El agua volvió en la primera semana de abril, tras 4 meses y medio de ausencia generalizada. Pero después del 10 de abril, a pesar de que había excelentes condiciones para que se produzcan nuevas lluvias, llovió muy poco en la región pampeana. Ante las incertezas que sigue generando el clima, charlamos con él para conocer qué señalan los grandes indicadores del clima para este otoño, y ya más adelante, para la siembra gruesa.
¿Abril va a cumplir con las lluvias que el trigo necesita?
“Va a haber lluvias cuasi normales. La sequía quedó atrás”, enfatiza Aiello. Aclara que “las lluvias de abril obedecen a que justamente se rompió el bloqueo que inhibía las lluvias y que fue el causante de la sequía. Al debilitarse los centros de alta presión, comienzan los pasajes de frente a tener una buena actividad. Y si hay humedad en la atmósfera, como hay en este momento, empezarán a generarse las lluvias”.
Cuenta tambien que abril está mostrando una interesante actividad, “para este miércoles 18 un frente estará ingresando por el sur de Buenos Aires. El jueves irá ganando terreno por el oeste de La Pampa, sur de Córdoba, y el viernes podría estar llegando al centro de la región núcleo, a Rosario. Puede haber milímetros generalizados de 20 a 30 mm, pero puede dejar montos más importantes en algunos lugares puntuales. Y la semana que viene va a haber otra oferta interesante”.
“No hay ningún indicador de perturbación hacia arriba o hacia abajo para los próximos seis meses. Eso significa que se va a poder sembrar el trigo, que va a tener un arranque adecuado y un desarrollo bueno”.
El escenario de clima que viene para la próxima campaña gruesa
Tras tantas malas noticias que dejó el clima en este último tiempo, empieza a mejorar el panorama para Argentina. Aiello asegura que “si los indicadores del Niño se intensifican un poco o siguen sostenidos como es de esperar, también vamos a tener una provisión adecuada de humedad por escala grande. Esto es una muy buena noticia para el desarrollo de la campaña gruesa próxima”.
A continuación la charla completa con el Dr. en Ciencias Meteorológicas José Luis Aiello.
—José Luis, ¿por qué la sequía fue tan intensa?
Habíamos anticipado una Niña débil. Pero a partir de principios de noviembre tuvo lugar un factor regional que se denomina “bloqueo”. Centros de alta presión se instalaron en el Atlántico, en el Pacífico y en altos niveles de la atmósfera. A un efecto evidente del Pacífico se acopló un mecanismo regional bastante inusual, que intensificó La Niña. Esto inhibió los mecanismos precipitantes, generó lo que yo denomino “La Sequía Perfecta”.
—A mediados de enero, dijiste que “las lluvias importantes serán para Brasil y en Argentina habrá que dar las gracias por cada milímetro que llegue” (https://bit.ly/2H6IEQj ). Hablamos de un bloqueo seco, me decías que se da cuando se instala un sistema de alta presión atmosférica en el país y puede durar entre 10 y 15 días. Pero esto duró mucho más. ¿Tuvo que ver el cambio climático? ¿Se pueden repetir con más frecuencia fenómenos del estilo?
—Sí, claro que sí. La principal característica del cambio climático es que expone a la atmósfera a un estado de inestabilidad, aumenta la volatilidad. Por lo tanto, son más frecuentes estos bloqueos, los pulsos de calor, los pulsos de frío intenso y las grandes precipitaciones en períodos cortos de tiempo. La atmósfera está en un estado muy inestable y, si bien estos bloqueos existieron siempre, ahora van a aparecer con mayor frecuencia.
—Frente a estos cambios en la atmósfera, ¿qué puede hacer el productor para minimizar el impacto?
—El productor, en primer lugar, tiene que agudizar la toma de seguros porque estos fenómenos son muy difíciles de pronosticar. En segundo lugar, asesorarse bien. En cuestiones climáticas, el 80% de lo que se publica son repeticiones sin citar la fuente. Recurrir a informaciones confiables permite al productor hacer un mejor diseño de su siembra. Cuando aparece El Niño o La Niña, el primer indicador es el de gran escala pero también eso va acompañado de los mecanismos regionales. Desde GEA se siguen permanentemente estos acoples con una red de mediciones de estaciones meteorológicas. Por eso somos “cazadores de anomalías”, que continuamente vamos anunciando.
—En abril volvió el agua. ¿Las lluvias van a alcanzar a llenar los perfiles de los suelos para la siembra de trigo en la región pampeana?
—Justamente, las lluvias de abril obedecen a que se rompió el bloqueo que inhibía las lluvias y que fue el causante de la sequía. Al debilitarse, los centros de alta presión comienzan los pasajes de frente a tener una buena actividad. Y si hay humedad en la atmósfera, como hay en este momento, empiezan a generarse las lluvias. Ahora, respecto a si van a alcanzar, depende del estado que tenían las reservas de humedad en los suelos antes de esta lluvia. Para hablar en términos generales, hubo una muy buena recomposición de reservas del centro al este del país, en el este de Córdoba. En cambio, la recuperación ha sido muy pobre en toda la zona de La Pampa y hacia el oeste de la República Argentina, como en oeste cordobés.
—¿Por qué no llega el agua al oeste?
—Porque ahora aparece otro tema que es muy importante: entramos en el semestre frío y climatológicamente las lluvias disminuyen. Esto no tiene nada que ver con el bloqueo. Si se toma la media de lluvia en el observatorio de Córdoba, por ejemplo, en el mes de noviembre hay 130 mm de promedio y en julio 5 mm.
—¿Qué tendencias climáticas hay para la campaña de trigo?
—Las lluvias van a ser cuasi normales. No hay ningún indicador de perturbación hacia arriba o hacia abajo para los próximos seis meses. Eso significa que se va a poder sembrar el trigo, que va a tener un arranque adecuado y un desarrollo bueno. En este momento La Niña está debilitándose. Llegó a una intensidad moderada hace un par de meses y ahora estamos llegando a un evento neutro. El pronóstico es que vamos a transitar con neutralidad o con un Niño débil, y eso es fantástico para la provisión de agua en Argentina.
—¿Ves entonces con optimismo la campaña fina y la gruesa 2018/2019?
—Sí, absolutamente. Si los indicadores del Niño se intensifican un poco o siguen sostenidos como es de esperar, también vamos a tener una provisión adecuada por escala grande para el desarrollo de la cosecha gruesa. Por eso, soy optimista para el clima que sigue de acá en más. Por supuesto que a esto hay que ponerle signos de interrogación: ¿Qué va a pasar con los efectos regionales? Cuidado. Los bloqueos pueden ser hacia situaciones secas o húmedas. Muchas veces tuvimos situaciones donde el bloqueo fue húmedo y tuvimos lluvia permanente durante varias semanas.
—¿Cómo en abril del año pasado…?
—Exacto. Ahí lo que se generó es un episodio húmedo que puede intensificar al Niño, pero también puede haber períodos críticos de situaciones de pocas lluvias y eso perjudicar al cultivo que necesita el agua en ese momento. Por eso hay que ser para cuidadoso para entender cuáles son las escalas. En nuestras notas nunca se va a leer que “vamos a tener un junio lluvioso, o vamos a tener un julio muy frío”. Eso no se puede decir porque si no podemos pronosticar bien los próximos diez días… ¿cómo voy a decir que podemos pronosticar bien los primeros diez días de julio?
—El 10 de abril fue el Día del Investigador Científico. ¿Cambio mucho la carrera desde cuándo egresaste?
—¡No te imaginas cuanto! Hoy las cosas cambian todos los días. Yo estoy muy involucrado en todo lo que tenga que ver con la tecnología y con la innovación. Investigadores jóvenes de mi grupo están haciendo desarrollos de punta. Hoy casualmente me consiguieron una revista de la Bolsa de Comercio de hace 10 años, en donde en una nota hablábamos de los satélites. En ese momento eran administrados por organismos nacionales, pesaban varias toneladas y costaban cientos de millones de dólares. Hoy tenemos los nanosatélites. La tecnología ahora permite hacer un satélite, con el lanzamiento incluido, con un costo menor a 100.000 U$S. Los nanosatélites son una tecnología distinta que era impensable hace 10 años y esto es una metáfora de lo que está pasando con la tecnología.
—¿Por qué con tantos avances seguimos sin poder pronosticar de acá a cinco días?
—Es porque el sistema atmosférico físicamente es muy complicado. Es un fluido que tiene fase líquida, fase sólida y fase gaseosa, altamente inestable y turbulento. Nosotros usamos ecuaciones físicas que fueron enunciadas ya hace dos siglos y que no tienen solución analítica. El Dr. Eduard Lorenz, un gran meteorólogo fallecido en 1969, demostró que no había soluciones más allá de siete días. Hasta hoy, nadie pudo demostrar lo contrario. El pronóstico es una cosa muy complicada para nosotros. Pero también lo es para la biología, las ciencias sociales, la economía, etc. Entonces hay que distinguir entre los tipos de pronósticos que son de corto plazo, que tienen una duración de cinco días, y los climáticos que tienen 7 u 8 indicadores para tratar de entender la tendencia que vamos a tener.
—¿Por eso siempre insistís en seguir los indicadores climáticos y no dejarse llevar por los pronósticos mágicos que muestran con detalle lo que puede pasar en un mes o más?
—Exacto, por eso se concretó el proyecto GEA en la Bolsa de Comercio de Rosario. Con 36 estaciones siguiendo la región núcleo, se genera información meteorológica muy precisa con la escala adecuada para la problemática de las estimaciones. Y cuando esa información se acopla al monitoreo de los cultivos, creo que se explica la gran repercusión en el sector y en los medios que tiene el proyecto. Se utiliza información satelital, una red de 36 estaciones automáticas que ya cumplió 11 años con un rendimiento fabuloso. Yo estoy muy contento de que la Bolsa de Comercio de Rosario, que tiene otros propósitos, haya instalado un Proyecto de Tecnología así, y de que haya tenido tanto éxito.