“Por el crecimiento de la población, en los próximos cincuenta años se van a necesitar más alimentos que en los últimos 7.000”. El cálculo, difundido recientemente por el analista Jorge Torelli durante un seminario del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), es elocuente. Respecto a la carne, Torelli agregó que en 2012 se consumieron en el mundo 60 millones de toneladas métricas, y que en 2050 se van a necesitar 110 millones de toneladas métricas. “Tendríamos que aumentar 85 por ciento la producción, algo que no va a pasar, por lo tanto la demanda de carne va a superar ampliamente a la oferta y los precios, en el mediano y largo plazo, irremediablemente van a aumentar”, afirmó.
Los datos son especialmente alentadores para los productores ganaderos y los frigoríficos locales, sobre todo teniendo en cuenta que el 5 por ciento de la carne comercializada en el mundo sale de la Argentina. La perspectiva a largo plazo apuntala una tendencia exportadora que tomó fuerza en los últimos dos años.
Según el Ministerio de Agroindustria de la Nación, en los dos primeros meses de 2018 se exportaron 66.343 toneladas de carne equivalentes a res con hueso, un 43 por ciento más que en el mismo periodo del año pasado y casi el doble que en enero y febrero de 2016. A su vez, el consumo interno aparente de carne bovina, medido en kilos por habitante por año, en el primer trimestre fue de 59,16, un 2,3 por ciento más que en el primer trimestre de 2017. Es decir que crecieron la exportación y el consumo interno. La clave parece estar en las 733.190 toneladas de res con hueso que según el Ministerio se produjeron en la Argentina entre enero y marzo de 2018, que representan un crecimiento interanual del 7,3 por ciento.
Actualmente el 89 por ciento de esa producción va al mercado interno, que es el que sostiene a la producción de carne argentina, y el 11 por ciento se destina a la exportación.
¿Cuáles fueron las medidas tomadas por el actual gobierno para impulsar los embarques en los últimos dos años? El Ministro de Agroindustria Luis Miguel Etchevehere menciona, en primer lugar, la implementación de reintegros y la eliminación de los derechos de exportación del 15 por ciento y de las limitaciones a las exportaciones. “Esas han sido las primeras medidas tomadas dentro de un esquema de acciones tendientes al ordenamiento de la cadena de ganado y carne bovina. A ello debe sumarse la apertura de nuevos mercados, la mejora en las negociaciones sanitarias y comerciales y, sobre todo, el fortalecimiento de las relaciones público-privadas que permite una evaluación y evolución continua de las medidas implementadas”, remarca.
Por su parte, Fernando Herrera, director de la Asociación de Productores Exportadores Argentinos (APEA), destaca que en este tiempo mejoraron las expectativas y el entusiasmo a pesar de que los números del negocio no son tan buenos. “De a poco vamos recuperando posiciones y ya estamos de nuevo dentro del ranking mundial de los diez principales exportadores”, dice. Y Federico Vilariño, presidente del frigorífico Frimsa, coincide: “A partir de la asunción del actual gobierno se ajustaron algunas variables que claramente mejoraron la performance. En cuanto a la exportación hay una clara tendencia alcista con un mercado pujante como el chino, que se lleva el 50 por ciento del volumen exportado. Hoy la demanda de cortes depende de cada destino, pero en general todo se vende”.
Concretamente, más de la mitad del volumen de carne exportado por la Argentina en el primer bimestre del año tuvo como destino al mercado chino. En segundo lugar aparece la Unión Europea con el 14,33 por ciento del volumen, pero con un mayor valor que representa el 26,32 por ciento del total exportado. Martín Costantini, director de Frigorífico Rioplatense, lo ilustra de esta manera: “Nuestras exportaciones en toneladas se han casi duplicado en el último año, luego de dos años anteriores de caídas. Este incremento se debe principalmente a las exportaciones a China de cortes de menor valor. Por esta última razón el importe de las exportaciones creció solo el 60 por ciento”.
Por lo dicho, la apertura del gigante asiático a cortes argentinos de mayor valor es fundamental para toda la cadena. Tal es así que en mayo, una misión oficial encabezada por Etchevehere fue a ese país con el objetivo de acelerar gestiones comerciales, y el Ipcva participó de la feria Sial China acompañado por 27 empresas exportadoras. El Pabellón Argentine Beef estuvo equipado con boxes individuales para empresas, un salón de reuniones, dos front desk y un restaurante de treinta mesas en el que solo en el primer día se sirvieron más de 100 kilos de bife ancho a la parrilla. Desde allí Ulises Forte, presidente del Instituto, expresó: “Tenemos que mostrarle a China que nuestra carne es la mejor. Porque está muy bien ubicar en ese mercado cortes como el garrón, el brazuelo o el cogote, pero también podríamos exportar bifes o lomos destinados a una población que cada vez posee mejores recursos económicos y a los miles de hoteles de cuatro y cinco estrellas”.
Hugo Borrell, presidente del frigorífico Arrebeef, quien formó parte de la comitiva, dijo: “Si hay hacienda suficiente nos va a ir muy bien, y a los productores también. Más mercado, más exportaciones, más trabajo y mejores precios para toda la cadena”.
Mientras tanto, en línea con lo que dice Borrell, Herrera lanza una advertencia desde el punto de vista de la producción. Dice que el crecimiento de las exportaciones es una buena noticia, pero que las ventas de carne de alto valor no aumentan fundamentalmente por la oferta insuficiente de novillos pesados. “Mientras no produzcamos lo que demanda el mundo va a ser difícil aprovechar las oportunidades comerciales”, afirma. Y respecto a la situación de APEA agrega: “Por el volumen que manejamos, menor al de los frigoríficos exportadores, los nichos de mercado son muy importantes para nuestro crecimiento. En tal sentido, podemos mencionar ventas en Filipinas, Singapur, Emiratos Árabes y Qatar entre otros. En estos mercados no tradicionales venimos colocando cantidades crecientes de cortes finos a precios similares a los que se logran dentro de la Cuota Hilton. También estamos orientando ventas a Perú y Colombia, y hay que destacar las posibilidades de desarrollar los mercados de China y Rusia para cortes de alto valor”.
Por su parte, Vilariño comenta que Filipinas fue uno de los últimos mercados abiertos por Frimsa con muy buenos resultados. “En nuestro caso en particular la obtención de habilitación al Mercado Común Europeo nos permitió crecer con las exportaciones y complementar con otros mercados. Si bien los resultados todavía no son los esperados por los altos costos y la excesiva carga impositiva, somos muy optimistas que gradualmente las condiciones van a ir mejorando”. Y Costantini dice que Frigorífico Rioplatense está activo en todos aquellos mercados donde Argentina tiene acuerdos sanitarios. “Filipinas es un mercado abierto el año pasado con gran potencial de crecimiento, así como Tailandia y Singapur”, detalla.
Según explica Herrera, el negocio exportador viene funcionando mejor que el año pasado pero sigue sujeto a algunas variables que los productores no pueden controlar y que hacen a la competitividad. Los costos internos, excluyendo la materia prima, son mayores a los de otros países competidores, indica. “Es un negocio muy sensible a la evolución del tipo de cambio real. Esto conspira contra la posibilidad de hacer proyecciones de largo plazo. También hay que ver la evolución de la oferta de carne, en especial la de novillo tipo exportación. Si se recupera y mejoran las condiciones macroeconómicas podremos dar el salto exportador: los mercados están”, afirma.
Uno de los argumentos que en su momento pusieron palos en la rueda de la exportación de carne fue la defensa del consumo interno. Al respecto, Torelli remarca que “no existe el mercado interno versus el mercado externo, existe la integración de los mercados”, y aporta una receta posible. “Pretendo que en algún momento los empresarios frigoríficos que apuntan al mercado interno inviertan en sus fábricas para lograr una mejor integración. O sea, dividir la media res, sacar el corte pistola -que es el 47 por ciento- y dividirlo en dos: el mocho y el rump & loin. El rump & loin -que es el 22 por ciento de la media res-, tiene el bife angosto, el cuadril y el lomo, cortes con mayor precio en el exterior que en la Argentina. El mocho tiene valores en el mercado interno que no son igualados en ninguna parte del mundo. El asado -que representa el 15 por ciento- en la Argentina vale seis veces más que en cualquier país del mundo”, describe.
Algo así es lo que hace Costantini: comercializa los cortes de mayor valor en el exterior a clientes que demandan un producto de altísima calidad, aun cuando el mercado interno tracciona más que la exportación. “De esta forma seguimos satisfaciendo la demanda de nuestros clientes”, dice.
También Vilariño entiende que el consumo interno y la exportación van de la mano para poder lograr una buena integración. Pero trae a colación un tema pendiente en ese sentido: “Considero que eliminar el doble estándar impositivo y sanitario tendría que ser una de las medidas a tomar para mejorar la cadena y erradicar la competencia desleal. Sigue habiendo una enorme diferencia entre los frigoríficos exportadores y los del abasto local. Mientras en los primeros existe una alta inversión en normas de calidad e inocuidad y un claro agregado de valor a los productos, en los segundos se mantiene la informalidad vendiendo solo medias reses, las cuales son manipuladas con escaso control sanitario”, advierte.
Al respecto, el Subsecretario de Ganadería de la Nación Rodrigo Troncoso asegura que “el ordenamiento de la cadena, que permite un trabajo integrado y sistémico de los organismos del Estado vinculados al sector bovino, es la herramienta necesaria para la construcción de un marco competitivo sostenible encaminado desde el pasado año y con resultados como la depuración de los actores oportunistas que incumplían las obligaciones sanitarias, previsionales e impositivas y generaban condiciones de trabajo precarias, poniendo a su vez en peligro la salud pública”. Luego comenta que desde el Estado se está diseñando un nuevo sistema de tipificación bovina basado en la calidad de la res y de la carne con la meta de desarrollar un sistema objetivo que premie la calidad y que sirva como idioma común entre la oferta (sistemas de producción, sanidad, genética) y la demanda (industria frigorífica, consumidores).
Según Costantini, en términos generales la industria frigorífica argentina necesita transitar varios años con buena rentabilidad y fuertes inversiones que le permitan “pegar un salto cualitativo y la pongan a la altura de las mejores fábricas del mundo”.
En este sentido, Troncoso dice que las empresas frigoríficas se encuentran haciendo inversiones en infraestructura, ampliando y modificando las plantas y modernizando los procesos para lograr una mayor eficiencia, y Etchevehere agrega que se está trabajando desde la producción en generar la tan esperada oferta de hacienda pesada para abastecer los mercados tradicionales y aquellos que se irán abriendo en los próximos años. “Se han generado varias herramientas como la Prenda Ganadera y el Mercado de futuros a disposición de los productores. A ello se suma la batería de trámites que han sido eliminados y el diseño de sistemas de autogestión en pos del ahorro de tiempo y dinero del productor y una mayor eficiencia desde el Estado”, afirma el Ministro.
A modo de conclusión, con tono optimista Costantini afirma: “Todas estas medidas aumentarán la producción de carne aumentando los saldos exportables sin afectar el volumen del mercado interno, manteniendo un consumo per cápita en el orden de los 60 kilos de carne por año”.