Desde manejo del cultivo hasta las perspectivas de mercado internacional,
ningún tema se dejó de lado.
El girasol volvió a ser negocio. Y eso se visualiza con mucha claridad en la
región del NEA (Chaco, Santiago del Estero y norte de Santa Fe) donde el área
sembrada ha crecido más del 40% desde la eliminación de las retenciones y
actualmente representa el 35% de la producción total nacional. Pero lejos de ser
un techo, la zona tiene aún posibilidades de ampliar su frontera agrícola e
incrementar su producción de girasol, que hasta el momento se vuelca enteramente
hacia el mercado interno y los países limítrofes. El gran desafío es entonces
generar un excedente que tenga como destino la exportación internacional y
ayudar a que la Argentina vuelva a tener una posición de relevancia en el
mercado mundial de girasol.
Atraídos quizás por las buenas perspectivas que se vislumbran, casi 200
productores locales se acercaron a las dos jornadas de actualización técnica
organizadas por ASAGIR (Asociación Argentina de Girasol) en la ciudad chaqueña
de Sáenz Peña y en la localidad de Avellaneda, ubicada al noreste de la
provincia de Santa Fe. "Hace varios años que el Norte ha tomado relevancia en el
cultivo. Y lo que tratamos con este tipo de talleres es que los productores y
técnicos locales lleven adelante la discusión con la experiencia que han
desarrollado. Y además traemos especialistas en temas específicos que puedan
aportar información útil para la construcción de ese manual de prácticas
agrícolas propio que tiene cada región", explica Guillermo Pozzi, presidente de
ASAGIR.
"El girasol es un cultivo muy importante en la zona, no solamente por su
precio sino también por su estabilidad y por cómo encaja en la rotación
agrícola. Además, trae otros beneficios que están quizás un poco escondidos como
el tema de la materia grasa", asegura el ingeniero Héctor Alcaraz, que trabaja
en la Unión Agrícola de Avellaneda y fue uno de los técnicos invitados para
hablar sobre las particularidades que presenta el cultivo en la zona.
"Acá tenemos muchas limitantes. Nuestros suelos son poco receptivos a la
humedad y si hay exceso de lluvias, se encharcan o erosionan. Y por los períodos
en que se desarrolla, el girasol nos da mayor seguridad y con un costo de
cosecha no tan alto como otros cultivos", completa Rubén Agretti, un
experimentado productor de la región que fue uno de los grandes protagonistas de
la actividad.
Similares conceptos habían sido expresados por el Sr Enzo Locinski, destacado
productor de AAPRESID en Las Breñas, y el Ing. Ivan Vrdoljak, ambos disertantes
locales en la jornada desarrollada dos días antes en Saenz Peña, Chaco.
Por cuestiones ambientales, de suelo y características climáticas, no será
fácil superar los rendimientos promedio de la zona. Sin embargo, las
perspectivas para la próxima campaña son alentadoras y muchos productores
planean aumentar el porcentaje de área de siembra. "Es que luego de la gran
sequía que tuvimos en el verano, pasó un aguacero muy grande en pleno otoño que
dejó muy buena humedad. Y si el girasol tiene clima seco arriba y humedad en el
pie, se nos presenta un muy buen año", agrega Agretti, que con su hermano
trabaja un campo de 800 hectáreas (de las cuales la mitad se destina al
girasol), ubicado en Lanteri, en el departamento de General Obligado, Santa Fe.
Un tema que ocupó buena parte de los talleres es la explosiva reaparición en
la región de Downy Mildew durante la última campaña. "El patógeno mutó y tiene
resistencia al curasemilla. Es muy virulento y está en la mayoría de los suelos
de la zona. Además, el año pasado se dieron todos los factores y condiciones
para que se propague la enfermedad", alerta Alcaraz. Para la patóloga y
mejoradora de girasol, Amelia "Baby" Bertero, la única solución es la elección
correcta del cultivar, donde hay híbridos que todavía muestran resistencia
genética. "El Mildew asusta, pero es una enfermedad que se puede controlar",
tranquiliza.
Durante su exposición, Bertero recalcó la importancia de elegir el híbrido
que mejor se adapta a cada situación particular y recordó que la resistencia a
enfermedades "es un seguro de rendimiento". En la página web de ASAGIR están
publicados los ensayos de la Red Nacional de Cultivares. "Allí se puede ver que
en la zona hay siete híbridos que están por arriba del promedio en las últimas
dos campañas", asegura.
En las jornadas también se hizo un repaso por las principales malezas de la
zona, una problemática que crece a pasos agigantados y que afecta no solamente
al girasol sino también a los demás cultivos. El consejo que prevaleció fue
tener los lotes totalmente limpios en los primeros 40 días, seleccionar el
híbrido adecuado y realizar ajustes a partir de cada situación particular. En
tanto, la rotación de cultivos que predomina en gran parte de la región es
girasol sobre soja, que otorga muy buenos aportes de nitrógeno y deja limpio el
barbecho.
Alcaraz agrega que tan solo tres híbridos representan más del 50% del área de
la superficie sembrada de girasol en la zona y recomendó la utilización de
ciclos intermedios y cortos. "Los semilleros tienen que trabajar más sobre lo
que el productor quiere y necesita", afirma el experto, quien promueve además
que se hagan más análisis de suelo. Según los muestreos realizados durante los
dos últimos años, el promedio de materia orgánica en la zona es de 2,3% cuando
debería estar entre 2,5 o 2,7 para no tener inconvenientes. "A través de un
ensayo que hicimos logramos determinar que se puede obtener una diferencia de
rendimiento de 374 kilos entre una fertilización simple (50 kilos de diamónico)
y una fertilización doble (50 kilos de diamónico y 50 kilos de urea)", concluye.
Por último, el asesor económico de ASAGIR, Jorge Ingaramo, analizó las
perspectivas comerciales y la cotización que podría llegar a tener el girasol:
"El futuro del cultivo es bastante auspicioso. Mi pálpito es que la cosecha
record que se prevé en Ucrania finalmente no va a ser la esperada. Así que veo
precios internacionales en alza". Sin embargo, en el mercado interno se
vislumbran aún muchos nubarrones y un clima con grandes turbulencias. "Hay que
esperar que se tranquilice el dólar para bajar el nivel de incertidumbre. No hay
certezas de que el consumo nacional pueda absorber el impacto de la devaluación.
En el futuro habrá que mirar ese dato: el tipo de cambio contra los salarios
reales", comenta.
En los últimos diez años el consumo de aceite de girasol ha sido el más dinámico de los commodities, creciendo al 3,9% anual acumulativo. Se pronostica que para satisfacer esa demanda se necesitarán adicionar a la siembra alrededor de 600 mil hectáreas de girasol. Y el único lugar en el mundo donde puede crecer la producción es Argentina. "Tenemos que llegar a las 4.500.000 de toneladas que se producían antes de las retenciones y recuperar los mercados perdidos", alienta Ingaramo. Dentro de ese panorama internacional, el NEA puede ser el gran protagonista de la historia. "Es una zona donde todavía se puede crecer a través de la tecnología y donde además el girasol tiene una relación competitiva superior respecto al maíz y la soja", finaliza Pozzi.