Mucho menos escribirlos. Esto último puede llegar a ser temerario, puesto que prácticamente la consecuencia posterior a dicho pronóstico resultará "pato o gallareta", como aquel cazador que, observando movimientos en la vegetación, dispara con el vuelo del ave sin conocer a su presa de antemano.
Aquí pasa algo similar. Es muy azaroso tratar de acertar a un pronóstico del USDA. No obstante ello, sí se pueden hacer ciertas consideraciones sobre la importancia de algunos datos que el organismo trata en su reporte de estimaciones agrícolas. Vale aclarar que este artículo se cerró anteayer, casi 24 horas antes de la publicación de las cifras oficiales, por lo que al momento en que los lectores estén ojeando esta edición de la nacion, ya contaremos con los nuevos datos del organismo con sede en Washington.
Muchas veces se ha criticado al USDA, acusándolo de tener una visión sesgada
sobre muchos de los datos que informa. Y esa crítica nos incluye a casi todos
los analistas. Sin embargo, es imperioso tener en cuenta que en el mundo no
existe otro organismo tan importante que de forma gratuita realice informes a
escala global. Ergo, hasta que esto no cambie, el mercado en general y los
precios en particular, se van a seguir moviendo al son de estos informes.
Informe relevante
Particularmente este informe de oferta y demanda posee ciertos "condimentos" que lo hace aún más atractivo que los de otros meses. Claro está que el mercado se concentrará mucho en los datos respecto de las producciones de trigo en Europa y en la ex-URSS, como así también en Australia, luego de la sequía que tuvieron y que aún mantienen algunos países.
Para tener una idea, en el reporte del mes de julio el USDA conservaba datos
respecto del comercio de trigo mundial, en donde Australia exportaba casi un 7
por ciento más que en el año precedente.
No obstante, particularmente resultará interesante la opinión del USDA acerca de
la soja. Mucho se está opinando sobre la posibilidad por parte de China de
"sustituir" hasta 10 millones de toneladas de esa oleaginosa por otras
alternativas que también puedan generar harinas proteicas, en el marco de la
guerra comercial entre el gigante asiático y los Estados Unidos.
Sin embargo, el comercio mundial de harinas proteicas dentro de las que se incluye las de algodón, maní, girasol, almendro, palma, colza, copra y harina de pescado, la harina de soja representa casi el 72 por ciento del total.
Teniendo en cuenta este dato, pareciera difícil que China pueda suplir semejante volumen con otros productos. Y, en todo caso, de ser así, el resto de los países deberían hacer un "enroque" con mayor cantidad de harina de soja para compensar las mayores adquisiciones de China sobre las otras harinas menores.
Salvo que el conflicto comercial derive en una crisis económica global y que, como consecuencia, disminuya el consumo, esta cuestión no debería contraer las exportaciones estadounidenses de la oleaginosa. Pero, como siempre decimos, mercados son mercados y hay que saber respetarlos.
El autor es socio de Nóvitas SA
Por: Diego de la Puente