BARCELONA.- El precio de la leche argentina sigue alto en comparación con otros países productores, como España e Italia. Y una situación similar se da con otros lácteos, como yogures y quesos untables. En las principales ciudades argentinas, el sachet de un litro oscila entre los 18 pesos y casi los 30 pesos en función de la marca; mientras que la caja de larga vida llega a los 35 pesos.
Mientras que en ciudades como Barcelona o Madrid el litro de leche fresca se paga entre 80 y 90 centavos de euro (unos 22 a 24 pesos), el de la larga vida cuenta entre un euro y 1,30 dependiendo de la marca (entre 25 pesos y 26,50 pesos), en Roma pasa a unos 25 pesos en el primer caso y entre 28 pesos y 30 pesos el litro de leche de caja.
En el caso de los yogures, mientras que en la Argentina el precio por kilo llega a los 85 pesos (al considerarse el valor por kilo de yogures en pote), la media europea es de unos tres euros (75 pesos). Incluso, las mismas marcas que se venden en la Argentina registran precios más bajos en los supermercados españoles e italianos.
En 2017, la producción lechera en la Argentina alcanzó los 9895 litros, lo que marcó una nueva caída interanual; esta vez del 0,5%. En 2016 respecto a 2015 se había contraído un 12,5%. En la región, Chile, Uruguay y Brasil lograron marcar registros positivos de producción según datos del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA).
La baja de la producción argentina coincidió con una caída de las ventas en el mercado interno del 1,6% global con un pico de 16,6% en el caso de leche refrigeradas. En la Unión Europea, en cambio, aumentó la producción. El 58% de la leche europea se transforma en cooperativas, nivel que llega al 90% en los Países Bajos, según registros del European Milk Board.
En España, donde desde hace dos años se registra un cierre significativo de tambos (hoy hay unos 15.000 frente a 17.000 en 2015), el año pasado se alcanzaron casi 7000 millones de litros de leche, que no alcanzan para cubrir la demanda interna que es de 9000 millones de litros. La mitad del mercado está en manos de lácteas francesas (Lactalis y Danone), mientras que la primera española que aparece en el ranking es Industrias Lácteas de Asturias.
Los tamberos españoles se quejan de que -pese a una ley sancionada hace cinco años para equilibrar las relaciones comerciales entre los diferentes operadores de la cadena de valor-, los distribuidores continúan manteniendo un destacado poder negociador, lo que les permite imponer precios.
El año pasado, un informe del Centro de Almaceneros, Autoservicios y Comerciantes Minoristas de Córdoba destacó que el precio al consumidor de la leche de Argentina era el segundo más caro entre 36 países; la situación no varió mucho. En 2017, el valor en la Argentina "rompió la media internacional para situarse US$0,55 por encima" del valor medio.