La campaña de trigo arrancó con una expectativa de siembra en alza, incluso sosteniendo los 5 millones de hectáreas y las 900 mil de cebada estimadas antes de que circularan inquietantes rumores de regreso de las retenciones. Luego hubo días de incertidumbre, pero finalmente el productor siempre opta por hacer girar nuevamente la rueda del negocio agrícola.
Los números son significativos y ponen blanco sobre negro. Se duplicó la superficie de cereales de invierno en los últimos 3 años y si bien las lluvias de marzo/abril complicaron a muchos en el final de la recolección de la soja, por otro lado, dejaron un muy buen nivel de agua en los perfiles como para implantar los cultivos de fina. Para los asesores, si además acompañan las lluvias en primavera (que climáticamente se anticipa neutra) se podría tener una buena expectativa de rendimiento de la fina.
Ahora bien. La sanidad en el trigo es la variable que más se necesita apuntalar para pensar en esa mayor cantidad de kilos por hectárea. “Con el gran brote de Roya Amarilla que se dio en la campaña pasada vemos que el productor adelanta los monitoreos y prevé, al menos, dos aplicaciones con fungicidas, en especial cuando piensa en cultivos de alto rendimiento”, explica el ingeniero agrónomo Emiliano Meroi, gerente de Fungicidas y Tratamiento de Semillas de FMC.
Cabe recordar que la Roya Amarilla se puede llevar hasta el 50% del rendimiento de un trigo cuando se ha implantado una variedad susceptible, si se dan las condiciones climáticas predisponentes y si no se realizan tratamientos oportunos. Meroi recordó que “muchos de los trigos que más se siembran y que son materiales muy buenos, también pueden ser muy susceptibles a Roya Amarilla, y debido a la dinámica de esta enfermedad cuyas esporas se diseminan por el aire, si se dan las condiciones de clima propicias puede hacer mucho daño en los cultivos”.
Para prevenir y también bajar el nivel de incidencia en el caso de que ya haya desembarcado el hongo en el lote, Meroi recomendó “el monitoreo y la posibilidad de hacer una intervención temprana con un fungicida desde inicios de macollaje, en especial si se da la enfermedad y tenemos implantada una variedad susceptibles”.
El gerente de Fungicidas de FMC aconsejó también estar atentos desde el arranque porque “los fitopatólogos ya pronostican que este será un año de fuerte presencia de Roya Amarilla. Luego habrá que hacer otra aplicación más adelante cuando aparezcan otras royas como la Anaranjada o manchas de la hoja como Septoriosis o mancha amarilla”.
Para estos casos FMC lanza este año el Rubric Max, un fungicida sistémico a base una mezcla de Azoxistrobina al 20% y Epoxiconazole al 10%, lo que le provee control preventivo, curativo y cierta actividad erradicante, destinado al control de enfermedades foliares (complejo de manchas y royas) en cereales. “Como posee entre 20 y 30% más de estrobirulina que sus competidores eso le da más persistencia en hoja. Por otra parte, cuenta con un 20% más de ingrediente activo triazol, lo que posibilita tener acción curativa más contundente ante situaciones de mayor severidad, indicó el especialista en fungicidas.
Rubric es un mezcla de fungicidas pertenecientes a las familias de los triazoles y las estrobirulinas. Tiene muy buena afinidad con la cutícula con lo cual su ingreso es rápido y el riesgo de pérdida por lluvias posteriores a su aplicación es muy bajo. Su movilidad sistémica y meso sistémica le provee a este fungicida la condición de muy móvil dando así una mejor cobertura en hoja y por lo tanto generando mejores condiciones para la prevención de futuras infecciones.
Meroi, finalmente, recordó la importancia de aplicarlo “a la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad, para frenar la incidencia y reducir el severidad del hongo”.