Luego de 15 años de estudios sobre los bosques nativos, los pastizales, los matorrales y los humedales en todo el territorio de Santa Cruz, un equipo internacional de investigadores –liderado por especialistas del INTA Santa Cruz– evaluó la relación entre la biodiversidad de las plantas amenazadas y el carbono del suelo. Gracias a su uso, logró trazar el mapa provincial con la ubicación de áreas que ayudarían a la conservación de especies vegetales en peligro de extinción y priorizar los sitios óptimos para su conservación.
Pablo Peri es investigador de la Estación Experimental Agropecuaria Santa Cruz del INTA y de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) – CONICET. Allí, se dedica a estudiar el ciclo de los nutrientes y la fijación de carbono en diferentes ecosistemas patagónicos.
De acuerdo con Peri –primer autor del paper–, en la Patagonia Austral, el esfuerzo por proteger los ecosistemas con altas reservas de carbono en el suelo beneficiará a las especies de plantas amenazadas y a la producción ganadera.
Por esta razón, “dar prioridad a los sitios con altas reservas de carbono en el suelo, en un proceso de planificación de la conservación ayudaría para asegurar que, los innumerables servicios que brindan los ecosistemas y el carbono del suelo, estén protegidos”, destacó Peri.
Conocido como uno de los elementos más abundantes en la corteza terrestre, “el carbono del suelo por sí solo puede ser un sustituto de otras variables abióticas, cuando la priorización de los sitios para la conservación se calibra en conjuntos cada vez más pequeños de parcelas de observación”, indicó el investigador del INTA.
“Gracias al uso de mediciones directas realizadas en las parcelas permanentes de la Red de Parcelas de Ecología y Biodiversidad de Ambientes Naturales en Patagonia Austral (Pebanpa), sumadas a una amplia gama de variables climáticas derivadas de sistemas de información geográfica (SIG) pudimos utilizar el carbono del suelo como indicador para predecir especies vegetales en peligro de extinción”, expresó Peri.
A partir de datos de observación de especies georreferenciadas que, a menudo son incompletos o inexistentes en países en desarrollo, “se propuso esta metodología que aporta el uso del carbono del suelo como indicador para predecir y conservar la biodiversidad del ecosistema patagónico”, señaló Peri.
Para completar el estudio, Peri contó con la colaboración de Romina Lasagno –INTA Santa Cruz–, Guillermo Martínez Pastur –CADIC, CONICET–, Rachel Atkinson y Evert Thomas –Biodiversidad Internacional, Perú–, y Brenton Ladd –Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia y Universidad Científica del Sur, Perú–. Uno de los principales resultados que lograron fue la definición de la ubicación óptima de las áreas para la conservación de la biodiversidad.
En la publicación Scientific Reports editada por Nature y bajo el título “Soil carbon is a useful surrogate for conservation planning in developing nations”, se determinó el valor potencial del carbono del suelo para la predicción espacial de especies amenazadas.
Este es un extracto de la nota publicada por la Revista RIA. Podés leer la nota completa en el sitio de noticias de la revista.