En 1931, el legendario ex primer ministro británico, Winston Churchill
perdijo que «con un mayor conocimiento de lo que se llama hormonas, es decir,
los mensajeros químicos en nuestra sangre, será posible controlar el
crecimiento. Escaparemos el absurdo de cultivar un pollo entero para comernos
solo el pecho o las alas, cultivando estas partes por separado bajo un medio
adecuado».
La afirmación de Churchill se hizo realidad 82 más tarde en Londres, Inglaterra.
El 5 de agosto de 2013, el profesor de la Universidad de Maastricht, Mark Post
elaboró, cocinó y saboreo la primera hamburguesa de carne cultivada en
laboratorio del mundo. Tomó tres meses cultivar las 5 oz (140 gramos) de carne y
costó unos € 250,000, que fueron aportados por el co-fundador de Google, Sergey
Brin
Desde entonces, la carrera se viene dando en lograr producir la carne sintética de forma comercial. Muchas empresas han obtenido patentes para cultivar carne en una escala comercialmente viable y algunas incluso han recibido financiamiento de personas como Bill Gates y Richard Branson.
Gracias a los avances en ingeniería de tejidos, hoy podemos tomar todo tipo de células que van desde la piel y la sangre hasta los músculos y el cerebro de diferentes animales, y cultivarlas en condiciones de laboratorio controladas.
Fuente: Bioeconomia