El Estado Nacional tiene que suprimir gastos y la tijera está golpeando de nuevo la puerta de las economías regionales. Sin prisa pero sin pausa, desde Nación ya se lanzó el rumor de que eliminarán los reintegros a las exportaciones, lo que haría que en su conjunto las empresas exportadoras mendocinas dejen de percibir por parte del Estado más de 60 millones de dólares en concepto de reembolso de impuestos que se “exportan”.
Desde la Nación sostienen que tras la devaluación y con el nuevo tipo de cambio, que todos coinciden tanto sector privado como público es mucho más competitivo, las mejoras a los exportadores están dadas y por esa razón las empresas podrían prescindir del beneficio.
Sin embargo, la cuestión no sería tan lineal, ya que tras la devaluación la inflación se aceleró, los precios se están reacomodando rápidamente y los exportadores consideran que, tal como ocurrió en otras oportunidades, la competitividad generada por el tipo de cambio es sólo una ventana en las oportunidades de venta y que rápidamente se perderá.
Cómo funciona el sistema: a grandes rasgos una vez que el exportador liquida las divisas y se hace el cierre del permiso de embarque, en 25 días, la Nación le reintegra al exportador un crédito, que de acuerdo al producto ronda entre el 4% al 6% de la operación, que se deposita en el banco en el que realizó la operación.
En 2017 Mendoza exportó unos 1.350 millones de dólares FOB a 132 destinos. El principal producto que tracciona los envíos al exterior de nuestra provincia es el vino, seguido del ajo, las frutas secas o procesadas, jugos de frutas y hortalizas y el aceite de oliva. Estos productos que concentran más del 70% de las exportaciones, obtienen reintegros que de acuerdo a las características del producto van en el orden del 4% al 6% sobre el valor FOB.
Desde el gobierno provincial se mostraron preocupados por la posible medida. Es que la administración de Cornejo, espera que en este segundo semestre las exportaciones y el turismo se recuperen y con ello que la provincia crezca, “por encima del 0,5% esperado para la Nación”, un plan, no menos que ambicioso, si se recortan los beneficios que reciben los industriales.
Mario Lázaro, directivo en Pro Mendoza, lo explicó sintéticamente: “Por ahora no tenemos confirmación, pero este tipo de medidas van en contra de todo lo que está haciendo la provincia para promover sus productos en el exterior. En reintegros el año pasado en promedio las exportadores de la provincia recibieron unos 60 millones de dólares.
La noticia cayó como un baldazo de agua fría entre quienes pensaban que en este segundo semestre se iban a poder recuperar mercados. De hecho, el sector vitivinícola, el motor de los envíos al exterior de la provincia, le pidió en marzo durante la Fiesta de la Vendimia, al ministro de Agroindustria Luis Miguel Etchevehere, que aumentará tres puntos los reintegros para mejorar el esquema de competitividad.
“La reducción o eliminación de los reintegros afectaría directamente los márgenes y la rentabilidad de nuestras empresas, sobre todo en la capacidad de invertir en promoción y publicidad. Hoy esa inversión no supera el 6%. Los reintegros al vino están en ese número”, explica Francisco Do Pico, directivo de Bodegas de Argentina y de la Unión Vitivinícola Argentina.
Si bien, Do Pico, consideró que por ahora el gobierno nacional sólo ha dicho que es una medida bajo análisis, agregó: “Creemos que no sería una buena medida. Es importante hoy sostener la producción, especialmente en las economías regionales. En lo que respecta propiamente a nuestro sector, nuestros márgenes son muy finos, 4% en promedio. Cualquier cambio es muy sensible para el negocio”.
Guillermo San Martin, gerente la Asociación de Exportadores de Ajo de Mendoza, sostuvo que “si bien mejoró el tipo de cambio, las distorsiones siguen estando presentes, porque no se mejoró la presión impositiva ni bajaron los costos laborales y de logística. Entonces, esta decisión sólo agravaría el escenario que atraviesa el sector”.
Caber recordar que el ajo, el segundo producto más exportado de Mendoza, viene de dos temporadas con bajos precios, y además con fuerte competencia China en Brasil, prácticamente el único mercado de destino del producto.
“Tratando de no ser agoreros, tal vez sea una medida de las tantas que están en estudio para disminuir el déficit fiscal. Si eso es así, pues la recomendación sería para que las autoridades pertinentes abandonen ese curso y busquen otros caminos, como debe ser la reducción del mal gasto público, en lugar de generar zozobra en los exportadores de nuestra región”, señaló, Mario Bustos Carra, gerente de Cámara de Exportadores de Cuyo.
Para Bustos Carra este tipo de políticas contradice las afirmaciones del Gobierno Nacional. “Hay que fomentar nuestras ventas al exterior, pues es imperativo el ingreso de divisas provenientes de dichas transacciones”, indicó.
“Aguardamos los acontecimientos con la esperanza de que se adopten otro tipo de medidas que no vayan en detrimento de nuestra economía y esperamos los argumentos que los gobiernos provinciales hagan valer ante la Nación”, sentenció el dirigente.
En lo que va del año, el dólar subió 50% respecto al peso. Si bien la devaluación es un estímulo para aumentar las exportaciones, un informe privado destaca que para el 85% de las ventas externas el valor del dólar no es un factor determinante.
Un informe de Radar Consultores sostiene que si bien el actual nivel de tipo de cambio “es mucho más ventajoso para los sectores transables, una condición necesaria para que haya un salto importante en la actividad exportadora es que su nivel sea percibido como sostenible y estable”.
Aquí el problema es que “el contexto inflacionario hace prever que la competitividad lograda en estos meses se irá erosionando gradualmente por el aumento de la inflación”.
Según el economista Martín Alfie, “desarrollar un nuevo negocio de exportación es un proceso complejo que lleva años y puede implicar elevados costos iniciales. Por lo tanto, el salto del tipo de cambio es más que nada una ventana de oportunidad para los sectores que ya están exportando”.
No todos los sectores responden de la misma manera al salto del tipo de cambio. Hay distintas "sensibilidades" dependiendo del tipo de producto y mercado.
Radar postula que las actividades asociados a productos primarios (agro, combustibles y energía y minería), que en 2017 representaron el 54,8% de las exportaciones, tienen “sensibilidad baja” y que su evolución está más vinculada a cuestiones climáticas y a inversiones de largo plazo.
Con “sensibilidad media” aparecen las economías regionales, la cadena frutihortícola, los productos cárnicos y lácteos, las exportaciones industriales a Brasil, los productos marítimos, el cuero y algunas manufacturas industriales como la petroquímica y la química Inorgánica.
Representan el 30,8% del total de lo exportado y están condicionados a lo que ocurra con la economía brasileña, hoy en medio de una desaceleración, y a la capacidad productiva.
Los de “sensibilidad alta” son aquellos que pueden aumentar su producción sin grandes inversiones, tienen desarrollado del canal comercial y cuentan con varios mercados abiertos. En 2017 representaron el 14,4% de las exportaciones totales.