En el día de hoy, 1 de junio, se celebra el Día Mundial de la Leche, fecha que instaurada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La leche, como se sabe, es un alimento esencial para el ser humano, ya que contiene nutrientes que contribuyen al adecuado crecimiento y desarrollo. Por lo que se busca desde el sector productivo mejorar cada vez más la calidad de la misma.
”Para obtener una mejor calidad en la leche, controlar la mastitis y atender la higiene en el tambo son tareas primordiales para el productor lechero”, comenzó explicando a Clarín Rural Mario Sirvén, médico veterinario y asesor en el manejo y bienestar del ganado lechero.
En primer lugar, explicó que la principal enfermedad de la vaca que afecta directamente la calidad de la leche es la mastitis. Esta es la más difundida en los tambos y la que más pérdidas económicas produce en todo el mundo. “Es una enfermedad infecciosa en la cual los microorganismos ingresan principalmente a las ubres de las vacas lecheras, porque son de gran tamaño, mucho más sensibles de infectarse que una ubre de vaca de cría”, indicó.
En este sentido, aclaró que las pérdidas económicas para el productor son por diferentes factores. “Una ubre infectada no sólo produce menos leche durante la infección, sino que las vacas que se curan producen después menos leche porque tienen menos tejido glandular funcional. Además, los tratamientos son costosos. y la leche con antibióticos no puede entregarse a la industria láctea, por lo que esa leche se descarta. También, la vaca tiene menor eficiencia reproductiva”, describió.
Según explicó el especialista, hay dos tipos de mastitis: la clínica y la subclínica. En la primera, la leche se altera en forma macroscópica y por lo tanto, el personal de ordeñe la descubren, la tratan y por un tiempo, deben retirar esa leche. “En general estos tratamientos duran en total una semana”, sostuvo.
En la mastitis subclínica, en cambio, se refleja con la gran cantidad de las células somáticas que aparecen en la leche cuando hay una infección. Y se descubre una vez que la industria hace los análisis correspondiente de la materia prima.
“Las bonificaciones que produce la leche sana nunca han justificado para el productor dedicarle inversiones. Ahora, esto está cambiando de a poco. Pero el tambero tiene que saber que pierde dinero por otros temas”, relató el referente en lechería quien también se desarrolla como asesor externo en la empresa farmacéutica Boehringer Ingelheim.
Y agregó: “La calidad, en relación a la cantidad de células somáticas, mejoró mucho pero falta para poder estar a la par de los países que producen mejor calidad de leche. Estamos un escalón abajo”.
Por consiguiente, el médico veterinario aclaró que también altera la calidad de los productos que se hace con esta leche afectada. “No quiere decir que nos vayamos a enfermar. Sin embargo, la leche tiene menos rendimiento en la industria. Se hace menos queso con un litro de leche, por ejemplo, y tiene menos duración en la góndola. Se puede hacer queso de consumo rápido pero no un queso duro de alta calidad”, enfatizó.
Según destacó Sirvén, hay planes de control muy bien diseñados en los establecimientos lecheros para prevenir la enfermedad que involucran el cuidado de la higiene en las instalaciones del ordeño, la preparación higiénica de la ubre antes de ordeñar, el recambio de las pezoneras en las máquinas para ordeñar, tratamientos de casos clínicos criteriosos y con productos de calidad, la desinfección del pezón luego y, muchas veces, antes del ordeño.
Por último, aclaró que hay dos puntos principales que están relacionadas estas dos temáticas mencionadas, como es el bienestar de las vacas y el bienestar del personal.
“Se fue tomando conciencia sobre todo cuando se intensifican los sistemas de producción ya que se producen en grandes productoras”, concluyó.