Con apoyo del INTA, las 44 familias de la comunidad aborigen de Varas, en la quebrada jujeña, lograron reducir toda una jornada de trabajo a apenas una hora y media. En el mismo proceso, además, obtuvieron mayor eficiencia productiva y mejoraron la sanidad de los rodeos. La clave del logro: un proyecto que se propuso optimizar las instalaciones ganaderas.
Desde tiempos inmemorables, el sistema productivo en los valles de altura de Salta y Jujuy está direccionado hacia lo caprino y lo ovino. Sin embargo, desde hace más de una década, el aumento sostenido de la ganadería vacuna, la posiciona en otro lugar de importancia. Así, se abrió camino como una posibilidad concreta de mejora económica para los productores y de desarrollo territorial y social para todos los habitantes.
En la localidad jujeña de Varas, al noreste del departamento Humahuaca y en el límite con Salta, se afianza un crecimiento sostenido en la producción vacuna, empujado por el esfuerzo de los campesinos y por la mejora tecnológica, por ejemplo, en las instalaciones productivas.
“La creación de nuevas instalaciones ganaderas comunitarias les brindará a los productores el acceso a una manga, antes impensado”, dijo Laura Califano, jefa del INTA Humahuaca –Jujuy–. “Esto facilita la vacunación, el desparasitado de los animales y el control general del rodeo, dejando atrás técnicas artesanales de enlazado que dificultan y demoran las tareas”, contó.
De acuerdo con la extensionista, la estrategia contempla la asistencia para la construcción de mangas en otros puntos geográficos de la zona, que posean accesos directos a los vehículos para que se facilite la comercialización y el traslado del ganado en pie.
Esta experiencia surgió en el año 2015. Entonces, un grupo de campesinos, integrantes de una comunidad aborigen de 44 familias de Varas, plantearon al INTA y al municipio de Humahuaca la necesidad de mejorar las condiciones generales de tratamiento y control sanitario de sus animales. El objetivo era claro: dar un paso hacia adelante en la producción y la comercialización.
Tomando como base otras técnicas implementadas en el departamento de Iruya, en la vecina provincia de Salta, surgieron nuevas instalaciones para los corrales que reemplazan a las tradicionales –elaboradas con pircas de piedra– que, al final del día, ralentizan todos los tratamientos sanitarios obligatorios y de rutina. La nueva infraestructura comunitaria, instaladas por técnicos de la Agencia de Extensión Rural del INTA en Humahuaca, tratan a 40 animales en una 1 hora y 20 minutos, un trabajo que de forma artesanal demanda una jornada completa.
“Este trabajo requería de la contratación de tres ‘pialadores’ y, en el caso de que un animal se lesionara en la tarea, implicaba muchas veces su sacrificio”, contó la jefa de la agencia.
“Fue muy fácil, un trabajo liviano”, expresó Agustín Solís, pequeño productor de Varas, tras vacunar su rodeo por primera vez en las nuevas instalaciones. “Me llevaba un día vacunar al lazo. Ahora termino en una hora y media. Se ahorra tiempo y esfuerzo”, agregó.
En la misma línea, Elías Frite, coordinador de la comunidad aborigen, expresó: “Me pareció bastante buena esta práctica, es muy rápida. En una pialada tal vez estás medio día para voltear 50 cabezas. Hay una ventaja técnica total”. Frite, quien resaltó el acompañamiento de la municipalidad, también señaló que el sistema evita golpear a los animales, con impactos que muchas veces pueden resultar fatales.
Nuevas técnicas para el manejo animal
La proyección de las nuevas instalaciones comunitarias bovinas están enmarcadas en un proyecto impulsado por el INTA que busca fortalecer los procesos de desarrollo territorial de la Quebrada de Humahuaca y los valles de Altura, instrumentado dentro de un Proyecto Regional con Enfoque Territorial (PRET). Sustentadas en corrales, mangas, bretes y cargadores, las obras mejorarán no solamente las condiciones de manejo de los animales evitando daños, sino que también dan un marco de seguridad para las personas.
Bajo estas nuevas técnicas se pueden realizar tratamientos, vacunaciones, separar los rodeos por categorías, implementar prácticas reproductivas y tomar muestras para el estudio de enfermedades. Todos tratamientos ciertamente impensados años atrás.
El proceso organizado por la misma Agencia de Extensión Rural de Humahuaca del INTA se resume en tres momentos: uno destinado para la investigación, otro para el aprendizaje y la capacitación y, finalmente, uno para la acción o puesta en funcionamiento del proyecto.
A principios de diciembre, junto con 40 productores de la comunidad aborigen, se realizó una jornada a campo e inauguración de las primeras instalaciones ganaderas comunitarias para bovinos con un corral que combina técnicas y materiales tradicionales, junto a una manga construida con tecnologías de otras regiones.
Rodeos en movimiento
El territorio de la Quebrada de Humahuaca y los Valles de Altura de Salta y Jujuy comprende 14.830 kilómetros cuadrados. Posee un relieve accidentado con grandes cambios de temperatura y precipitaciones disímiles y, en consecuencia, una gran diversidad en la vegetación.
En esa región, la ganadería bovina se caracteriza por ser extensiva, donde la trashumancia –el movimiento continuo de los rodeos para el pastoreo– es una práctica habitual.
Mediante los movimientos de trashumancia se trasladan los animales desde las zonas más altas a otras de menor altura para aprovechar, según la época del año, las distintas especies forrajeras naturales para la alimentación. “Las vacas están preparadas para moverse en pastizales de altura que van desde los 3.500 metros hasta los 1.300”, contó Califano.
Si bien los rodeos pasan la mitad de año en cada región, en general en las más altas los campesinos poseen sus viviendas con mejores accesos y donde se realizan finalmente las tareas de manejo. Desde abril-mayo hasta octubre-noviembre los campesinos se sitúan en las zonas de menor altura de bosques y selva.
Tras un paulatino pero sostenido crecimiento que se arrastra desde 2002, hoy cada rodeo está compuesto en promedio por 36 animales de tipo mestizo, con un mínimo de 10 y un pico de 115 bovinos. Estos rodeos poseen en promedio 35 % de vacas, 21 % vaquillas, 20 % terneros y novillos respectivamente y un 4% de toros, según un análisis hecho por la Agencia de Extensión Rural de Humahuaca del INTA. “Solo en el departamento de Iruya el stock vacuno creció en un 63 % desde 2002 a 2015 según datos surgidos de la vacunación anti aftosa”, expuso Califano.
Dentro del rodeo, en general, los productores destinan un animal al año para autoconsumo y tres para la venta en la ciudad vecina de Humahuaca, con valores que oscilan entre los $6.000 a $8.000 por animal.
Dar respuesta a los problemas
Para las 44 familias que habitan la comunidad, el consumo de carne vacuna está relacionado, culturalmente, con un momento de agasajo y de reunión. El desafío por delante es agregar un mayor valor económico y comercial a su producción para que el consumo de esta carne se fortalezca por fuera de la comunidad.
“Estamos pensando en solucionar lo que nos plantean los productores y abastecer de carne bovina a otras regiones con la posibilidad de venta de ganado en pie de novillos para que se engorden en otras zonas. La idea es identificar los problemas y seguir profundizando sobre las características de los animales, como el peso y la calidad”, desarrolló Califano.
Como casi toda la población de la región, en su mayoría de pueblos originarios, los problemas comunes se resumen aún hoy en una baja productividad, poca visión en la comercialización y negociación frente a otros jugadores y el desconocimiento para adaptar tecnología. En todo este contexto, la mejora en infraestructura y servicios en la producción, principal fuente de ingreso, es trascendental. En ese camino, donde pocos actores sociales suelen estar, el INTA dice presente apoyando el desarrollo territorial con tecnología, asesoramiento y visión estratégica de futuro.