Comencemos por tomar un día a la azar de la primera semana del mes de mayo de este año, investigando los precios que arrojaba el mercado. La pizarra de soja la vemos, dolarizada en u$s 318, y si íbamos a los mercados de futuros, nos encontrábamos con un valor de la posición noviembre rondando los u$s 340.
Si el ejercicio lo replicamos para el maíz, nos encontramos con un disponible en mayo de u$s 174, y un precio para la posición noviembre de u$s 191.
Además, para situarnos en contexto, debemos puntualizar algunos datos adicionales:
• El mismo día citado aleatoriamente el dólar cerró a $ 21.10
• Las retenciones de la soja eran en el mes de mayo del 27.50% (recordemos la
quita de 0.50% mensual estipulada desde enero de 2018 hasta diciembre de 2019, a
donde se llegaría al 18%)
• Las retenciones de maíz y trigo eran del 0%
• Comenzábamos a deducir las primeras repercusiones de las tensiones comerciales
desatadas en el mes de abril entre Estados Unidos y China
En ese mes de mayo, ya se sabía de la merma significativa en la cosecha argentina, producto de la “peor sequía de los últimos 50 años”, pero que sin embargo no se había manifestado en Brasil, país que no mermó sus volúmenes estimados en la recolección de soja.
Luego, los tres meses siguientes produjeron las peores noticias propias y ajenas, las que trataremos de resumir, siendo un poco suavizadores para no amargar la semana de los lectores:
• Se implementaron retenciones semi móviles en soja, dependiendo del tipo de
cambio (cuanto más bajo en tipo de cambio, mayor porcentaje de retención).
• El tipo de cambio luego de su impulso inicial, comenzó a acomodarse hacia
abajo, aumentando la retención porcentual y haciendo menos competitivo al sector
exportador
• Se reimplantaron las retenciones a los cereales, con el carácter móvil
relacionado al tipo de cambio, orillando en este momento el 11%
• Los efectos de la disputa comercial entre Estados Unidos y China hicieron caer
los precios de la soja en Chicago, generando una brecha significativa con los
valores sudamericanos, restando competitividad a la molienda en Argentina
• Los incentivos fiscales para moler y procesar soja fueron eliminados,
tendiendo a equiparar los derechos de exportación del poroto de soja con sus
subproductos derivados, que en definitiva constituyen nuestros principales
productos de exportación.
Los cambios en el mercado fueron, de acuerdo a la breve descripción realizada, dramáticos. Tanto por las noticias internaciones (guerra comercial, records productivos en Brasil y luego en USA), como locales (devaluaciones, cambio en sistemas arancelarios, política tributaria, etc.).
El Trigo no fue la excepción, y también registró cambios abruptos en sus precios, tanto por efecto de problemas productivos en Europa, que llevaron la cotización del cereal a superar la berrera de los u$s 250 para el disponible en los meses de junio y julio y alcanzar los u$s 225 para la cosecha 18/19; como a las consecuencias de la reaparición de las retenciones.
Si bien muchos de estos cambios pudieron ser advertidos con anticipación por los operadores, no me cabe duda que otros no lo fueron. Y si fueron advertidos, es probable que lo hayan sido a destiempo. Así es la mecánica de los mercados. Las noticias y los acontecimientos los modifican, los afectan y cambian sus tendencias.
Cabe hacerse algunas preguntas, de corta respuesta.
• Pudo haber vendido un productor soja y maíz a u$s 318 y a u$s 174 en mayo?
Respuesta: SI.
• Pudo haber vendido un productor soja y maíz a u$s 340 y a u$s 174 en mayo,
para cobrar en noviembre? Respuesta: SI.
• Pudo haber vendido un productor trigo entrega diciembre a u$s 225 y cobrarlo
aún después de reimplantarse las retenciones?: Respuesta: SI
Es por este motivo que comencé este reporte hablando del manejo del riesgo
precio. Una frase escrita en las monedas chilenas dice: “Por la razón o por la
fuerza”. El curso acelerado que se vivió en el 2018 fue sin dudas por la fuerza.
La utilización de los mercados de futuro permite acotar el riesgo precio, y
cerrar resultados persiguiendo un “precio objetivo” y no el “mejor precio”,
aunque no me caben dudas, de que si volviésemos el tiempo atrás, y veríamos de
nuevo los valores que arrojaban los mercados, estos dos conceptos hubiesen sido
coincidentes.
Por Juan Pablo Galleano – Puertos S.R.L - Docente de Agroeducación
Fuente: Agroeducación