El Indec dará hoy a conocer los datos del intercambio comercial
correspondientes a mayo y confirmará, una vez más, que se mantiene el déficit
comercial, aunque esta vez podría observarse un cambio de tendencia, en especial
un crecimiento más débil, o incluso caída, de las exportaciones, reflejando el
impacto de la fuerte sequía registrada en el segundo trimestre.
Los especialistas coinciden en que la devaluación del peso de más del 20% que
tuvo lugar desde principios de mayo tendrá su correlato en una reducción de las
importaciones, pero eso se vería con mayor claridad a partir de los datos de
junio, y no en el informe que se difundirá hoy.
Como fuere, hay dos escenarios que marcarán la balanza comercial argentina de
aquí hasta fin de año. Por un lado, se proyecta una baja de las importaciones
por la caída de actividad económica, habida cuenta de que el 80% de los bienes
importados son equipos, partes y piezas, bienes intermedios o insumos para la
producción.
La actividad está afectada por la disparada de las tasas de interés, que ya
se ubican por encima del 40% y el impacto de la inflación en el consumo, con
expectativas de llegar o superar el 30% este año. En ese contexto, no es menor
el salto que pegó el tipo de cambio en mayo, pasando de $ 20,80 a $ 25,40 por
dólar entre el 2 y el 31 de mayo, un incremento de más del 22%.
Por otro lado, si bien en los últimos meses las exportaciones empezaron a
mostrar mejores números, traccionados por la mayor demanda de Brasil, este país
aún ofrece señales mixtas de cara al futuro.
"La economía de Brasil hoy es agridulce, dulce porque crece más que el año
pasado, pero también es agria porque viene reduciéndose la expectativa de ese
crecimiento, que en un momento se esperó que podría ser de 2,8/3%, pero hoy la
expectativa es poco más de 2%", aseguró Marcelo Elizondo, director general de la
consultora Desarrollo de Negocios Internacionales.
El especialista precisó que en lo inmediato "un cambio tan abrupto del tipo
de cambio real no genera más negocios, sino más rentabilidad", aunque admitió
que en el corto plazo "puede mejorarle la ecuación a algunos exportadores, sobre
todo a las economías regionales".
Por su parte, Miguel Ponce, director de Centro de Estudios para el Comercio
Exterior del Siglo XXI, consideró que Brasil "está traccionado un poco más (de
productos argentinos) pero no lo que se esperaba" y por otra parte, advitió que
"Brasil está teniendo una política muy particular en relación a China, ya que en
muchos bienes que nos podría comprar a nosotros, está buscando mejores precios".
En esta línea se enmarca la profundización de lo que ya se califica- quizá
con exageración-como guerra comercial, que "deja sobrestocks de Canadá, de
México, China y la Unión Europea, que lógicamente ya empiezan a buscar nuevos
espacios donde colocarse", señaló Ponce. Aclaró que América Latina aparece en
ese radar y en la región "los más vulnerables somos nosotros".
En este escenario, la segunda parte del año está dominada por la incertidumbre en materia de comercio exterior. "Veo una morigeración del comercio, aunque todavía no sabemos qué va a pasar en Brasil, donde hay elecciones en octubre; no sabemos si se desata una guerra comercial más grande y no sabemos qué pasará con la economía argentina", alertó Elizondo.