Argentina vivió un hecho excepcional e histórico con la reunión del G 20. Queremos felicitar al Sr. Presidente de la Nación, Ing. Mauricio Macri, por su liderazgo y por haber trabajado denodadamente para lograr consensos, que según lo acontecido en reuniones anteriores eran difíciles de imaginar, dichos consensos fueron plasmados en el comunicado final respaldado por todos los líderes mundiales presentes en la cita. También queremos destacar las reuniones bilaterales gestadas para lograr acuerdos de cooperación, inversión y acceso a mercados de productos agroalimentarios. Las cadenas necesitamos recuperar el orden multilateral para que nuestras exportaciones sigan creciendo.
El fortalecimiento de nuestras cadenas de valor es clave para el desarrollo.
Somos oferentes de múltiples productos de la agroindustria nacional, que generan
inversiones y cientos de miles de puestos de empleo a lo largo y a lo ancho de
todo el país. Según el último informe económico de la Bolsa de Cereales de
Buenos Aires, en conjunto, las cadenas aportarán más de 30 mil de millones de
dólares al producto bruto nacional en la campaña 18/19.
Nuestro sector es uno de los más dinámicos y el principal generador de
divisas. Gozamos de ventajas comparativas que debemos maximizar, accediendo a
las nuevas tecnologías, invirtiendo capital y modernizándonos para estar a la
altura de los principales países productores de alimentos y bioenergías.
Argentina es uno de los pocos países con excedentes de producción, y capacidad
para satisfacer a un mundo que crece. Pero, si queremos ser el Supermercado del
Mundo y seguir contribuyendo con la reconstrucción nacional, necesitamos
políticas acordes, que nos permitan producir y exportar cada vez más.
En este sentido, queremos ponderar la reciente convocatoria a estas cuatro
cadenas, para participar de la Mesa de Competitividad de Cultivos Extensivos,
presidida por el Sr. Presidente de la Nación. Esta Mesa debe asumir un rol
protagónico en la definición de políticas que alienten el crecimiento de la
producción junto a un mayor valor agregado.
Todos los países que prosperan basan sus estrategias en potenciar las
exportaciones de sus productos, agregándoles valor y trabajo local. El
crecimiento del valor agregado en nuestras cadenas potencia el arraigo y
establecimiento de la población en sus lugares de origen, reduciendo las
migraciones del pasado y combatiendo la pobreza. No debemos perder de vista que
casi un tercio de nuestros compatriotas todavía son pobres y muchos aún no
tienen trabajo digno.
En el momento en que Argentina decide integrarse al mundo encontramos que los
grandes centros de consumo generan políticas aislacionistas, que protegen la
industrialización en destino, poniendo en peligro a importantes ramas de la
agroindustria; es fundamental definir políticas que equilibren la cancha de modo
que podamos incrementar la participación del agregado de valor en nuestras
exportaciones y que no suceda lo contrario. Sabemos del enorme esfuerzo que se
viene haciendo para abrir nuevos mercados, pero debemos redoblar los mismos para
evitar reprimarizar nuestras exportaciones. Con este objetivo, debemos promover
negociaciones bilaterales y del MERCOSUR, para firmar acuerdos de libre
comercio.
Es clave que el desarrollo industrial sea acompañado con un trabajo activo
para lograr acuerdos económicos y/o sanitarios con terceros países, que nos
permitan ubicar nuestros productos y ampliar nuestros destinos. La pelea por
conseguir los mercados de mayor poder adquisitivo y los más exigentes en materia
de calidad, debe ser dada en todos los frentes, desde nuestras embajadas,
agregadurías agrícolas, SENASA y a lo largo de las cadenas de valor. Si no
cumplimos con los requisitos de calidad que demandan los consumidores, nuestras
posibilidades de acceso a los mercados podrán verse seriamente afectadas.
Hay cambios que se vienen propiciando en el sistema regulatorio europeo, que
pueden impactar fuertemente sobre las economías de nuestra región. La adopción
de criterios de peligro en reemplazo de criterios de evaluación de riesgo
sanitario afecta sensiblemente el uso de fitosanitarios. Es clave articular
acciones entre los sectores público y privado para consolidar la estrategia de
defensa junto a los otros países afectados. En este sentido, queremos destacar
el trabajo que se viene realizando en el plano internacional desde Maizall e
ISGA.
El desarrollo de cosechas más productivas a partir de la ciencia y la
tecnología, con la biotecnología como herramienta fundamental, es el único
camino para aumentar la producción mundial de alimentos sin incrementar
fuertemente la superficie cultivada y al mismo tiempo cuidando el ambiente. Para
ello, tenemos que adoptar las tecnologías necesarias para satisfacer la demanda
mundial en forma responsable y sostenible.
Argentina participa activamente en las negociaciones Mercosur-UE, y viene
gestionando su incorporación a la OCDE. Ambas negociaciones son claves para el
desarrollo de nuestras cadenas de valor. En estos organismos de cooperación
internacional, el respeto a la propiedad intelectual es un tema central. En este
sentido, este año se ha debatido largamente sobre la Ley de semillas y hemos
dado un paso trascendente, alcanzando un dictamen en la Comisión de Agricultura.
Queremos reconocer la labor de todos los Sres. Diputados, en especial la de su
presidente Atilio Benedetti. Lamentablemente los tiempos parlamentarios no
alcanzaron para contar con la media sanción.
Reiteramos entonces la necesidad de contar con una ley que brinde las
condiciones para incentivar la investigación y desarrollo, tanto público como
privado, de manera que todos los cultivos cuenten con los mejores programas de
mejora genética, lo que resultará en semillas de calidad para el productor
argentino.
Las Buenas Prácticas Agropecuarias, con las que muchas entidades nos venimos
comprometiendo, son un ejemplo de que la Argentina tiene capacidades para
establecer programas de trabajo saludables, con menor impacto en los recursos.
En este sentido, queda pendiente corregir los problemas que ocasionan las
asimetrías entre las regulaciones municipales, provinciales y nacionales, en
relación a las aplicaciones de fitosanitarios.
Queremos también recalcar la importancia de contar con estadísticas
confiables, tanto para la toma de decisiones estratégicas en el sector privado,
como para fortalecer el proceso de formulación y evaluación de políticas
públicas. Celebramos, en este sentido, la iniciativa del Censo Nacional
Agropecuario 2018. También, destacamos la implementación del sistema SISA, que
simplifica los trámites que realizan los productores.
La Argentina debe retomar un sendero económico donde las inversiones
desempeñen un papel central. Esto nos obliga a trabajar sobre los distintos
factores que afectan la competitividad de nuestras empresas. Es necesario
generar una política de estado público – privada que atienda los riesgos
climáticos de los productores, de los proveedores de insumos y servicios, como
ocurre en los países competidores. Los elevados costos internos dejan a la
Argentina en desventaja frente a otros países. Hemos pasado décadas de abandono
en la construcción de bienes comunes, sin pensar el largo plazo; un ejemplo de
esto es el sistema de transporte. Hoy, valoramos el enorme esfuerzo que se viene
realizando para desarrollar un sistema logístico, y la batalla por reducir los
costos, que permita el desarrollo sustentable de las zonas más alejadas de los
puertos del país.
Los impuestos, la evasión impositiva, la inflación y los vaivenes en el tipo
de cambio también dañan la competitividad. Exportar no es algo que se haga de un
día para otro; nuestras cadenas, para desarrollarse, requieren previsibilidad.
Confiamos en que nuestros gobernantes podrán encauzar el devenir económico
futuro. Estabilizar la macroeconomía resulta una condición necesaria.
Entendemos y compartimos la necesidad de equilibrar las cuentas del estado.
Pero, el costo impositivo que hoy tenemos es sofocante y no es sostenible.
Apoyamos los dichos del señor presidente de la Nación en Trenque Lauquen en
relación a la necesidad de achicar el gasto público nacional, provincial y
municipal; y acomodarlo a los recursos con los que contamos. Confiamos en que la
aplicación de retenciones a las exportaciones sea una medida de extrema
emergencia y que expire en el 2020, dado que se traducen en una menor
productividad y ponen en peligro a toda la agroindustria nacional, que es la
única que nos puede ayudar a revertir el deterioro de muchas décadas.
El trabajo público-privado es clave para diseñar políticas sustentables y eficaces que den certeza y competitividad a las distintas producciones y permitan agregar valor y promover el desarrollo. Debemos fortalecer las instituciones republicanas, el Estado y las organizaciones de la sociedad. La calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión social. Queda mucho por hacer y muchos cambios por decidir y ejecutar. Sigamos trabajando juntos en esta nueva Argentina.