la UCA en Puerto Madero. Por un lado, la investigadora del Conicet Laura Martínez se refirió a los aspectos técnicos de la enfermedad; mientras que Alejo Costa, gerente técnico de Seedcare de Syngenta, hizo un repaso por los productos que ofrece la empresa contra la enfermedad.
"El Downy se presenta esporádicamente, pero cuando lo hace genera muchos daños", afirmó Martínez, recordando lo sucedido en la campaña del 2002 en la zona de Balcarce y lo sucedido dos años atrás en la región de Reconquista, al norte de la provincia de Santa Fe. La peligrosidad de la enfermedad radica en su capacidad de desarrollar rápidamente nuevas razas que son capaces de superar las resistencias genéticas.
"A nivel mundial se conocen alrededor de 42 razas de Mildew y en nuestro país se encuentran presentes las más virulentas", indicó la investigadora. La principal herramienta que tiene a mano el productor para el control del Mildew es el uso de híbridos con resistencia genética que proporciona protección contra la enfermedad. Y aunque suelen ser efectivo, la gran variabilidad y mutabilidad que ha demostrado se ha vuelto un problema.
La otra estrategia a seguir es la aplicación de fungicidas, pero Martínez advirtió que el uso repetido de ciertos principios activos puede llegar a generar la aparición de tolerancia. "Estamos tratando de hacer un abordaje integral sobre el Downy Mildew desde el nivel de las detecciones, hacer una caracterización molecular, la determinación de razas y la sensibilidad a fungicidas", concluyó.
En tanto, Alejo Costa repasó los tres pilares para el manejo del Downy Mildew: hacer un manejo equilibrado de las buenas prácticas agrícolas, la resistencia genética y el control químico. En este último aparto, el representante de Syngenta destacó las virtudes de Plenaris, un modo de acción basado en Oxathiapiprolin, que ha demostrado un excelente desempeño ante la enfermedad reduciendo significativamente la proporción de plantas afectadas y disminuyendo la posibilidad de aparición de resistencia, preservando la durabilidad genética.
Del laboratorio al plato de todos los días
Científicos de organismos públicos y de empresas privadas tuvieron su encuentro especial en una de las salas del 7° Congreso Argentino de Girasol. Allí compartieron avances en biotecnología que impactan no solo en el lote, sino también en la industria alimenticia.
En una sala paralela, el Congreso Argentino de Girasol reunió al eslabón de la ciencia y la tecnología del cultivo. Allí, investigadores de organismos públicos y de empresas privadas, debatieron durante todo el día los principales temas de la agenda del cultivo en los laboratorios y el lote.
Temprano, Martín Villa Alub, de FAUBA y Conicet, se metió de lleno con la resistencia de malezas a ciertos herbicidas. El especialista repasó los mecanismos por los cuales las malezas son resistentes y las medidas de manejo para disminuir el impacto en la productividad. La conclusión: actuar antes de que se expandan.
Nicolás Langlade, llegó desde Francia en representación de INRA – French National Institute for Agricultural Research. El genetista presentó su plan de mejoramiento para tolerancia de estreses abióticos, una línea de trabajo que viene desarrollando en forma interdisciplinaria y que tiene especial foco en el estrés hídrico.
La dormición de las semillas fue otro de los temas abordados por los científicos en el congreso de ASAGIR. El impacto del almacenaje en las semillas fue el eje del análisis.
Los avances en biotecnología sobre Marchitez por Verticillum fueron detallados por Juan Montecchia, de CONICET e INTA. Están identificando partes del genoma vinculadas con la resistencia a esa enfermedad para ser aplicados al mejoramiento genético.
Más tarde, Susana Nolasco, de TECSE, presentó los avances en el uso de los componentes de girasol, algo que impacta fuertemente en todos los eslabones de la cadena. El foco está en el aprovechamiento de compuestos del grano (llamados bioactivos) que están junto con el aceite y la cáscara y se podrían aprovechar porque tienen beneficios para la salud (son antialérgicos, antioxidades, tienen vitamina E, son hipocolesterolémicos, etc). Se trata de Tocoferoles, fitoesteroles y compuestos fenólicos.
El objetivo es conocer desde la fisiología del cultivo qué determina la presencia de estos bioactivos en el grano y cómo se pueden aprovechar de mejor manera en la industria. Hoy la cáscara se usa como combustible en las industrias. Pero en la cáscara se alojan compuestos fenólicos. Los tocoferoles y fitoesteroles se encuentran en el aceite. "La ventaja es que conocemos la relación entre estos dos bioactivos y la cantidad de aceite del grano. Y esto se puede usar para mejoramiento, para manejo del cultivo y es un dato clave para las industrias", explicó la especialista de Olavarría. En el caso del aceite y estos bioactivos, la relación es inversa. A mayor nivel de aceite, menor concentración de fitoesteroles y tocoferoles. Con este dato, la industria puede seleccionar partidas con bajo nivel de aceite y reaprovecharlas para extraer estos compuestos para luego introducirlos en otros alimentos. Estos compuestos son cada vez más atractivos para los consumidores por los beneficios que tienen para la salud.
Todos estos temas se sumaron a los más de 50 posters de investigación que durante todo el día se exhibieron en el Congreso. Allí, los especialistas esbozaron los avances en diferentes áreas disciplinarias como biotecnología y enfermedades, manejo de cultivos, modelos de simulación, usos industriales, etc.
Ucrania encuentra techo y se abre una puerta para el girasol argentino
El presidente del 7mo Congreso Argentino de Girasol, Jorge Ingaramo, se refirió a la oportunidad que se presenta para nuestro país ante un virtual estancamiento en la producción del principal exportador de aceite de este cultivo.
"Ucrania, principal exportador de aceite de girasol con un 56% del mercado, presenta un estancamiento de entre 6 y 6,2 millones de hectáreas sembradas durante el último trienio. Esto se refleja en la producción mundial, que en el mismo período rondó las 26 millones de hectáreas cultivadas", aseguró Jorge Ingaramo, asesor económico de ASAGIR y presidente del 7mo Congreso Argentino de Girasol, que se desarrolló este martes en el Auditorio de la UCA.
Ingaramo explicó que esto principalmente se debe a que los rindes por hectárea en el país europeo ya han alcanzado un techo, a lo que se suma la creciente competencia que el girasol enfrenta de los transgénicos de soja y maíz, que se implementan pese a allí estar prohibidos.
Dado el continuo incremento del consumo mundial de aceite, esta realidad
presenta una excelente oportunidad para la Argentina, que ha recuperado gran
parte de su área sembrada con este cultivo.
"Si la producción nacional de granos recuperara su máximo de 4,65 millones de
toneladas (campana 2007/08), tendría una capacidad para adicionar 850 mil
toneladas con respecto a su aporte actual de 3,8 millones. Esto implicaría
cubrir el 28% del incremento proyectado en la demanda mundial de granos (3,06
millones)", señaló Ingaramo.
Por su parte, la economista Carolina Volonté, quien es investigadora asociada de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca, analizó las particularidades que identifican a Ucrania. "La brecha entre la producción de aceite y sus exportaciones es muy pequeña. Tiene un grado de apertura del orden del 90%, por lo que su consumo interno es prácticamente nulo".
Volonté aseguró que, tras la salida del régimen soviético, Ucrania incrementó la tecnificación agrícola en desmedro de la ganadería. "En las últimas 5 campañas se mantuvo la superficie dedicada a la agricultura. Ahora vemos que hay un límite en el área agrícola en general y la del girasol en particular".
En cambio, explicó, la Argentina tiene menos del 7% exportaciones mundiales de aceite con un gran potencial de crecimiento que se ha visto durante las 3 últimas campañas, expandiendo el área sembrada e incrementando la producción.