La producción está estancada hace tres años: en 2016, se redujo un 15%. En
2017, siguió cayendo un 2% y, en 2018, se recuperó respecto de 2017, 4,9%.
Respecto de 2015, hoy estamos un 12% abajo, 1500 millones de litros menos.
Las exportaciones aumentaron un 38%, este año, alcanzando las 310 mil
toneladas. Sin embargo, el año de comparación (2017) fue más bajo de los últimos
20 años. Todavía falta mucho para alcanzar los niveles que llegó a exportar el
país: actualmente estamos exportando U$S 900 millones, cuando entre 20111 y 2013
se alcanzaron los U$S 1900 millones.
El precio de la leche en tranquera de tambo cayó a U$S 0,20 por litro, muy
por debajo de los U$S 0,33 por litro que marca el promedio de los últimos ocho
años (Enero 2010 – Noviembre 2018). En consecuencia, se exportó más a costas de
una fuerte caída en términos reales del precio pagado al productor.
Entre junio de 2017 y noviembre de 2018, el precio de la leche al productor
subió 59%, de $5,5 a $ 8,8 por litro. En el mismo período, los insumos
relevantes crecieron entre 70% y 175%.
En lo que va del año los precios internacionales cayeron un 20%. El precio
promedio de la leche en polvo de exportación de los últimos 8 años es de U$S
3400 la tonelada, y hoy cotiza U$S 2650 la tonelada.
La lechería estuvo 10 años sin retenciones. Se habían quitado en 2009 porque
afectaban fuertemente el desarrollo de la actividad. Hoy paga el 8% o 3 pesos
por dólar exportado.
Como primera medida para salir en forma rápida y contundente de la actual situación de resultados negativos de los productores, se deben eliminar las retenciones y reinstaurar reintegros de exportación a los valores anteriores del 3%. Esto mejorará la capacidad de pago de la industria y será una señal para el productor frente a la adversa situación que se presenta en el horizonte para 2019.