Investigadores del INTA y del Conicet estudiaron la epidemiología de la enfermedad del “mosaico común de la mandioca”, causada por el virus Cassava common mosaic virus (CsCMV) perteneciente al género Potexvirus, en lotes de Chaco y Formosa, líderes en nivel de producción de este cultivo, luego de Misiones y Corrientes. En todos los casos, las plantas analizadas mostraron diferentes grados de severidad de síntomas ante este patógeno, que provoca pérdidas de calidad y de rendimiento hasta en un 60 %.
“Existen evidencias de que no sólo compromete el crecimiento de raíces comerciales, con pérdidas de hasta un 60 %, sino también el contenido de almidón que puede reducirse entre un 10 y 50 % y, posiblemente, su calidad”, aseguró Andrea Zanini, becaria del Conicet en el Instituto de Patología Vegetal del INTA –Córdoba–, que trabajó en el estudio junto con un equipo de especialistas.
De acuerdo con Zanini, el patógeno es transmitido de una planta enferma a una sana a través de las herramientas con las que se las manipula, y se propaga al siguiente ciclo de plantación cuando se emplean estacas provenientes de las plantas infectadas.
Entre los principales aportes, el estudio –cuyos relevamientos se realizaron entre 2015 y 2016– permitió identificar que la variedad de mandioca “Pomberí” o “Pombero Guazú”, de coloración verde clara y de pulpa blanca empleada para consumo en fresco, aparece afectada con mayor frecuencia en las chacras.
Sobre un total de 316 muestras colectadas en Formosa, el 95,5 % registró la presencia del virus. En el caso de Chaco, la proporción de infección –incidencia– se mantuvo en 100 % durante los dos años en que se realizó el muestreo. “Debido a que todos los lotes analizados presentaron plantas infectadas, resulta una prevalencia del 100 % en ambas provincias”, señaló Zanini.
Las plantas analizadas mostraron diferentes grados de severidad de síntomas foliares. “Los síntomas registrados variaron desde grado 0, sin sintomatología foliar, y pasaron sucesivamente por diferentes clases de moteado y mosaico, hasta alcanzar un grado 3 de mosaico severo en todos los lóbulos foliares, con alternancia de verde normal y parches de color amarillo intenso y marcada distorsión de la hoja”, explicó la investigadora.
De esta manera, el estudio determinó que la manifestación de síntomas está asociada a la presencia del virus. No obstante, si bien hubo un mayor porcentaje de plantas que manifestaron síntomas ante la presencia del virus, “se encontró que algunas plantas infectadas con CsCMV eran asintomáticas”, aseguró Zanini.
En esta línea, recomendó tener en cuenta este aspecto “al momento de selección de ramas, porque la propagación del patógeno podría resultar inadvertida”.
Ciencia de importancia regional
En Formosa, Chaco y Corrientes, el cultivo de mandioca resulta una fuente de trabajo para pequeños productores que realizan la actividad para autoconsumo y ventas en el mercado local. En esas provincias, la raíz tiene un rol importante en la dieta cotidiana de la población, así como en Misiones, donde la producción tiene una mayor aplicación industrial.
De las casi 30 mil hectáreas totales de mandioca que se generan en la Argentina, Misiones ocupa el primer puesto en superficie cultivada con el 84,7 %, seguida de Corrientes (6,4 %), Formosa (5,5 %) y Chaco (3,4 %).
El estudio fue llevado a cabo por un equipo de especialistas con sede en el Instituto de Patología Vegetal del INTA. Estuvo dirigido por Liliana Di Feo y participaron los investigadores Andrea Zanini, Rosa Hoyos y Andrés Luque, quienes trabajan en la detección e identificación de diferentes agentes virales que afectan a este cultivo industrial.
En el marco de la investigación, se realizaron exploraciones en los cultivos y toma de muestras foliares para análisis serológico de 22 lotes de diferentes localidades formoseñas: El Colorado, El Espinillo, General Belgrano, Laguna Blanca y Villa General Güemes. También se visitó la localidad de General San Martín, en la provincia de Chaco.
A partir de estas muestras –tomadas al azar–, “se determinó el número de lotes de cada región con, al menos, una planta infectada con el patógeno (prevalencia) y el porcentaje de plantas infectadas con el virus dentro del lote (incidencia)”, explicó la investigadora. La severidad de los síntomas se registró en una escala de 0 a 3 grados por planta.