La oferta de agua del mes de febrero venía siendo muy escasa hasta el viernes pasado, respecto de lo que mostró el mes de enero, donde la sobreabundancia generalizada fue una característica muy destacada. Oportunamente, este panorama se ha venido revirtiendo, con lluvias que comenzaron cubriendo la provincia de BA y que finalmente se desplegaron sobre el resto de la región pampeana, con zonas del centro este de SF y el sudoeste entrerriano donde las marcas superaron los cien milímetros.
En gran parte de la región pampeana las tres primeras semanas de febrero habían tenido una oferta de agua realmente pobre. La acumulación de precipitaciones de enero, traducidas en reservas, sirvió para pagar el consumo de los cultivos, sin embargo, las exigencias atmosféricas de la última semana habían crecido de manera significativa, con temperaturas máximas que se presentaron muy por encima de los valores normales. Los cultivares del sur ingresaron al mes de febrero con menos reservas que los de la zona núcleo y en consecuencia tuvieron un paso más complicado. Bajo estas circunstancias, las lluvias que se registraron son muy oportunas y detienen el estrés hídrico que comenzaba a verse en las sementeras.
Recordamos que las lluvias normales de febrero, orillan los 100 milímetros, hablando a gran escala. En muchos sectores de la zona sojera principal estábamos lejos de alcanzar este valor y si bien el último fin de semana, la oferta de agua no fue pareja en general ha servido para instalar un contexto hídrico que permite afirmar que buena parte de la zona núcleo ya prácticamente ha definido los rindes en forma positiva.
Las reservas de humedad presentan buenos niveles sobre el centro este de la región pampeana, se ajustan hacia el sudoeste santafesino y hacia la provincia de CB, donde los registros pluviales no son tan generosos.
Este mapa de alguna manera puede comenzar a expresar cierto grado de diferenciación en las tendencias que puedan mostrar los rindes, pero en general entendemos que el piso para la productividad de los cultivares en gran parte de las tres provincias del centro y el norte de BA, será cercano al normal. Las diferencias se encontrarán seguramente en la posibilidad de desvíos positivos de la producción.
Hacia el sur de la región pampeana, le panorama es más dispar y si bien las últimas lluvias lograron recomponer el paso de la campaña, el escenario de rendimientos es más incierto. Por otra parte, la jornada de ayer presentó un enfriamiento que puede considerarse intenso para la época y no se descarta que el mismo haya afectado negativamente el desarrollo de la soja de segunda.
En términos de escala, la zona núcleo se lleva el mayor volumen de la producción sojera y en este sentido podemos decir, que con altibajos, la oleaginosa se encamina satisfactoriamente al cierre de campaña. Marzo es un mes donde muchos cuadros aún tienen que trajinar para definirse, pero entendemos que la situación pluvial será más acomodada que la de febrero, sobre todo con una mejor distribución temporal de las lluvias.
El primer bimestre del año, ya está mostrando una gran volatilidad climática y si bien el mes de marzo se perfila más ordenado o cercano al comportamiento estadístico, esta variabilidad en las condiciones meteorológicas puede volver a expresarse. En tiempos de cosecha el riesgo de lluvias de gran volumen es algo que complejiza la logística de los trabajos de recolección. Este tipo de eventos pluviales han sido muy frecuentes en este semestre cálido y no se descarta que se repitan en los últimos dos meses de esta campaña de granos gruesos.