Se trató de un embrión de oveja que lleva células humanas y que tendría la ventaja de no generar rechazo en los pacientes que necesitan trasplantes.
Entre mitos de los antiguos griegos, se incluía a la quimera, un monstruo con
cabeza de león, cola de dragón y cuerpo de cabra, que respiraba encendidas y
horribles llamas.
En cambio, para los científicos de hoy, las quimeras son organismos con
potenciales beneficios para la humanidad porque pueden ser la fuente de órganos
para millones de personas en el mundo que sufren enfermedades y están en lista
de espera. En esa dirección, el científico y veterinario argentino Pablo Ross
acaba de presentar en el último congreso de la Asociación Estadounidense para el
Avance de las Ciencias (AAAS), en la ciudad de Austin, los resultados
preliminares de la primera quimera oveja-humano que se obtiene en el mundo, un
paso significativo de la biotecnología con miras a conseguir más órganos para
trasplantes, sin que el cuerpo del paciente lo rechace por ser de una especie
diferente.
En términos científicos, una quimera consiste en un organismo que contiene
material genético de dos especies, pero no hay mezcla del ADN, contó Ross en
diálogo telefónico con Infobae.
El investigador contó por qué produjo el desarrollo de la quimera
oveja-humano. "Hasta hace una década, la producción de animales para obtener
órganos para trasplantes -que se llaman xenotrasplantes- era casi de ciencia
ficción. Se lo pensó como una alternativa para superar la escasez de órganos
humanos para trasplantes, pero la generación de esos animales enfrentó muchos
obstáculos", afirmó el investigador, que tiene 40 años y se fue a vivir a los
Estados Unidos en 2003 para hacer su doctorado en temas de reproducción animal
en la Universidad del Estado de Michigan, con el argentino José Cibelli.
Una de las barreras es que el sistema inmune humano tiende a "gatillar" algún
tipo de rechazo contra los órganos de otra especie. Otra limitación es que se
pueden transmitir infecciones del animal al paciente. Por eso, un camino para
sortear esos inconvenientes es diseñar las quimeras. La idea es implantar
células madre humanas en el embrión de otra especie para que se diferencien y
lleguen a formar un órgano que finalmente sería trasplantado a pacientes.
“ El científico argentino Pablo Ross en su oficina de la
universidad de California, en Davis, Estados Unidos. Esta primera quimera
oveja-humano establece un paso significativo de la biotecnología, con miras a
conseguir más órganos para trasplantes.”
"Durante esta última década -señaló Ross a Infobae– se hicieron avances con
un tipo específico de células madres y se obtuvieron las primeras quimeras de
ratas y ratones. Ese avance demostró que es posible generar un órgano de una
especie en el embrión de otra. Y que se puede trasplantar ese órgano
exitosamente a la primera especie, sin la necesidad de inmunosupresión a largo
plazo". Ese resultado fue alcanzado en 2010 por el equipo del científico
Hiromitsu Nakauchi, de la Universidad de Tokio, en Japón, cuando se produjo un
páncreas de ratón dentro de ratas (y también se logró al revés). Ahora se lo
piensa como una estrategia para el tratamiento de diabetes para el futuro.
Desde 2010 en adelante, Ross se instaló en su laboratorio de la Universidad
de California, en Davis, Estados Unidos, y se sumó al desarrollo de quimeras con
otras especies. Lo intentó con cerdos y ovejas, porque son modelos animales más
adecuados por su tamaño, fácil manejo y un intervalo de recambio generacional
relativamente corto. Con Juan Carlos Izpisúa Belmonte y Jun Wu, del Instituto
Salk de Estudios Biológicos, y las argentinas Marcela Vilariño y Yanina
Bogliotti, que forman parte de su equipo, entre otros científicos, Ross publicó
los detalles de la primera quimera cerdo-humano en la revista especializada Cell
en enero del año pasado.
También demostró que es posible producir tanto un cerdo como una oveja sin
páncreas, a través de trabajos que se difundieron en la revista Scientific
Reports. Esos animales se desarrollaron a partir de que el equipo de Ross usó
una técnica de edición genética, que se conoce por sus iniciales CrisPR/Cas9. Al
aplicar la técnica en pre-embriones de ovejas y cerdos, inhibieron la activación
de un gen que es clave para que el páncreas se forme en los animales. Después de
todos esos experimentos, sólo faltaba la quimera de oveja con células humanas. Y
Ross la hizo, y lo difundió en el congreso de la AAAS en Austin.
"En mi laboratorio, cultivamos los células humanas, y los introdujimos en los
embriones de ovejas comunes. Se recuperaron embriones de 28 días y ahora estamos
analizando en qué tejido se encuentran las células humanas", comentó. "Cada
embrión sigue siendo de oveja, con forma de oveja, órganos de oveja, tamaño de
oveja, pero tiene también algunas células humanas. Por ahora, la quimera tiene
una célula humana por cada 10.000 de oveja", detalló. El objetivo inicial es ver
si las células humanas se integran al desarrollo de la oveja, y si lo hacen con
qué eficiencia y en qué órganos o tejidos. Las células humanas fueron provistas
por el grupo de Hiro Nakauchi, de la Universidad de Stanford, y el
financiamiento de la investigación estuvo a cargo del Instituto de Medicina
Regenerativa de California (CIRM).
"Considero que la quimera oveja-humano es un paso importante, y fue lograda
por el equipo de Ross, que ha demostrado un gran desempeño. Es una gran
búsqueda, que deberá seguirse para obtener órganos para trasplante", dijo a
Infobae Daniel Salamone, investigador del Conicet en la Facultad de Agronomía de
la Universidad de Buenos Aires, quien también intenta desarrollar quimeras de
organismos, con la idea de preservar especies en peligro de extinción.
“Algunos pueden objetar que se produzca un ser vivo para luego
sacarle un órgano, pero se considera que los millones de seres humanos en lista
de espera es un argumento válido para llevar a cabo este tipo de
investigaciones”.
"No sabemos todavía cuál de las dos especies, el cerdo o la oveja, va a
funcionar primero para trasplantes de órganos. Por eso, estamos intentando con
las dos especies. A futuro, podría haber preferencia por uno o por otro según el
órgano que se quisiera generar", afirmó Ross. Es que si todo funcionase bien, la
tecnología de las quimeras permitiría generar órganos con las células del propio
paciente, e implicaría compatibilidad perfecta. De esta manera se evitaría el
uso de tratamientos de inmunosupresión, que es uno de los problemas actuales del
trasplante de órganos.
"También se podría esperar que el órgano trasplantado dure más tiempo de lo
que hoy duran los órganos a partir de personas fallecidas. Esto sería porque
como el órgano sería producido a partir de células del propio paciente, el
sistema inmune no lo atacaría", expresó Ross.
Los pacientes de diferentes enfermedades podrían beneficiarse: "Un ejemplo es la insuficiencia cardíaca, que sufren millones de personas en el mundo, y cuesta miles de millones de dólares en medicamentos, consultas médicas, y cirugías. Si se pudiese trasplantar un corazón nuevo, lo más probable es que se terminarían todos los problemas, con mejor vida para el paciente". Claro, si bien las aplicaciones potenciales son muchas, los trabajos con quimeras están recién en pañales. "Hay largo trecho por recorrer para llegar a lograr un trasplante desde la quimera a un paciente".
Por Valeria Román