El dato, que se refleja pese a las dificultades que hubo en parte de la campaña por problemas climáticos y tras la suba de las retenciones que aplicó el Gobierno en septiembre pasado, se dio a conocer en el brindis de fin de año de Fertilizar, en donde también se presentó, luego de casi dos años de trabajo, un manual de Buenas Prácticas de Manejo de Fertilización.
El principal impulsor del crecimiento del consumo de fertilizantes fueron los
cultivos de fina: trigo y cebada, con un incremento del 25% con respecto a 2017.
En tanto, para los cultivos de la cosecha gruesa puede haber un aumento de un
tres por ciento.
"En ambos cultivos (trigo y cebada) no solo crecieron las superficies
sembradas sino que aumentaron las dosis; es decir corrigieron superficies y
dosis al mismo tiempo y se verá reflejado en buenas proteínas en la cosecha",
explicó a LA NACION Jorge Bassi, presidente de la entidad.
Del total de las ventas, solo el 35% de los fertilizantes corresponde a la industria nacional, en tanto que un 65% proviene de la importación.
Decisiones
Para el experto, la razón por la cual los productores trigueros aumentaron
las dosis en la campaña fue por los valores del cereal. "Los buenos precios que
se fueron afirmando a lo largo de la campaña ayudaron a refertilizar y a esto se
sumó un clima que acompañó; muchos productores decidieron incrementar las dosis
cuando ya estaban implantados los trigos", señaló Bassi.
Marco Prenna, presidente de la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa), destacó que en la toma de decisiones del productor lo que más influye es la relación insumo-producto. "Hoy la relación es positiva para el uso de fertilizantes porque el nivel de respuesta por cada kilo de fertilizante supera ampliamente el costo que tienen", dijo.
Las empresas, que desde antes de 2012 venían realizando inversiones
importantes (infraestructura, fábricas, puertos) con expectativas de que el
mercado superara los 4.000.000 de toneladas, recién este año lo pueden
vislumbrar. Bassi observó que estos números son más que positivos. "Es un buen
indicador, las industrias pudieron poner en capacidad mucha de la
infraestructura que se había desarrollado y mejorar su rentabilidad", indicó.
La industria es optimista inclusive para la próxima campaña, 2019/2020, que repetiría la performance de esta campaña. "El 2019 será un año todavía con retenciones y con un clima electoral, por lo que no vemos motores de crecimiento, sí mejoras marginales", apuntó Bassi.