Lo que pasó dentro y fuera del Parlamento mientras se debatía la media
sanción del proyecto de ley de presupuesto, es una muestra acabada de que la
verdadera grieta ya no es más entre los K y los anti-K. La verdadera grieta,
ahora mismo, es entre quieres están a favor del sistema político denominado
democracia, más allá de que no piensen igual, y quienes suponen que para imponer
sus ideas pueden recurrir a cualquier cosa: incluso la mentira, la violencia y
una nueva forma de golpe de Estado. La mala noticia es que los últimos están
cada vez más radicalizados. La buena: es que del lado del sistema democrático no
solo está Cambiemos, el partido oficialista, sino importantes dirigentes y
fuerzas de la oposición, como Miguel Angel Pichetto y todos los diputados que se
referencian en Sergio Massa y el denominado peronismo federal, quienes ayudaron
a dar quórum, a pesar de calificar a la iniciativa como el Presupuesto del
ajuste.
El representante visible más patético de la nueva facción antidemocrática es
Leopoldo Moreau, quien al final de su carrera política está desbarrancando, mal.
Como se sabe, Moreau, en el medio de la sesión, blandió una foto vieja como si
fuera la de la marcha que se estaba realizando en ese momento. La presentó como
el sargento Héctor Olivera, promoción 189 de la Policía Federal, traspasado a la
policía de la Ciudad. Según el diputado nacional de Unidad Ciudadana, Olivera
era un infiltrado del gobierno de Mauricio Macri, puesto allí para generar
disturbios. Pero todo indica que el papelón de Moreau podría no detenerse allí.
Porque fuentes oficiales, en el marco de la actividad de prevención por la
inminencia del encuentro del G20, acaban de detectar que la foto del supuesto
infiltrado de la policía que blandió Moreau pertenece, en realidad, a un
activista anarquista, llamado José Antonio Sabugo, que había sido detenido el 1°
de noviembre pasado, en el medio de la marcha por Santiago Maldonado. De nuevo:
el joven, que según Moreau era un policía de apellido Olivera sería, en
realidad, José Antonio Sabugo, un artesano de 29 años, a quien habrían detenido,
con una mochila que contenía una gomera, una masa y una barreta.
Además del burdo intento de Moreau de agitar una mentira instantánea para
hacer fracasar la sesión, sucedió, esa misma tarde, un hecho que pasó
desapercibido, pero que tiene el mismo rango que el de la foto falsa de Moreau.
Entre los detenidos, se registró un camarógrafo despedido de la agencia de
noticias oficial Télam. Su nombre es Fabricio Baca y fue reincorporado a la
agencia el martes pasado, por una medida provisional dictada por el juez laboral
Ricardo Tatarsky. A pesar de que no estaba trabajando para Télam, porque todavía
no había sido oficialmente reincorporado, Baca fue liberado después de
identificarse como un periodista de la agencia oficial. Pero Baca, además de
camarógrafo, parece tener una activa militancia política. Militancia que lo
llevó a escribir, el domingo pasado, desde su cuenta de twitter, una amenaza
directa al ministro de seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, después de
hacerse eco de una información donde se destacaba que un policía de la
bonaerense había sido apartado por golpear un joven en Bernal. Fabricio Baca
escribió: que la policía de @cristianritondo después no se queje cuando los
ataquemoses una amenaza, no una advertencia. Violencia con violencia!
En el Gobierno, en Cambiemos, pero también entre el peronismo no K, se están
preguntando hasta donde la ex presidenta Cristina Fernández y otros sectores,
como el que lidera el sindicalista Hugo Moyano y su hijo Pablo, están avalando e
impulsando este tipo de comportamientos. La ex jefa de Estado y el Hombre del
Camión tienen problemas parecidos. A Ella, todavía, no le alcanza la intención
de voto para volver a ser elegida como Presidenta. Todas las encuestas, incluso
las que ella misma manda a pedir, la muestren por debajo del 30% de intención de
voto, y a Macri un poco por encima de ese mismo porcentaje. Para que sus
posibilidades se acrecienten, la economía debería empeorar todavía más, y que se
genere una situación de conmoción social que provoque, por ejemplo, el
adelantamiento de las elecciones, o el anticipo de la entrega del poder por
parte del actual presidente. De otra manera, la dinámica de los procesos
judiciales que pesan sobre Cristina, tarde o temprano la van a llevar a la
cárcel, al arresto domiciliario o a una franca declinación política.
Por su parte, Moyano está seguro, también, que Pablo podría ser detenido
antes de las próximas elecciones presidenciales, y que detrás de su hijo él
podría seguir el mismo derrotero. Ayer, en La Cornisa, mostramos como se
instrumentó la pegatina de afiches clandestinos e ilegales, y la secuencia en la
que aparece primero Pablo Moyano El Salvaje, mostrando desde la pantalla de su
celular las mismas fotos falsas y la misma información mentirosa sobre mi
familia y también el ataque sobre el Procurador de la provincia de Buenos Aires,
Julio Conte- Grand.
Todo parece indicar que contrataron a especialistas en montar operaciones sucias, lo que implica que, además de la paciencia, habrían traspasado, a sabiendas, los límites de la legalidad. Quienes en su momento señalamos que la ausencia de la expresidenta en el traspaso de los atributos del mando a Macri podría ser interpretado como el inicio de un repudio a las instituciones y al propio sistema democrático, también vemos con preocupación el supuesto apoyo tácito que Jorge Bergoglio le estaría dando a este sector. Todo el mundo, incluido el Papa, tiene derecho a estar en contra de la política económica que impulsa este gobierno. Lo que parece un poco desmesurado es acelerar su decadencia asociándose con dirigentes que deben rendir cuentas a la justicia. No por las decisiones políticas y las medidas sindicales que tomaron, sino por delitos como el lavado de dinero, la asociación ilícita y el fraude.