Al domingo pasado se había sembrado sólo el 58% del área cuando lo normal para esta época es del 90%. Los estados de Illinois, Indiana y Dakota del Sur (que en conjunto representan el 25% de la producción) muestran retrasos que superan al 60%.
Las consecuencias de estas demoras plantean varios escenarios y esto es justamente lo que se reflejó en los precios, que se dispararon en los últimos días. Los futuros de maíz, después de haber alcanzado un valor mínimo a mediados de mayo, subieron un 22% superando ampliamente la barrera psicológica de los 400 cents/bushel (equivalente a u$s 157).
Por ahora los precios descuentan el retraso en las actividades pero hay que empezar a cuantificar las pérdidas. Y aquí aparecen los distintos escenarios que antes mencionábamos: ¿Qué porcentaje el productor dejará sin sembrar para beneficiarse con el seguro preventivo? ¿Cuánta área de maíz pasará a soja? ¿Cuánto se verá afectado el rendimiento por sembrar fuera de fecha o por el exceso de agua?
Todos interrogantes de difícil respuesta en este momento. Lo único seguro es que en este ciclo 19/20 el balance de maíz no será lo que se esperaba inicialmente. Recordemos que el USDA, en su primera proyección de la campaña, estimó un aumento del área (y de la producción) que se traduciría en mayores stocks al final del ciclo. En este nuevo contexto es muy probable que veamos una caída en los inventarios y una relación de stock/consumo mucho más ajustada. La proporción del ajuste quedará definida no sólo por la oferta sino también por la demanda.
Y en este sentido, esta semana también se conoció la noticia de que Trump comenzará a aplicar aranceles a las importaciones de productos provenientes de México, lo que podría afectar al comercio entre ambos países y el maíz es un producto importante ya que cerca del 25% del cereal que exporta Estados Unidos tiene como destino a México.
Este escenario internacional positivo se trasladó a nuestros precios locales, justo cuando los productores comienzan a tomar sus decisiones para la próxima campaña. Con la siembra de trigo avanzando sobre el 8% de la superficie, se prevé una producción récord. Pero recordemos, que más allá de estas subas generalizadas, el contexto global para el trigo es diferente ya que los principales países productores del mundo se estarían recuperando de las malas cosechas del año pasado. Esto es una señal de alerta para empezar a tomar coberturas aprovechando las recientes mejoras.
Y lo mismo aplica para el resto de los granos, para la comercialización de lo que aún queda por vender de la campaña en curso (y que es la mayor parte en el caso de la soja) como del próximo ciclo. El correcto armado de los márgenes nos permitirá conocer nuestros precios de indiferencia y de esta manera tomar las decisiones adecuadas, pero sin duda valores cercanos a los u$s 160 son disparadores de ventas del maíz nuevo.
Si bien afuera hay tela para cortar, porque aún resta todo el ciclo productivo norteamericano a lo que suma el conflicto comercial con China que sigue sin solución, recordemos que a nivel local nos enfrentamos a un año de mucha incertidumbre política y económica por lo que las decisiones deberán ser más racionales optando por coberturas que sean flexibles y que puedan adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado.
Por Daniela Reale – Analista de Mercados en BLD S.A.