Un proyecto de ley que actualmente está siendo evaluado por el Senado de la Nación apunta a promover la biodiversidad en ambientes cultivados de más de 200 hectáreas, mediante el establecimiento de una superficie mínima obligatoria que deberá ser conservada con especies naturales.
El proyecto de Ley "Presupuestos Mínimos para la Biodiversidad en Ambientes Cultivados" fue presentado por la senadora nacional por Río Negro Silvina García Larraburu. Está elaborado sobre la base a un trabajo científico de Lucas Garibaldi, investigador independiente del Conicet y director del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural de la Universidad Nacional de Río Negro.
La versión preliminar de la norma, a la cual tuvo acceso el sitio de divulgación científica Sobre la Tierra, establece que se deberá garantizar un mínimo de cuatro hábitat por cada unidad productiva de 200 hectáreas.
En tanto, los otros tres hábitat podrán contener cultivos pero diferentes entre sí. También se indica que, de ser aprobada, la Ley se implementará de forma progresiva a lo largo 10 años.
Según indicó Garibaldi, quien también es docente del departamento de Métodos Cuantitativos de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba), el espíritu de la ley se basa en la agricultura sustentable, teniendo en cuenta aspectos de rentabilidad y conservación.
"Esta iniciativa promueve la rotación de los cultivos, favorece la preservación hábitat naturales y seminaturales (que no son cultivados desde hace más de 20 años y que incluyen especies nativas) y sus múltiples beneficios asociados, como una mayor polinización, control biológico de plagas, reducción de la erosión, fijación de carbono, valor turístico e industrias como la apicultura, entre otras", indicó el investigador.
Además, subrayó la necesidad de implementar la normativa por la falta de diversidad que posee la mayoría de los sistemas agrícolas nacionales, dominados por monocultivos. "Estamos en una situación crítica. Hemos perdido una gran diversidad de paisajes. Es importante recuperarlos porque, asociado a esa falta, perdimos aspectos fundamentales para el bienestar social en general", aseguró.
"La conservación del 2,5% de la superficie se podría desarrollar incluso en tierras marginales, donde se maximizan los servicios ambientales y no se compite con lugares de altos rendimientos. De hecho, pueden potenciar los rindes de los cultivos aledaños", dijo Garibaldi.
Este 2,5 por ciento también representa un porcentaje mínimo de conservación respecto de otros países como Brasil, por ejemplo, cuyo código forestal (establecido en 1967 y reformado en 2012) plantea una conservación del 20 por ciento fuera de la Amazonia legal. En tanto que, dentro de ese mismo área, establece una conservación de 35 por ciento en ambientes de sabana y de 80 por ciento en bosques.
Garibaldi destacó que el proyecto de Ley cuenta con una base científica sólida y valoró el rol de los investigadores, puesto que con sus conocimientos "pueden contribuir a desarrollar una mejor legislación y un mejor uso de la tierra".