En los últimos tiempos los técnicos a campo han comenzado a relevar situaciones de fitotoxicidad en cultivos de soja y maíz, o lo que es igual la permanencia -de origen multicausal- de restos de herbicidas que deterioran el rendimiento final de los cultivos. "A nivel técnico, la fitotoxicidad es el daño que puede causar un herbicida en un cultivo", explica el Ing. Agr. Agustín Garnero, Asesor Técnico Regional de Stoller en la Pampa Húmeda. Y agrega: "Cabe aclarar que los herbicidas que se usan en los barbechos químicos o bien aquéllos que se aplican para el control de malezas con el cultivo ya implantado o emergido no deberían causar daños, sin embargo, en algunas oportunidades por su mal uso se puede producir fitotoxicidad. Generalmente esta fitotoxicidad no se debe a una sola causa, sino a varios factores, como los edafo-climáticos (tipo de suelos, materia orgánica, textura de suelo, precipitaciones, temperatura, etc.,) por lo cual el daño en la mayoría de los casos es multicausal", indicó.
Cuando los herbicidas se aplican en los lotes necesitan de ciertas condiciones (humedad, temperatura, actividad microbiana, etc.) para que se degraden y pierdan su acción herbicida. Por otro lado, si permanecen en el lote pueden afectar a los cultivos dentro del esquema de rotación que el productor se proponga. Garnero reconoce que muchas veces los productores respetan las condiciones de aplicación, pero el clima no acompaña. "Hay cuestiones imposibles de manejar como el clima, pero el agricultor puede extremar el manejo y aquí aconsejamos que respete las indicaciones de uso de los herbicidas, los momentos, las dosis y en especial la calidad de aplicación. En esta etapa puede controlar el buen funcionamiento de la máquina aplicadora, que no haya superposición de picos y que esté en perfecto estado", recomendó.
Stoller aborda el problema de la fitotoxicidad y ofrece a los productores una alternativa de manejo para recuperar los daños causados y así evitar pérdidas de rendimientos, un objetivo indelegable en especial en años como este en que los agricultores deben maximizar sus negocios. "Cuando el cultivo sufre estrés, la planta produce una hormona (etileno) que genera daño en el cultivo. Bio Forge Advance regula el etileno con lo cual disminuye ese estrés y minimiza las pérdidas de rendimiento", explicó Agustín Garnero.
Stoller realiza periódicamente ensayos a campo en los que se simula la fitotoxicidad para medir la pérdida a nivel de lote y luego evaluar cómo se comportan los recuperadores de la marca que pueden aplicarse en tratamiento de semillas (Stimulate) y en aplicaciones foliares (Bio Forge Advance). "Nuestras mediciones nos revelan que la aplicación de bio Forge Advance, frente a una situación de fitotoxicidad, permite aumentar un 30% más el rendimiento. Son resultados más que alentadores, siendo muy conveniente la aplicación del producto", agregó Garnero. Respecto de las pérdidas ocasionadas por los herbicidas, Stoller ha identificado mermas de más de 1000 kg para los cultivos de interés en la región (soja, trigo y maíz). "Los síntomas de fitotoxicidad muchas veces son difíciles de diagnosticar y el tipo de daño depende mucho del herbicida en cuestión, por eso recomendamos que los productores recurran a un ingeniero agrónomo para abordar la temática", indico Garnero.