Finalmente el gobierno tuvo que ceder ante la presión de las provincias para poder aprobar el presupuesto en el Senado, aceptando un aumento del gasto de $ 24.000 millones.
No extraña esta exigencia provincial porque, como lo he señalado en otras oportunidades, la democracia ha degenerado en una competencia populista. El que ofrece aumentar la cultura de la dádiva y redistribuir la escasa riqueza que se produce en Argentina, puede quedarse con la mayor cantidad de votos. Por supuesto que esa competencia populista consiste en insistir con mantener el empleo público en las provincias. De los 3.165.400 empleados públicos entre nación, provincias y municipios, el 70% está en los empleos públicos provinciales.
Gráfico 1
Como puede verse en el gráfico 1, el empleo público en las provincias entre 2003 y 2017 aumentó, en promedio, un 70%. Es importante resaltar que 2003 no es un piso bajo de comparación ya que los estados provinciales venían sobredimensionados hacía rato, al punto tal que en la década del 90 se hablaba de regionalizar el país para que no hubiese tantos parlamentos, ejecutivos y poderes judiciales. De manera que el punto de comparación de 2003 es un punto alto y aun así tenemos un incremento del empleo público del 70% promedio. Puesto en números absolutos, entre 2003 y 2017 el empleo público provincial creció en casi un millón de nuevos puestos en el estado. Una forma de disimular el desempleo en el estado. Es decir, estadísticamente tenemos que hay un millón de nuevos puestos de trabajo en el estado pero la realidad es que no son puestos de trabajo. Son solo subsidios de desempleo escondidos como puestos de trabajo.
De los 24 distritos considerados, solo siete crecieron por debajo del promedio general, y en casos como Formosa, el empleo público no creció más, probablemente porque ya no quedaba mucha más gente para agregar al estado provincial.
¿Por qué tomo el 2003 como punto de referencia? Porque como decía antes, hace rato que el estado está sobredimensionado, tanto a nivel nacional, provincial como municipal, pero el kirchnerismo llevó ese sobredimensionamiento a niveles insospechados.
¿Qué le podemos señalar a Cambiemos respecto al empleo? Que en su gestión, comparando agosto de 2018 con noviembre 2015 (último mes completo del gobierno kirchnerista) el empleo público aumentó en 52.000 puestos de trabajo y el empleo en el sector privado bajó en 49.300 puestos de trabajo. Claro que el mayor incremento en el empleo público se dio en las provincias y no en la nación, pero claramente Cambiemos nunca logró la lluvia de inversiones que permitiera reducir la desocupación creando puesto de trabajo en el sector privado para también reducir el empleo público.
En noviembre de 2015 los empleados públicos en relación a los empleados en relación de dependencia del sector privado, representaban el 49,7% y en agosto 2018 esa relación estaba en 50,9%, es decir, si bien en gran medida el exceso de empleo público es herencia recibida y responsabilidad de las provincias, Cambiemos no logró empezar a crear las condiciones necesarias para generar una lluvia de inversiones que fuese licuando el peso del estado sobre el sector privado. Más bien el resultado ha sido exactamente al revés de lo planeado por los ideólogos del gradualismo. El estado no fue disminuyendo su peso sobre el sector privado, sino que lo fue aumentando considerando los incrementos de gasto público aprobados para 2019 y la suba de la ya asfixiante carga tributaria.
Pero volviendo al empleo público provincial, además de crecer en forma fenomenal entre 2003 y 2017, los incrementos de salarios fueron sustancialmente superiores a los de la inflación. Si tomamos el dato sobre cómo evolucionó el salario promedio de los empleados públicos provinciales, podemos observar que tuvieron un aumento en términos reales que hace que sea atractivo ir a trabajar al estado y rechazar cualquier propuesta de trabajo en el sector privado.
Como puede verse en el gráfico 2 el salario promedio de las provincias y CABA creció muy por arriba de la inflación del período 2003-2017.
Gráfico 2
En promedio, las provincias aumentaron el salario promedio de los empleados públicos un 2.584% entre 2003 y 2017 contra una inflación que estuvo en el 1.770%. La única provincia que estuvo por debajo de la tasa de inflación fue La Rioja.
Si se considera que aumentaron tanto la cantidad de empleados públicos provinciales como el salario real en estos 15 años, es obvio que la masa salarial que tiene que afrontar cada provincia ha crecido en forma fenomenal. Esa mayor masa salarial, que consume lo que genera el sector privado cobrándole impuestos, ahoga al sector productivo y elimina chances de crecer.
Gráfico 3
Junto al aumento del empleo público provincial, dupliquemos la cantidad de jubilados y pensionados llevándolos de 3,3 millones a 6,8 millones de beneficiarios, multipliquemos por 4,5 los beneficiarios de pensiones no contributivas (pensiones truchas por invalidez, madres con más de 7 hijos, pensiones graciables, etc.), condimentémoslo con 3,9 millones de beneficiarios de AUH, por citar solo algunos ejemplos de gente que vive del trabajo de los pocos que producimos, y no hay bolsillo del contribuyente que aguante semejante despilfarro de recursos en nombre de la solidaridad social.
Dejemos algo en claro, los que menos le preocupa a la mayoría de la dirigencia política es ordenar la economía teniendo un presupuesto pagable por el contribuyente. La mayoría de la dirigencia política está en esta feroz competencia populista por exprimir al contribuyente a niveles de explotación de cuasi esclavitud.
La mayoría de la dirigencia política argentina está haciendo lo imposible por mantener el rumbo de decadencia de la Argentina manteniendo el gasto público en niveles infinanciables, pero quieren conformarnos con que ahora van al déficit primario cero.
Déficit primario cero con política impositiva saqueadora, no lleva a buen puerto. Lleva a otra crisis y más decadencia económica.
Fuente: Economía para Todos