En calles desérticas el miércoles de madrugada, a las 5,40, una brigada se apostó frente a las oficinas de Corporación América en Palermo y en simultáneo en las de Techint y en las del grupo Roggio, en Catalinas Norte. Fue el comienzo del mega operativo en el que participaron 110 personas.
Hubo mucho más si se cuentan los 12 detenidos y los 18 llamados a indagatorias. Algunos nombres, como el de Gerardo Ferreyra (Electroingeniería) y Carlos Wagner (ex titular de la Cámara de la Construcción) sobre los que pesan otras causas, no sorprendieron. Pero otros tuvieron efecto explosivo. Fue el caso de Manuel Santos Uribelarrea, del grupo MSU, que es uno de los principales productores agropecuarios del país y que se diversificó a las centrales térmicas en las provincias de Córdoba y Buenos Aires.
También, el de Javier Sánchez Caballero, ingeniero de profesión e histórica mano derecha del primo presidencial Angelo Calcaterra en Iecsa. Un dato: cuando Marcelo Mindlin compró esa constructora exigió el retiro de Sánchez Caballero.
Para muchos, esta mega causa originada en los cuadernos de las coimas significa el principio del desmoronamiento de un sistema que trasciende al llamado club de la obra pública.
“No recuerdo algo así”, dijo a Clarín el historiador Luis Alberto Romero. En su visión, a diferencia de otras épocas, el kirchnerismo logró transformar la obra pública en un instrumento de gobierno. “Inventaban el proyecto y llamaban a las empresas para asociarlas. No importaba que la obra quedara trunca”.
Por cierto, es la primera vez en la Argentina que una investigación judicial abarca a los nexos del poder político con parte del establishment, siempre considerado como el poder permanente. Un analista apuntó que por los involucrados, “esto va en serio, ya no puede haber marcha atrás”.
Curioso. Durante los allanamientos pedían el registro de ingresos de 2010 buscando nombres de funcionarios en el caso de Roggio. Parece un hallazgo imposible, si se considera que la sede se encuentra en un edificio compartido y que difícilmente los funcionarios vayan a las empresas. En Corporación América les sirvieron café con medialunas y no se llevaron nada, ante el asombro de todos. Y en Techint también se mostraron asombrados por el operativo.
Ayer, en la Cámara de la Construcción, disimularon el nerviosismo. Después de todo, apenas pasaron tres años de la convención de la Cámara a fines de 2015, cuando se aplaudió con fervor y tono de despedida a Julio de De Vido. A Carlos Wagner, titular de esa Cámara, entre 2004 y 2012, los industriales le reprochan que su compañía haya crecido más que el promedio en una época, como la del kirchnerismo, en que la obra pública tuvo magnitudes desconocidas.
Admiten que fue el jefe perfecto para la entidad por sus vínculos con Néstor Kirchner gracias a las obras de su firma Esuco en Santa Cruz.
Roberto Lavagna fue el primero en llamar la atención en 2005 al señalar quejas del Banco Mundial por el costo de las obras. Lavagna denunció el capitalismo de amigos. Pocos quisieron escucharlo.