Con la primavera, además de las flores en los parques y el uso de menos abrigo, los días templados invitan a pensar en dietas más livianas y frugales. El kiwi es una buena opción para consumir un alimento fresco en cualquier momento del día.
Argentina no es un jugador importante en el escenario mundial. Pero está ubicado geográficamente donde tiene que estar. Actualmente, produce bastante menos de lo que consume y tiene que importar. No obstante, quienes están en el negocio creen que por clima, demanda y precio, hay un potencial aún no explorado. ¿Qué se necesita? Una gran inversión inicial por hectárea y espaldas anchas para aguantar 4 años hasta que los parrales empiecen a dar los primeros frutos de relevancia.
Argentina tiene plantadas hoy unas 700 hectáreas de kiwi de las cuales 400 ó 500 están en la zona Mar y Sierras. Esta campaña se produjeron entre 6.000 y 7.000 toneladas, de las cuales 1.200 provinieron de la finca que Proyecto Agrario tiene en la zona de Mar del Plata, un emprendimiento que surgió en 2007 y se puso como desafío “producir el mejor kiwi de Argentina”.
“Entendemos que por condiciones climáticas moderadas por la cercanía del mar, con inviernos y veranos moderados, buenos suelos y agua Mar y Sierras será la zona núcleo de la producción de kiwi de alta calidad del país”, contó a Clarín Rural Revista Alejandro Reid, propietario de Proyecto Agrario. El resto de la producción argentina está en La Plata, San Pedro y Baradero, en el norte bonaerense.
Lo cosechado esta campaña 2017/18 es similar a la campaña anterior. Fue una buena campaña aunque podría haber sido mejor si no hubiera habido problemas climáticos, los mismos que afectaron a toda la agricultura durante el fin del ciclo de cultivos estivales. “Nosotros logramos cosechar un 20% más pero porque venimos con un plan de aumento de rindes y también de calidad y nuestras plantaciones están madurando, por lo que dan mejores frutos”, explicó Reid.
Proyecto Agrario tiene 31 hectáreas en producción (3 más en desarrollo) en un predio de 170. “Hasta hace dos años teníamos una media de 32.000 kilos por hectárea, esta campaña logramos 37.000 con picos de 50.000 kg/ha y esperamos para los próximos 3 ó 4 años elevar la media a 40.000-45.000 kilos por hectárea”, planteó el productor. El asunto es cómo. Para lograrlo están invirtiendo en tecnologías y sistemas.
Ahora bien, ¿en qué no se puede pifiar si se busca un kiwi de calidad? Para Reid, en una producción en la que vas a invertir 40.000 dólares por hectárea para implantar un cultivo que va a durar toda una vida y más, la elección del campo es fundamental. “Es una inversión inicial de 3 ó 4 veces más de lo que vale el campo, pero con el tiempo te va a dar 100 ó 200 veces lo que vale el campo, por eso, tiene que ser un lugar con pendiente, que no haya encharcamientos, que no haya heladas, que tenga suelos profundos y donde la logística sea fácil”, enumeró Reid como para empezar. Otra cuestión fundamental es armar barreras para dejar el cultivo al reparo del viento.
Si está bien hecha la elección del campo después no es tan difícil ni costoso el mantenimiento y la puesta en producción. Reid trabaja la variedad Hayward que “es el kiwi verde por excelencia del mercado mundial y resulta interesante porque combina una base ácida con un sabor dulce atractivo”.
El kiwi es una planta perenne, similar a una viña. Después de la elección del lote todo empieza con el diseño de la plantación. "Buscamos que las plantas tengan su espacio, no amontonarlas, que entre luz a la planta porque el sol va a producir el azúcar que va a generar la materia seca", explicó Reid. Una vez hecha la implantación, la planta crece rápido y hay que ir dándole estructura de sostén, generalmente con estructuras de madera y alambres a una altura para que el cosechero pueda hacer los trabajos cómodamente.
La poda es fundamental para que la planta reciba todo el sol que sea necesario. También hacer un riego moderado y una fertilización puntillosa. “La nutrición es por hoja, moderada con macro y micro nutrientes buscando la mayor cantidad de materia seca y sabor”, explicó Reid.
La poda es de junio a agosto. A fines de septiembre es época de brotes. Noviembre es la floración y polinización y ahí empieza a crecer el fruto hasta mayo. El ciclo de producción del fruto es de 150 a 180 días. Fines de mayo es el momento óptimo de cosecha.
La polinización es otra de las cuestiones que van a determinar una buena o una mala campaña. “Cada semilla negra que se ve cuando se corta un kiwi al medio –puede tener entre 1000 y 1500- es un grano de polen que fecundó un óvulo, y cuanto más semillas hay más grande es el fruto y de mayor calidad”, contó Reid. Y agregó: “Por eso es que le damos mucha importancia a la polinización, para eso cada tres hembras tenemos sembrado un macho, contratamos abejas preparadas especialmente para polinizar y además de la polinización natural nosotros cosechamos las flores del macho, le extraemos el polen y se lo aplicamos flor por flor”.
Los precios de la campaña 2017/18 son buenos. Al ser un producto donde el precio de referencia está signado por los precios del kiwi importado, el aumento del dólar ha beneficiado a esta actividad.
En Argentina se cosecha a partir de mayo, con lo cual, el invierno es un momento de precios bajos (al aluvión de oferta se suma una demanda estable). Por eso, es importante llegar a la primavera y el verano, cuando hay más demanda y no tanta oferta. Para conservar el kiwi Proyecto Agrario cuenta con una planta con capacidad para recibir 1,2 millones de kilos de kiwi. Parte se completa con producción propia y parte con la de otros clientes de la zona.
Reid compara al kiwi con una caja de ahorros. "No es para hacerse millonario en poco tiempo, sino que es un cultivo que va entregando rentabilidad de a poco y cuanto más pasa el tiempo más rinde se logra, es una caja de ahorro", apuntó.
Por clima, genética y manejo, desde afuera ven a Argentina con un potencial enorme para encaramarse como segundo referente en calidad del hemisferio sur, entre el líder Nueva Zelanda y Chile. Entonces, ¿por qué no hay más kiwi? "La mayor complicación es que una inversión de 40.000 dólares por hectárea requiere de espaldas o créditos de largo plazo algo que en Argentina no existen", lamentó Reid. Aunque retrucó: "Tenemos la tierra, tenemos la gente, tenemos la genética y después de un tiempo hemos aprendido a hacerlo bien". Sólo (ni más ni menos) falta ese empuje financiero para que se animen más productores.
El origen del kiwi está en China, en una liana que crecía debajo de los bosques en cercanías del emblemático río Yangtsé. En los comienzos del 1900 se introdujo en Nueva Zelanda, donde hoy es emblemático.
El principal productor es China, pero consume todo lo que produce y es uno de los principales importadores.
Entre los exportadores, Nueva Zelanda es el primero (líder en calidad), segundo Italia, luego Grecia, Chile, Irán y Francia. "Argentina no existe para el mercado mundial, ni en producción ni en exportación, aunque en exportación se ha crecido un 30%", relató el productor Alejandro Reid. La campaña pasada se exportaron unos 400.000 kilos de kiwi. Esto es un 7% del total producido. Además, Argentina importa unos 11 millones de kilos.