La amplia variabilidad de climas y suelos en la que se cultiva el girasol en la Argentina favorece la aparición de diferentes especies de malezas que afectan su producción, muchas resistentes a los herbicidas más utilizados.
Para contribuir a un manejo más eficiente de esta problemática, técnicos del INTA desarrollaron un híbrido con resistencia a herbicidas del grupo de las imidazolinonas (IMI) y buenas aptitudes agronómicas en sanidad, tenor de aceite y rendimientos. Recomendado para la mayoría de las zonas productivas del país, este nuevo cultivar es comercializado por la empresa Los Algarrobos y estará disponible para la campaña que comienza en pocos meses.
“FEBO 817 CL INTA, como se denominó el híbrido de girasol obtenido, permite el uso de herbicida IMI que, aplicado luego del período de emergencia, posee una residualidad en el suelo y ejerce un muy buen control de un amplio espectro de malezas hasta el final del ciclo”, detalló Daniel Alvarez, responsable del Programa de Mejoramiento Genético de Girasol del INTA Manfredi –Córdoba–.
Estas características resaltan el potencial del cultivar y lo hacen una alternativa destacada en relación con otras variedades ofrecidas en el mercado. En cuanto a rendimientos, ensayos a campo demostraron que la capacidad productiva de este híbrido alcanzó valores de hasta un 10 % por encima del promedio de cultivares similares.
De acuerdo con la descripción técnica, se trata de un híbrido simple oleaginoso, de pericarpio negro con estrías grises y ciclo intermedio a floración y a cosecha. Desde el punto de vista agronómico, presenta características positivas como buen comportamiento sanitario, gran estabilidad, alto rendimiento y buen contenido de aceite en grano.
El nuevo híbrido fue evaluado en la red de ensayos dirigida por el INTA en las principales zonas de cultivo del país, con buenos resultados productivos. “En principio, está recomendado para la zona girasolera central, pero su buen comportamiento en diferentes áreas lo harían apto para una difusión en gran parte de la zona girasolera del país”, indicó Alvarez.
En la Argentina, el girasol se extiende por las provincias de Córdoba, La Pampa, Santa Fe y oeste de Buenos Aires, cuya superficie delimita el área central de cultivo. También con gran importancia productiva, se desarrolla en el noreste del país, con Chaco, norte de Santa Fe y Formosa, y los partidos del sur bonaerense, Balcarce, Coronel Suárez y Pringles.
El híbrido fue obtenido a partir de un proceso de mejoramiento, que se inició con la incorporación de los genes de resistencia a herbicida IMI de fuentes públicas de Estados Unidos en germoplasma élite de origen argentino del Programa de Mejoramiento genético del INTA en Manfredi. Posteriormente, se realizó la selección en criadero y los materiales elegidos se probaron en redes de ensayos durante varios años.
Llegada al mercado
Mediante un acuerdo de vinculación tecnológica, el nuevo híbrido de girasol será comercializado por la empresa Los Algarrobos, una firma de capitales familiares que, desde hace más de 20 años, se dedica al desarrollo, producción y comercialización semillas de los cultivos de girasol, maíz y sorgo en la ciudad cordobesa de Río Cuarto.
Sebastián Caglieri, socio gerente de Los Algarrobos, explicó que la incorporación de un girasol con tecnología CL –referida a la tolerancia a herbicidas de control total– era una demanda que recibían de comercios y productores de todas las zonas donde venden semillas. “Este interés abre muy buenas posibilidades comerciales para el híbrido en el país y también en la región, ya que comercializamos semillas en Bolivia y Paraguay y el próximo objetivo es probar la tecnología en esos países para luego exportarla”, sostuvo.
Respecto del precio, Caglieri estimó que una bolsa de semillas del nuevo híbrido costará hasta un 60 % menos que una de primera marca, “con una eficiencia productiva comprobada que, prácticamente, empata rindes y sanidad en las condiciones normales de cultivo en el país”. En este sentido, afirmó: “Nuestra política es venderle una mercadería de calidad a buen precio al productor y, al tratarse de una empresa de capitales familiares, manejamos una escala de gastos que nos permite ofrecer mejores precios de mercado”.
Asimismo, Caglieri destacó que el nuevo híbrido “es un material que no tiene nada para envidiarle a los materiales de punta provistos por las empresas líderes” y anticipó que las semillas estarán disponibles en el mercado para la campaña que se avecina. Quienes estén interesados en adquirir la tecnología, pueden dirigirse a los distintos puntos comerciales que distribuyen los híbridos de la empresa.
Esta firma trabaja hace más de ocho años con el INTA y, entre las actividades que llevan adelante, le envía materiales genéticos de maíz, girasol y sorgo para evaluar en la red de ensayos del instituto. “El hecho de que el INTA haga las evaluaciones les otorga una imparcialidad a las pruebas y tiene un prestigio frente a los productores y a los comercios que distribuyen nuestras semillas”, resaltó Caglieri.
En esta línea, el empresario argumentó que “esta validación es una herramienta de venta y de difusión de materiales poco conocidos, que ayuda a fortalecer la competitividad de los semilleros de pequeña escala frente a la fuerza de marketing sobre la que se construyen las grandes empresas”. Por el contrario, “nuestro negocio va más por la confianza que le tiene el productor al comercio y el comercio en la calidad que le ofrecemos nosotros, por la trayectoria de los años y por el aval científico de los ensayos del INTA que demuestran que los materiales funcionan en el territorio”, agregó Caglieri.
En tanto, Alvarez también resaltó el impacto de la sinergia de la articulación público-privada y afirmó: “Es un trabajo conjunto con una empresa de arraigo local que hace posible la difusión del híbrido, al tiempo que contribuye a satisfacer una demanda creciente de los mercados, ampliar la diversificación de los cultivares e incrementar la estabilidad de la producción del girasol en el país”.