No podemos quejarnos: el periodo de cosecha ha sido hasta ahora excepcional. Por ejemplo, en la zona núcleo ya está, prácticamente, toda la superficie cosechada.

Y los rindes son buenos.

Pero, si miramos al exterior, el cuadro es más que preocupante. Los precios internacionales siguen en caída ¿libre?

¿Las razones? Las conocemos, pero vale la pena repasarlas.

Los stocks de soja en EE.UU. son los más voluminosos de su historia y, para peor, las demoras que se están produciendo en la siembra de maíz llevan a estimar que buena parte de la superficie proyecta no se cumplirá. Pues, pasará a soja.

Más claramente. El mal tiempo de los últimos meses, no ha permitido sembrar parte de la superficie estimada originalmente. Por lo tanto, habrá de crecer el área para soja. Y así los stocks habrán de aumentar. Pésimo escenario…

Sin embargo, hay una esperanza para los precios: que el mal tiempo también afecte la siembra de soja. Veremos qué va sucediendo, en EE.UU.

Otra razón muy importante es la cuestión de la fiebre porcina en China.

Se calcula que alrededor del 25% de las cabezas de cerdos habrán de perderse por esta enfermedad.

Ello ya está produciendo una reducción de la demanda de harina de soja.

La fiebre porcina africana es sumamente contagiosa y no hay una vacuna para prevenirla. Es inocua para las personas.

El problema no es de fácil solución y se cree que la situación podrá normalizarse en unos tres o cuatro años.

Cerca de la mitad de harina de soja producida en China es consumida por el sector porcino y, además, este país es el principal importador de soja del mundo, justamente, por la demanda requerida por la producción de carnes de cerdo.

Frente a este cuadro, y con el fuerte puntapié inicial dado por el conflicto, los precios vienen cayendo, casi sin interrupción.

El conflicto entre EE.UU. y China, en lugar de mejorar, empeora.

La tensión entre ambas naciones, recordemos, empezó a golpear los mercados en marzo de 2018. La razón fue el proceso desatado de aumentos en los aranceles a la importación de una serie de productos.

Así, China pasó a aplicar aranceles del orden del 25 % a partir de julio del año pasado.

La política proteccionista aplicada por Donald Trump muestra su reacción.

Los precios de la soja y los subproductos de EE.UU. han sido los más afectados. Pero los nuestros también, aunque con menor fuerza.

Dada la alta competitividad de Brasil, sus precios, si bien han bajado, lo han hecho en menor dimensión.

En este perverso juego proteccionista, todos pierden. Obviamente, EE. UU. es y será el más afectado en lo que al complejo sojero respecta. El proteccionismo, hijo del populismo nacionalista, al final perjudica a todos.

¿Está todo mal?

No del todo.

Es posible (solo posible) que el clima juegue en contra de la producción en el norte. Así, la oferta mundial podría disminuir, en un contexto donde la tasa de interés de EE.UU. no va a subir.

Esperemos…